Ante la duplicación de casos bullying en el último año, la detección a tiempo y el trabajo con la víctima para que sobrepase el acoso surgen como factores importantes a tener en cuenta.
Este lunes 2 de mayo, y a partir del año 2013, se conmemora en todo el mundo el Día Internacional contra el Bullying, con el objetivo de poder sensibilizar y dar a conocer aún más las consecuencias, así como las prácticas que trae aparejada esta problemática.
Entendiendo que el bullying consiste en cualquier tipo de acoso, ya sea psicológico, verbal, físico, así como también virtual (ciberbullying) que se efectúa de manera reiterativa sobre una persona, por un tiempo determinado, mermando así su autoestima y trayendo consigo consecuencias negativas tanto físicas como mentales para la víctima.

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Cabe destacar que en el último año, los casos de bullying en nuestro país se han duplicado, pasando de 6.200 a 12.300 de los que se tiene referencia entre el período de noviembre de 2020 y el mismo mes de 2021.
Este dato surgió de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, destacando al mismo tiempo que dos de cuatro casos de esta problemática se da a través de plataformas virtuales, el mencionado ciberbullying, entre los niños en épocas escolares.

¿Cómo afecta a la autoestima de la víctima de bullying?

La licenciada en psicología, María Sol Montes, M.N. 58672, explicó: “Por lo general, la autoestima de la víctima se ve afectada de manera negativa, donde se produce una mirada desvalorizante hacia ellos mismos, y se pueden sentir culpables y responsables de ser merecedores de esa práctica que los afecta”.
Ante lo cual, la psicóloga explica que en parte de la manipulación que surge con esta problemática en las víctimas, aparece la culpa en quien es afectado por el bullying.
“La persona afectada se siente más inhibida socialmente, tiende al retraimiento, a la introversión, a generar menos lazos afectivos e incluso, muchas veces, la postura corporal se ve modificada”, explica Montes.
Y luego agrega: “El lenguaje no verbal es también una parte crucial para ver los signos de acoso en una persona que lo sufre”. En ese sentido, “la mirada perdida” de la víctima y el “menor contacto visual” con las demás personas, son parte de estos signos.
Uno de los puntos a tener presente, tal como lo explica la profesional, es que esta problemática del bullying la generaliza la víctima, pensando que no solo esa manera de vincularse le sucederá con su acosador, sino con otras personas también. Aparecen signos de ansiedad al relacionarse, así como también manifestaciones físicas, dolores de cabeza, de estómago, entre otras.

Los signos a tener presente para detectar el bullying

Hay varios signos que son indicativos de que una criatura está padeciendo bullying en su entorno, por ejemplo, querer faltar al colegio, o regresar con golpes o cosas rotas, y también un estado de ánimo en general más desganado, entre otros tantos.
Además, la licenciada detalla que la soledad surge como uno de los signos más notables en las personas afectadas: “El no querer salir ni relacionarse es bastante notorio”, completa.
Esto mismo, explica, se puede ver visto también canalizado a través de la comida u otros aspectos que llaman la atención.
Dos de cada cuatro casos de bullying se da a través de plataformas digitales.

Cómo hablar con un niño que sufre de bullying

Sobre la mejor manera de abordar a un niño que se sospecha que sufre de bullying, Montes respondió: “Primeramente, es importante que los padres presten suficiente atención ante estos signos que comenzasen a aparecer”, aunque luego agrega que “los maestros o profesores a veces son los primeros en advertirlos”.
Ante lo cual, “es importante hablar con la niña o el niño sobre qué le está pasando, siempre a través de la pregunta, nunca emitiendo un juicio de valor”.
“Una vez esto esté detectado, y según el grado que haya alcanzado el acoso, es bueno abordarlo desde un tratamiento psicológico”, manifiesta.

Secuelas del bullying

Ya sea en la autoestima, en la forma de vincularse e incluso físicas, el bullying puede generar estas secuelas en la víctima. “El desarrollo psicosocial puede verse afectado”, explica.
“El bullying no necesariamente termina en un trastorno, pero sí pueden surgir formas que repercuten en la personalidad de la víctima”, sentencia.
A su vez, aclara que muchas veces los rasgos de personalidad, que en plena etapa de desarrollo se van construyendo, pueden verse afectados de ciertos modos.

Cortar con el bullying

Ante la pregunta sobre cómo se rompe con la relación asimétrica entre el acosador y el acosado, Montes detalla que para lograrlo es necesario enseñarle al niño a que debe aprender a poner ciertos límites. “También es muy importante hablar con los padres del acosador, porque probablemente no tenga una sola víctima, sino varias”.
La mejor manera de abordar la conversación con un niño que sufre de bullying es a través de la pregunta sobre su entorno, sin juicios de valor, y tratando de comprender cuál es su padecimiento.
Y en este punto, vuelve a hacer énfasis en la importancia de la detección de la problemática, para luego “trabajar con el niño desde la conversación, siempre con la pregunta, para ver cómo se siente y ver qué le está pasando y también trabajar el problema en una terapia, con un psicólogo”.
Es por ello que enfatiza que es fundamental hacerle entender “que no es su culpa y reforzar su autoestima”, teniendo presente que “estas cosas pasan y no son sin consecuencias, sino que son graves a la hora del desarrollo psíquico y emocional del acosado”, finaliza.

(Via Pais)