maximo

Buenos Aires
A los principales referentes de la organización cristinista, incluido el hijo de la ex presidente, se les vence el mandato el próximo año. Martín Insaurralde es su principal interlocutor
D´Artagnan arrancó enfrentándose a Athos, Porthos y Aramis pero las circunstancias terminó asociándolos, al servicio del rey Luis XIII, bajo el lema “todos para uno y uno para todos”.
Máximo Kirchner no es un cultor de Alejandro Dumas pero la novela de Los Tres Mosqueteros le viene justo para explicar su acercamiento a los intendentes bonaerenses, un colectivo que en otros tiempos era mancha venenosa para La Cámpora.
En este caso Luis XIII es Cristina Kirchner, quien hoy en día promete continuidad en el poder a los jefes comunales a cambio de que estos alfombren desde el distrito más populoso del país el camino de su regreso a la Casa Rosada.
El hijo de la ex presidente se encarga de los detalles con Martín Insaurralde, representante de un nutrido grupo de alcaldes que apuesta a la construcción de un gran frente electoral.
En el amanecer de la gestión macrista, el intendente de Lomas de Zamora bregaba por un pase a retiro de Cristina pero ahora sostiene que a ella sólo la puede jubilar la gente ¿Qué pasó en el medio? La elección legislativa donde la ex mandataria cosechó más del 37 por ciento de los votos bonaerenses.
Abrazado al pragmatismo, Insaurralde se convenció desde entonces que había que darle mayor continuidad a los encuentros que mantiene con Máximo en el quincho del Parque de Lomas y en el Instituto Patria.
¿Que se cocina en esas charlas? La renovación de la banca del primogénito de los Kirchner, cuyo mandato como diputado vence el próximo año.

Su provincia
El legislador llegó al Congreso en representación de Santa Cruz pero en 2019 quiere competir en los pagos de María Eugenia Vidal ¿Puede? Puede. Nació en La Plata.
Su agenda es cien por ciento bonaerense. El Día de la Lealtad, el pasado 17 de octubre, lo encontró en un acto en Merlo, junto al anfitrión y presidente del partido justicialista provincial, Gustavo Menéndez.
Del mitín participaron los intendentes Verónica Magario (La Matanza) Fernando Gray (Esteban Echeverría), Walter Festa (Moreno), Mario Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Zabaleta (Hurlingham), Gabriel Katopodis (San Martín) y el propio Insaurralde.
Diez días después, en un club de La Matanza, otra vez acompañado por los jefes comunales, encabezó un homenaje a Néstor Kirchner, a cumplirse ocho años de su muerte.
El líder de La Cámpora es el regente del proyecto kirchnerista. Su organización es la única a la que Cristina le tiene confianza ciega. Por lo tanto, no es extraño que sus integrantes negocien lugares estratégicos en las boletas.
Se especula con que Máximo será cabeza de lista. ¿Quién lo acompañará? Demasiado pronto para saberlo. Lo cierto es que a Eduardo “Wado” de Pedro y Axel Kicillof también se les vence el mandato, aunque al ex ministro de Economía lo azuzan para que sea candidato a gobernador.
Mayra Mendoza es otra dirigente que pide pista para competir. Pero, más que renovar su banca, la única mujer de la mesa chica camporista busca la intendencia de Quilmes, hoy en manos del macrista Martiniano Molina.
El destino de Andrés Larroque, en cambio, es aún incierto. Ocupa una banca en el Parlamento en representación de la Capital pero el largo brazo del “Cuervo” llega a Hurlingham, donde su cuñado, Martín Rodríguez Alberti, se quedó con la presidencia del Concejo Deliberante.
Justamente en ese bastión Máximo mantuvo un nuevo encuentro con intendentes del PJ. Sobrevolaron muchos temas candentes de la política pero evitaron los judiciales: el diputado carga en sus espaldas dos procesamientos. Uno en el marco de la causa Los Sauces. El otro por Hotesur.
El tiempo y la necesidad llevan ahora a Máximo a una suerte de “nestorización” de la estrategia. Es decir, a recobrar la relación que su padre supo amasar con el llamado “pejotismo”, convencido de que —como decía Perón— “un rancho se construye con barro, paja y un poco de bosta”.
Así, con la premisa de “trabajar para que el 9 de diciembre de 2019 sea el último día de Cambiemos en el gobierno”, La Cámpora comenzó a tirar redes hacia los cuatro puntos cardinales del mapa justicialista.
Hoy el hijo de Cristina conversa con prácticamente todos los aspirantes presidenciales, desde Sergio Massa hasta Daniel Scioli, pasando por Felipe Solá, Agustín Rossi y Alberto Rodríguez Saá ¿La excepción? Juan Manuel Urtubey.
Recuperó, incluso, la relación con Hugo Moyano, quien alguna vez lo devaluó con el apodo “Mínimo”, por una supuesta insignificancia y carencia de peso político. Y tendió puentes dentro de la burocracia sindical para llegar a Pablo, el hijo del camionero.
Para numerosos alcaldes bonaerenses Máximo se convirtió en una figura clave de la ingeniería electoral. Por eso tanto gesto de camaradería. Y por eso —como los tres mosqueteros con D´Artagnan, aunque con más oportunismo que sincera caballerosidad — lo terminaron abrazando después de años de recelos.

