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Buenos Aires
Quizá por la breve y reciente calma con la cotización del dólar o sencillamente porque una cuestión se relaciona con la otra, la imagen del presidente Mauricio Macri cayó más en la última semana en los aspectos políticos que en los económicos. Así lo muestra la encuesta que hace la consultora Management & Fit.
El sondeo, semanal y nacional, que difunde el diario Clarín, se denomina Indice de Optimismo y se divide en los dos grandes temas de la agenda de Gobierno. El Indice Global de Optimismo Político bajó a 26 puntos (cayó 0,3 respecto a la anterior medición), mientras que el Indice Global de Optimismo Económico quedó en 27,6 puntos (subió 0,3).
Cuando se analizan por separado, se profundizan las diferencias: de las 10 variables que pondera la gente en el Indice de Optimismo Político, seis dieron a la baja, tres se mantuvieron y sólo una creció. La mirada negativa sobre este punto es variada; afecta la imagen de liderazgo actual y futuro de Macri, la aprobación general del Gobierno y hasta la honestidad del Gabinete.
Tanto las expectativas como el clima político del presente tienden a la baja. Y los cambios en el Gabinete (una sola salida, del vicejefe Mario Quintana, y la degradación de algunos ministerios a secretarías) evidentemente no tuvieron impacto positivo.
Respecto a la economía, el Indice Global que elabora la consultora que dirige Mariel Fornoni muestra subas pequeñísimas, tanto en las expectativas como en la confianza actual: 0,4 y 0,1 punto respectivamente.
En este caso, se ponderan siete variables: cuatro se mantuvieron respecto a la semana anterior, dos subieron y una bajó. El mayor optimismo sigue estando en la “situación de ingresos a futuro” (48,2 puntos) y el menor, con la “situación de precios actual” (apenas 8,8).
“En este aspecto, la brecha entre las expectativas y el diagnóstico de la situación económica actual se achicó a 3,3 puntos, continuando el sendero de sinceramiento de expectativas evidenciado a partir de fines de 2017”, destaca el licenciado Juan Pablo Hedo, de M&F.

Análisis
La semana pasada Macri cumplió 1.000 días de gestión al frente de la Casa Rosada, en medio de una complicada situación económica y enfocando sus energías en evitar que se agrave el clima social.
Del baile en el balcón de Balcarce 50 a las preocupaciones que cruzan su mente, el mandatario tendrá hoy una conmemoración especial que seguramente imaginaba pasar de otra manera cuando asumió como jefe de Estado el 10 de diciembre de 2015.
Los simbólicos 1.000 días encontrarán al ex jefe de Gobierno porteño intentando atravesar con el menor daño posible la “tormenta” que golpeó -y sigue golpeando- a la Argentina, tanto por factores internos como externos: de la sequía que afectó la cosecha, al alza de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos y la crisis de otros países emergentes como Turquía y Brasil, pasando por la causa de los cuadernos.
Con actividades en la Residencia Presidencial de Olivos, el líder del PRO seguirá con atención las negociaciones del ministro de Economía y Energía, Nicolás Dujovne, con autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la ciudad de Washington.
La única reunión de la agenda oficial anunciada es por la renovación del programa “Precios Cuidados”, una de las medidas que anticipó el propio Presidente para cuidar los bolsillos de los argentinos ante la difícil situación económica.

Cambios
Lejos queda en la memoria aquella jornada festiva en la que asumió en medio de una polémica por la ausencia de Cristina Kirchner en la ceremonia de traspaso del mando.
En esa ocasión, en el Museo Casa Rosada, Macri había puesto en funciones al jefe de Gabinete, Marcos Peña; y los ministros de Interior, Rogelio Frigerio; de Defensa, Julio Martínez; de Hacienda, Alfonso de Prat Gay; de Producción, Francisco Cabrera; de Agroindustria, Ricardo Buryaile; de Turismo, Gustavo Santos; de Transporte, Guillermo Dietrich; de Justicia, Germán Garavano; y de Seguridad, Patricia Bullrich.
La nómina se completaba con Jorge Triaca al frente de la cartera de Trabajo, en Desarrollo Social asumía Carolina Stanley, en Salud, Jorge Lemus; en Educación, Esteban Bullrich; en Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; en Cultura, Pablo Avelluto; en Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman; en Modernización, Andrés Ibarra; en Energía y Minería, Juan José Aranguren; y en Comunicaciones, Oscar Aguad; y en la Cancillería, Susana Malcorra. El miércoles pasado, luego de la reformulación del Gabinete solo quedaron cuatro “sobrevivientes” que mantuvieron sus cargos originales y sus rangos ministeriales: Peña, Frigerio, Garavano, Bullrich y Stanley.