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Caleta Olivia
Profesionales y estudiantes, pequeños grupos familiares en general son básicamente quienes componen el grupo de ciudadanos venezolanos que comenzaron a llegar a Santa Cruz, y de hecho la primera ciudad que los acoge es Caleta Olivia.
Desde que se profundizó la crisis económica del país caribeño, y se transformó en una “crisis humanitaria” con un masivo éxodo de personas hacia los países cercanos, la Argentina comenzó a ser receptora de inmigrantes venezolanos.
Este año, las condiciones paupérrimas a las que expone el gobierno de Nicolás Maduro a sus compatriotas agravaron la situación e incrementaron el número de expatriados, que llegan a la capital de nuestro país.
Pero luego de permanecer en Buenos Aires, muchos venezolanos se arriesgan a adentrarse en las provincias, y la tendencia comenzó a ser la de dirigirse hacia el sur, como una “tierra de oportunidades”.
Gastronomía (mozos y cocineros) y la atención al público en comercios son los rubros en los que se puede comprobar que los venezolanos están dispuestos a trabajar de “cualquier cosa”, incluso aunque cuenten con títulos universitarios, y trayectorias profesionales, en contaduría, medicina y abogacía.

Inmigrantes
En Caleta Olivia hay unas 30 familias que ya se encuentran “instaladas”, mientras recorren la zona norte en busca de las mejores oportunidades.
Según un relevamiento, de esas 30 familias el mayor porcentaje proviene de la ciudad de Maracaibo, una ciudad situada al noroeste de Venezuela. Es la capital del estado de Zulia y el punto neurálgico de la industria petrolera del país.
“Por la situación del país en noviembre me fui a Perú, donde estuve unos meses y decidí venir a la Argentina” le dijo a Diario Más Prensa, Jesús quien hace tres meses arribó a Caleta Olivia, previa breve escala en Buenos Aires.
“Como tenía familia en Caleta Olivia, decidí venirme directamente”, cuenta y asegura que por el momento su actividad esta centrada en la venta callejera de productos dulces.
Otro caso, es el de Michelle quien llegó a la ciudad hace dos meses desde Barinas.
Barinas, es la ciudad natal de “el comandante” Chávez y es uno de los veintitrés estados que, junto con el Distrito Capital y las Dependencias Federales, forman la República Bolivariana de Venezuela.

Contexto internacional
El éxodo de venezolanos está generando tensiones sociales en los países vecinos y pone en evidencia la falta de coordinación de los gobiernos de América Latina para enfrentar la peor crisis humanitaria regional en tiempos de paz.
Según la ONU, 2,3 millones de venezolanos (7,5% de la población de 30,6 millones) vive en el exterior, de los cuales 1,6 millones se han ido desde 2015, cuando arreció la crisis. Alrededor un millón ha migrado hacia Colombia, según el gobierno de ese país. Perú, Chile, Ecuador y Argentina también están entre los principales destinos.
En nuestro país ocupan el 25% de las radicaciones de extranjeros y son unos 70.000 que llegaron en los últimos tres años. En Brasil, donde los ingresos se dan principalmente por el paupérrimo estado amazónico de Roraima, más de 50.000 han solicitado refugio político o tramitado pedidos de residencia temporaria. En Ecuador se convocó a una reunión regional los próximos lunes y martes, mientras Colombia y Perú decidieron compartir una base de datos de migrantes. Perú declaró además la emergencia sanitaria en su frontera con Ecuador.

Las otras comunidades de inmigrantes que crecieron

Según un informe de la Dirección de Migraciones, el 25 % de los inmigrantes que ingresaron al país este año fueron venezolanos; una cantidad que supera la llegada de ciudadanos Paraguayos y Bolivianos.
Vale mencionar que desde el 2.000 en adelante, fue la comunidad boliviana la que mas creció en la zona sur del país, y en provincias como Santa Cruz o Chubut, superaron a los inmigrantes chilenos que históricamente se afincaban en la Patagonia. Ahora, el fenómeno de las llegada de Venezolanos a Santa Cruz se puede comprar con la ola inmigratoria de ciudadanos de Republica Dominicana. (ver aparte).
En todos los casos la llegada y radicación provisoria o precaria de centroamericanos en nuestra provincia tiene relación directa con las posibilidades de hallar un empleo, y de este modo, se suman al mercado laboral en sectores que los argentinos descartamos o no consideramos como “trabajo genuino”, concepto que se acuñó luego de las crisis del 2001, cuando los desocupados piqueteros reclamaban ingresos en el sector petrolero, descartando las “bolsas de empleo” que en muchos casos incluían medias jornadas y trabajos eventuales.
Este “nicho” del empleo, muchas veces descartada por los argentinos, es el que aprovechan los extranjeros y actualmente, los venezolanos. En el caso de los bolivianos, en esta zona se vincularon principalmente en dos sectores, la pesca – fileteros de plantas pesqueras – y en la construcción – pequeñas empresas familiares – y con un crecimiento exponencial, esta comunidad creció hasta transformase en una de las mas importantes a nivel comunidad.
Incluso hay barrios que han adoptado la fisonomía del altiplano, con sus colores y con sus tradiciones.
Por otra parte, la otra comunidad de inmigrantes que tuvo un crecimiento sostenido es la dominicana.
A fines de los 90 y sobre todo en la primera década de este siglo, fueron mujeres dominicanas las que arribaron en busca de empleo y en principio se vinculaba a la actividad en bares nocturnos, y la prostitución (victimas de la “trata de personas”). También el empleo como personal domestico fue una de las actividades en las cuales las mujeres dominicanas lograron insertarse de alguna forma en la actividad laboral. Pero luego, al afincarse la inmigración comenzó a ser de tipo “grupo familiar” y en la actualidad desarrollan diversas actividades; la más notoria en peluquerías y barberías; aunque la comunidad se desataca por el cuentapropismo y pequeños emprendimientos comerciales.