Buenos Aires
qA los principales referentes de la organización cristinista, incluido el hijo de la ex presidente, se les vence el mandato el próximo año. Martín Insaurralde es su principal interlocutor
D´Artagnan arrancó enfrentándose a Athos, Porthos y Aramis pero las circunstancias terminó asociándolos, al servicio del rey Luis XIII, bajo el lema “todos para uno y uno para todos”.
Máximo Kirchner no es un cultor de Alejandro Dumas pero la novela de Los Tres Mosqueteros le viene justo para explicar su acercamiento a los intendentes bonaerenses, un colectivo que en otros tiempos era mancha venenosa para La Cámpora.
En este caso Luis XIII es Cristina Kirchner, quien hoy en día promete continuidad en el poder a los jefes comunales a cambio de que estos alfombren desde el distrito más populoso del país el camino de su regreso a la Casa Rosada.
El hijo de la ex presidente se encarga de los detalles con Martín Insaurralde, representante de un nutrido grupo de alcaldes que apuesta a la construcción de un gran frente electoral.
En el amanecer de la gestión macrista, el intendente de Lomas de Zamora bregaba por un pase a retiro de Cristina pero ahora sostiene que a ella sólo la puede jubilar la gente ¿Qué pasó en el medio? La elección legislativa donde la ex mandataria cosechó más del 37 por ciento de los votos bonaerenses.
Abrazado al pragmatismo, Insaurralde se convenció desde entonces que había que darle mayor continuidad a los encuentros que mantiene con Máximo en el quincho del Parque de Lomas y en el Instituto Patria.
¿Que se cocina en esas charlas? La renovación de la banca del primogénito de los Kirchner, cuyo mandato como diputado vence el próximo año.

