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Buenos Aires
El 13 de septiembre se celebra en Argentina el Día del Bibliotecario en conmemoración de la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires (hoy Biblioteca Nacional), creada por un decreto de la Primera Junta el 13 de septiembre de 1810.
Este día se corresponde con la edición de la “Gaceta de Buenos Aires”, en la que apareció un artículo titulado Educación, escrito por Mariano Moreno, en el que informaba sobre la creación por la Junta de Mayo de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, hoy Biblioteca Nacional y de los nombramientos del Dr. Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez, quienes fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la Independencia de la República.
Por iniciativa de Mariano Moreno, la Junta Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata decretó el 13 de septiembre de 1810 la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires. Su primera ubicación fue, durante dos años, el edificio del Cabildo.
El 16 de marzo de 1812, la Biblioteca se trasladó a una sala del edificio ubicado en la llamada “Manzana de las Luces”, en la intersección de las calles Moreno y Perú. En sus comienzos funcionó con donaciones y estuvo bajo la protección de Mariano Moreno. Sus primeros bibliotecarios fueron el doctor Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez (ambos hombres de la Iglesia), a quienes sucedieron varios hombres de gran valía, como Luis Chorroarín, Manuel Moreno (hermano de Mariano Moreno), Marcos Sastre, Carlos Tejedor, José Mármol, Vicente Quesada, Manuel Trelles y José Antonio Wilde.
El 13 de septiembre fue declarado “Día del bibliotecario” en el año 1954, mediante el Decreto N° 17.650/54 establecido por el entonces presidente de la Nación Juan Domingo Perón.
Posteriormente, el presidente Arturo Illía estableció el Decreto N° 3.114/64 que complementó el anterior Decreto de Perón, decretando la obligatoriedad del asueto para todo el personal (técnico, administrativo, de servicio y maestranza) de las Bibliotecas Públicas, dependientes del Gobierno de la Nación, a efectos de facilitar la realización de los actos celebratorios que se programen para ese día.

Bibliotecario
“El ser bibliotecario, más que una profesión, es un arte, una manera de ser frente al mundo, un estado del alma, y una militancia en el campo de la cultura. Es el profesional que dedica su vida a dirigir a otros en la búsqueda de la información y el conocimiento.
El profesional bibliotecario tiene una de las actividades más sobresalientes, cimeras y hasta sagradas de la humanidad, porque son los bibliotecarios los guardianes del templo, en quienes se ha confiado las llaves que abren y cierran el tabernáculo del saber y los postigos de las grandes catedrales de las artes y las ciencias”, decía Sánchez Lihón.

Biblioteca nacional
En el año 1884 la Biblioteca Pública pasó a depender del Gobierno Nacional, y desde ese momento es conocida oficialmente como Biblioteca Nacional. El 10 de abril de 1992, la Biblioteca se trasladó al barrio de Recoleta -actual sede- entre las avenidas del Libertador y Las Heras, y las calles Agüero y Austria.
La fecha de conmemoración tiene un gran valor histórico y cultural porque la Biblioteca Nacional fue creada a inspiración del Dr. Mariano Moreno, Secretario de la Primera Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo.
Los hombres de la revolución de mayo tuvieron desde un primer momento, además de la preocupación por la libertad, de mejorar el nivel intelectual de la población y de extender la instrucción, hasta entonces privilegio de unos pocos. Por eso afrontaron de inmediato los problemas culturales con la misma decisión y diligencia con que hicieron frente a los económicos y militares.
Entre los que con mayor vehemencia estaban en esta posición se hallaba Mariano Moreno de ahí que con fecha 7 de septiembre de 1810, se publicó en la Gaceta, dispusiera la creación de una Biblioteca Pública casa de libros, donde la concurrencia de los sabios con los que desean serlo produce una manifestación recíproca de luces y conocimientos; aclara en su escrito que por fortuna tenemos libros bastantes para dar principio a la obra, solicita el concurso patriótico de todos. Así es que se emplaza en la “manzana de las luces” en lo que es la esquina de calle Perú y Moreno. En dos meses recibe donaciones por 30.000 pesos y 4.000 volúmenes y designa bibliotecarios a Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodriguez. Además de libros, adquirió mapas, reunió documentos, inició una sección de historia natural y comenzó una colección de monedas.
Funcionaría allí en ese domicilio hasta que el Presidente Roca decide trasladarla a México 564 el día 27 de diciembre de 1901.