Decenas de agricultores llevaron este sábado unos treinta tractores hasta la Plaza de Mayo, en protesta contra la política económica del Gobierno de Alberto Fernández.
Alrededor de 40 mil personas llegaron hasta Plaza de Mayo para acompañar a los productores autoconvocados del campo, que se encontraron previamente en el punto de encuentro de Avenida Libertador y Udaondo.
A las 15.30 comenzó el acto central donde leyeron un documento con sus demandas.
El Gobierno relativizó el tractorazo y vinculó la movilización con Juntos por el Cambio. “Defienden a un puñado de empresas y no contribuyen a la convivencia democrática”, señaló Gabriela Cerruti sobre la participación de dirigentes de Juntos por el Cambio en la marcha del campo.

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“Lamentamos que dirigentes que se proclaman republicanos hayan encabezado una manifestación cuyas peticiones caracterizan a un gobierno legítimo como de vándalos y usurpadores”, agregó la portavoz del Gobierno.
Por su parte, los ruralistas denunciaron que en Casa Rosada se negaron a recibir su proyecto Retenciones Cero.
Luego de la desconcentración, los representantes de los productores del campo contaron que se acercaron a entregar el proyecto de ley en Casa Rosada, pero que los funcionarios se negaron a recibir el documento, por lo que finalizaron la lectura del documento y desconcentraron.
Por su parte, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, se refirió al tractorazo y había manifestado: “Las retenciones no se van a aumentar”, aclaró y agregó: “Si hay algún un reclamo que valga la pena y alguna necesidad urgente la atenderemos”.

El discurso

“No queremos seguir financiando la soga con la que nos ahorcan”.
“Quienes vivimos de nuestra producción y trabajo tenemos algo que decir”, fue el comienzo de la lectura de los representantes del campo frente a la Casa Rosada.
El texto completo:
No hemos venido hasta acá para pedir que nos den una mano sino para que nos saquen las dos de encima.
Traemos una proclama sencilla: no estamos dispuesto a seguir financiando la soga con la que nos ahorcan.
Somos de los pocos países con desdoblamiento cambiario y retenciones. Padecemos además 170 impuestos que agobian a todas las actividades productivas y terminan sumándose a los precios que paga el consumidor.
Anímense a pensar un país con menos impuestos. Gasten menos. Arréglense con lo que tienen o dedíquense a otra cosa.
La receta del socialismo la conocemos y es siempre la misma: envilecer la moneda con emisión, ahogar a las actividades productivas con impuestos y empobrecer a todos para ofrecerse como solucionadores de los mismos problemas que han creado.
Cualquier solución en un mundo libre ha sido -por el contrario- permitir que quienes generan recursos sigan generándolos y los multipliquen y no expulsarlos como ocurre actualmente con jóvenes y empresas que se van. Los regímenes estatistas propician desatinos económicos que perjudican a todos pero mucho más a los necesitados y vulnerables.
No somos ciegos, las necesidades existen. Pero las necesidades son infinitas y los recursos son limitados. No se puede seguir cargando al burro que mueve la noria y menos comérselo. Para repartir riqueza primero hay que crearla y la mejor manera de distribuirla es el trabajo libre donde los beneficios vuelven a la sociedad sin necesidad de intervención estatal, que además de cara es violenta y distorsiva.
Somos responsables de haber tolerado estos disparates.
Son responsables también muchos de nuestros gobernadores y legisladores. Han resignado la autonomía federal por una indigna alianza de vasallaje feudal en la que aceptan el saqueo de las actividades productivas de sus comprovincianos a cambio de ser tratados como mendigos de lujo por el Poder Central y eventualmente ser nuevamente ungidos.
Basta de mentiras. Basta de fronteras que son un colador. Basta de entregar nuestro Mar Austral a la depredación. Basta de soltar presos y perseguir policías. Basta de someter a alumnos y maestros a la dictadura de ideólogos y burócratas. Basta de vándalos y usurpadores. Basta de opresión impositiva. Basta de sarasa.