Su provincia
El legislador llegó al Congreso en representación de Santa Cruz pero en 2019 quiere competir en los pagos de María Eugenia Vidal ¿Puede? Puede. Nació en La Plata.
Su agenda es cien por ciento bonaerense. El Día de la Lealtad, el pasado 17 de octubre, lo encontró en un acto en Merlo, junto al anfitrión y presidente del partido justicialista provincial, Gustavo Menéndez.
Del mitín participaron los intendentes Verónica Magario (La Matanza) Fernando Gray (Esteban Echeverría), Walter Festa (Moreno), Mario Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Zabaleta (Hurlingham), Gabriel Katopodis (San Martín) y el propio Insaurralde.
Diez días después, en un club de La Matanza, otra vez acompañado por los jefes comunales, encabezó un homenaje a Néstor Kirchner, a cumplirse ocho años de su muerte.
El líder de La Cámpora es el regente del proyecto kirchnerista. Su organización es la única a la que Cristina le tiene confianza ciega. Por lo tanto, no es extraño que sus integrantes negocien lugares estratégicos en las boletas.
Se especula con que Máximo será cabeza de lista. ¿Quién lo acompañará? Demasiado pronto para saberlo. Lo cierto es que a Eduardo “Wado” de Pedro y Axel Kicillof también se les vence el mandato, aunque al ex ministro de Economía lo azuzan para que sea candidato a gobernador.
Mayra Mendoza es otra dirigente que pide pista para competir. Pero, más que renovar su banca, la única mujer de la mesa chica camporista busca la intendencia de Quilmes, hoy en manos del macrista Martiniano Molina.
El destino de Andrés Larroque, en cambio, es aún incierto. Ocupa una banca en el Parlamento en representación de la Capital pero el largo brazo del “Cuervo” llega a Hurlingham, donde su cuñado, Martín Rodríguez Alberti, se quedó con la presidencia del Concejo Deliberante.
Justamente en ese bastión Máximo mantuvo un nuevo encuentro con intendentes del PJ. Sobrevolaron muchos temas candentes de la política pero evitaron los judiciales: el diputado carga en sus espaldas dos procesamientos. Uno en el marco de la causa Los Sauces. El otro por Hotesur.
El tiempo y la necesidad llevan ahora a Máximo a una suerte de “nestorización” de la estrategia. Es decir, a recobrar la relación que su padre supo amasar con el llamado “pejotismo”, convencido de que —como decía Perón— “un rancho se construye con barro, paja y un poco de bosta”.
Así, con la premisa de “trabajar para que el 9 de diciembre de 2019 sea el último día de Cambiemos en el gobierno”, La Cámpora comenzó a tirar redes hacia los cuatro puntos cardinales del mapa justicialista.
Hoy el hijo de Cristina conversa con prácticamente todos los aspirantes presidenciales, desde Sergio Massa hasta Daniel Scioli, pasando por Felipe Solá, Agustín Rossi y Alberto Rodríguez Saá ¿La excepción? Juan Manuel Urtubey.
Recuperó, incluso, la relación con Hugo Moyano, quien alguna vez lo devaluó con el apodo “Mínimo”, por una supuesta insignificancia y carencia de peso político. Y tendió puentes dentro de la burocracia sindical para llegar a Pablo, el hijo del camionero.
Para numerosos alcaldes bonaerenses Máximo se convirtió en una figura clave de la ingeniería electoral. Por eso tanto gesto de camaradería. Y por eso —como los tres mosqueteros con D´Artagnan, aunque con más oportunismo que sincera caballerosidad — lo terminaron abrazando después de años de recelos.

Buenos Aires
qA los principales referentes de la organización cristinista, incluido el hijo de la ex presidente, se les vence el mandato el próximo año. Martín Insaurralde es su principal interlocutor
D´Artagnan arrancó enfrentándose a Athos, Porthos y Aramis pero las circunstancias terminó asociándolos, al servicio del rey Luis XIII, bajo el lema “todos para uno y uno para todos”.
Máximo Kirchner no es un cultor de Alejandro Dumas pero la novela de Los Tres Mosqueteros le viene justo para explicar su acercamiento a los intendentes bonaerenses, un colectivo que en otros tiempos era mancha venenosa para La Cámpora.
En este caso Luis XIII es Cristina Kirchner, quien hoy en día promete continuidad en el poder a los jefes comunales a cambio de que estos alfombren desde el distrito más populoso del país el camino de su regreso a la Casa Rosada.
El hijo de la ex presidente se encarga de los detalles con Martín Insaurralde, representante de un nutrido grupo de alcaldes que apuesta a la construcción de un gran frente electoral.
En el amanecer de la gestión macrista, el intendente de Lomas de Zamora bregaba por un pase a retiro de Cristina pero ahora sostiene que a ella sólo la puede jubilar la gente ¿Qué pasó en el medio? La elección legislativa donde la ex mandataria cosechó más del 37 por ciento de los votos bonaerenses.
Abrazado al pragmatismo, Insaurralde se convenció desde entonces que había que darle mayor continuidad a los encuentros que mantiene con Máximo en el quincho del Parque de Lomas y en el Instituto Patria.
¿Que se cocina en esas charlas? La renovación de la banca del primogénito de los Kirchner, cuyo mandato como diputado vence el próximo año.

