Buenos Aires
Para quienes ya están pagando un crédito, la variable más importante es la inflación y el salario. Al ser un crédito indexado, se ajustará todos los meses a la par de la inflación -tanto la cuota como el capital-.
Mariano Otálora, especialista en finanzas y director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales recordó que este año se cerraron paritarias del 15% y la inflación proyectada es muy superior, por lo que el tomador de un crédito UVA deberá utilizar un porcentaje mayor del salario todos los meses para pagar el crédito.
En paralelo, el capital adeudado también se ajustará y exigirá ser cancelado con una mayor cantidad de salarios que en el momento inicial. Otálora da un ejemplo sencillo. En un escenario en el que el salario se ajusta 15% y la inflación anual ronda el 25% -en las estimaciones más favorables-, quien tiene un sueldo de $35.000 y paga una cuota $8750 -que representa el 25% de sus ingresos- terminará cobrando $40.250 pero la cuota de su crédito llegará a $10.625. Es decir, que la nueva relación cuota ingreso es de 26,39%.
Impacto
Hay que aclarar que en la operatoria de créditos UVA hay dos sectores bien diferenciados y sobre los cuales los efectos de la suba del dólar serán distintos.
En primer lugar están aquellos que ya hicieron uso del crédito para la adquisición de la vivienda y actualmente están pagando la cuota.
En este caso en particular cabe destacar que la evolución de dicha cuota dependerá sobre todo de cómo se comporte la inflación mensual en Argentina, variable que en definitiva será la que modifique el valor final a pagar por mes.
Es indudable que una buena parte de la suba del dólar se trasladará finalmente a los precios al consumidor, generando a su vez un crecimiento del índice de inflación que repercutirá en el valor de la cuota de la vivienda.
El impacto en este caso será sobre el ingreso salarial del tomador del crédito, quien deberá destinar una mayor proporción de lo que cobra por mes para poder solventar el pago de la cuota del crédito.
Los números no son abrumadores, pero en una economía familiar en precario equilibrio cualquier desbarajuste por mínimo que parezca puede tener un fuerte impacto y hacer que se llegue muy apretado a fin de mes.
Otra cuestión que cabe preguntarse es si toda esta coyuntura económica puede llegar a poner en juego la tenencia de la propiedad: la respuesta es un rotundo no.
En caso de que la situación económica se complique en demasía y que el tomador del crédito no pueda afrontar el valor de la cuota, existe la posibilidad de que el prestador (la entidad bancaria) refinancie hasta el 25% de lo que se adeuda del crédito estirando el plazo de pago hacia el final del mismo. Es decir, habrá que pagar durante más tiempo pero la vivienda seguirá siendo propiedad de quien la adquirió.
Esperar
El otro eslabón de los tomadores de créditos UVA lo representan aquellas personas que estaban en pleno trámite para acceder a la financiación.
En este caso la situación es distinta porque se encuentran con que esta suba del dólar impacta sobre el precio de las propiedades medidas en pesos. Entonces puede ocurrir que se esté tramitando un monto de dinero que luego no alcanzará para comprar la vivienda y se termine a medio camino con un crédito tomado y sin poder liquidar la operación porque cambió el valor de venta.
Un ejemplo en números. Si alguien necesitaba 100.000 dólares para llegar a cubrir el valor de una propiedad, a principios de mayo tenía que pedir un crédito de 2.145.000 pesos para comprar esa cantidad de dólares.
Hoy, con un dólar a 25,30 pesos (cierre BNA del 14 de mayo) para comprar esos u$s100.000 que le faltan necesita $2.530.000 pesos, es decir $390.000. En este caso lo que recomiendan los especialistas es esperar que el dólar se estabilice antes de encarar la compra de una vivienda.