A pesar de las jornadas de estrategias y prevención, los casos siguieron registrándose.Caleta Olivia
Los casos de suicidios aumentaron considerablemente en los últimos meses en ésta ciudad y donde el miércoles se produjo otro hecho que conmocionó a vecinos de la calle Azcuénaga al 570.
Es que días atrás un hombre un hombre de 34 años de edad, identificado como Claudio Antonio Novoa tomó la drástica decisión de quitarse la vida empleando una amoladora. El miércoles último en la casa vecina de Novoa, habitaba Carlos Gustavo Oyoroa, quien atravesaba una profunda crisis depresiva y tomó la drástica decisión de quitarse la vida.
A estos dos casos, se le debe sumar otro ocurrido el 25 de noviembre, donde un hombre de 38 años de edad, de profesión enfermero, identificado como Orozco fue encontrado sin vida en su vivienda del barrio Vista Hermosa luego de producirse un incendio.
Los investigadores comprobaron posteriormente de apagado el fuego, que Orozco yacía en el suelo y con una soga atada al cuello. Las pericias revelaron que el hombre incendio intencionalmente su propiedad y posteriormente utilizó una soga para quitarse la vida.
Las fuentes consultadas detallaron que al parecer, la soga se cortó aunque Orozco quedó entre las llamas y la autopsia reveló que murió a causa de de inhalación de monóxido de carbono.

Casos
Según un informe del Ministerio de Salud de la Nación, “el número de defunciones, aumenta considerablemente en adolescentes y jóvenes y es un acto que se da más en hombres que en mujeres. El suicidio es una de las tres primeras causas de defunción en el grupo de personas de entre 15 y 44 años y es la segunda causa de fallecimientos en el grupo de niños y jóvenes de entre 10 y 24 años”.
“En la prevención del suicidio hay que tener en cuenta la modalidad clínica con la que se presenta. En ningún caso hay que banalizar el intento suicida, ya que el 20% de las personas que lo intenta una vez, vuelve a realizarlo al cabo de un año y el 50%, luego de cinco. Es muy importante pedir ayuda lo más tempranamente posible y recurrir a una consulta con un profesional a pesar de la reticencia que se expresa frecuentemente. A su vez, los familiares y amigos deben acompañar con cariño y paciencia, contener y no exigir a la persona que salga de ese estado de manera repentina”, explicó el doctor Horacio Vommaro, médico psiquiatra y Director de Psiquiatría y Salud Mental de INEBA.
En Argentina, de acuerdo a las últimas cifras del Ministerio de Salud de la Nación, el suicidio tiene una tasa del 7.2 por 100.000 habitantes. La cifra supera a la de muerte por homicidios, que actualmente es de 5.2.
Las cifras son sin dudas alarmantes y deben servir como ejemplo de la importancia de la intervención de organismos estatales y de salud en este proceso. Un análisis de las redes reveló que las búsquedas en Google relacionadas con quitarse la vida sumaron entre 900.000 a 1.500.000 entre las cuales se destacaban “prevención del suicidio” (un 23%), “línea directa contra el suicidio” (un 12%) o “canciones sobre suicidio” (60%), pero también “cómo cometer suicidio” (que creció un 26%), “suicidarse” (un 18%) o “cómo matarse” (un 9%). Pese a que se trata de un proceso individual y muchas veces oculto, siempre hay indicios de que una persona, bajo un cuadro de depresión, necesita ayuda de su entorno cercano o profesionales de la salud.
“Cada suicidio supone la devastación emocional, social y económica de numerosos familiares y amigos”, ha declarado la Dra. Catherine Le Galès-Camus, Subdirectora General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental.
“El suicidio es un trágico problema de salud pública en todo el mundo. Se producen más muertes por suicidio que por la suma de homicidios y guerras. Es necesario adoptar con urgencia en todo el mundo medidas coordinadas y más enérgicas para evitar ese número innecesario de víctimas”.
A escala global, el suicidio representa el 1,4% de la carga mundial de morbilidad, pero las pérdidas van mucho más allá. En la Región del Pacífico Occidental representa el 2,5% de todas las pérdidas económicas debidas a enfermedades.
En la mayoría de países de Europa, el número anual de suicidios supera al de víctimas de accidentes de tránsito.