Su provincia
El legislador llegó al Congreso en representación de Santa Cruz pero en 2019 quiere competir en los pagos de María Eugenia Vidal ¿Puede? Puede. Nació en La Plata.
Su agenda es cien por ciento bonaerense. El Día de la Lealtad, el pasado 17 de octubre, lo encontró en un acto en Merlo, junto al anfitrión y presidente del partido justicialista provincial, Gustavo Menéndez.
Del mitín participaron los intendentes Verónica Magario (La Matanza) Fernando Gray (Esteban Echeverría), Walter Festa (Moreno), Mario Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Zabaleta (Hurlingham), Gabriel Katopodis (San Martín) y el propio Insaurralde.
Diez días después, en un club de La Matanza, otra vez acompañado por los jefes comunales, encabezó un homenaje a Néstor Kirchner, a cumplirse ocho años de su muerte.
El líder de La Cámpora es el regente del proyecto kirchnerista. Su organización es la única a la que Cristina le tiene confianza ciega. Por lo tanto, no es extraño que sus integrantes negocien lugares estratégicos en las boletas.
Se especula con que Máximo será cabeza de lista. ¿Quién lo acompañará? Demasiado pronto para saberlo. Lo cierto es que a Eduardo “Wado” de Pedro y Axel Kicillof también se les vence el mandato, aunque al ex ministro de Economía lo azuzan para que sea candidato a gobernador.
Mayra Mendoza es otra dirigente que pide pista para competir. Pero, más que renovar su banca, la única mujer de la mesa chica camporista busca la intendencia de Quilmes, hoy en manos del macrista Martiniano Molina.
El destino de Andrés Larroque, en cambio, es aún incierto. Ocupa una banca en el Parlamento en representación de la Capital pero el largo brazo del “Cuervo” llega a Hurlingham, donde su cuñado, Martín Rodríguez Alberti, se quedó con la presidencia del Concejo Deliberante.
Justamente en ese bastión Máximo mantuvo un nuevo encuentro con intendentes del PJ. Sobrevolaron muchos temas candentes de la política pero evitaron los judiciales: el diputado carga en sus espaldas dos procesamientos. Uno en el marco de la causa Los Sauces. El otro por Hotesur.
El tiempo y la necesidad llevan ahora a Máximo a una suerte de “nestorización” de la estrategia. Es decir, a recobrar la relación que su padre supo amasar con el llamado “pejotismo”, convencido de que —como decía Perón— “un rancho se construye con barro, paja y un poco de bosta”.
Así, con la premisa de “trabajar para que el 9 de diciembre de 2019 sea el último día de Cambiemos en el gobierno”, La Cámpora comenzó a tirar redes hacia los cuatro puntos cardinales del mapa justicialista.
Hoy el hijo de Cristina conversa con prácticamente todos los aspirantes presidenciales, desde Sergio Massa hasta Daniel Scioli, pasando por Felipe Solá, Agustín Rossi y Alberto Rodríguez Saá ¿La excepción? Juan Manuel Urtubey.
Recuperó, incluso, la relación con Hugo Moyano, quien alguna vez lo devaluó con el apodo “Mínimo”, por una supuesta insignificancia y carencia de peso político. Y tendió puentes dentro de la burocracia sindical para llegar a Pablo, el hijo del camionero.
Para numerosos alcaldes bonaerenses Máximo se convirtió en una figura clave de la ingeniería electoral. Por eso tanto gesto de camaradería. Y por eso —como los tres mosqueteros con D´Artagnan, aunque con más oportunismo que sincera caballerosidad — lo terminaron abrazando después de años de recelos.

Buenos Aires
qA los principales referentes de la organización cristinista, incluido el hijo de la ex presidente, se les vence el mandato el próximo año. Martín Insaurralde es su principal interlocutor
D´Artagnan arrancó enfrentándose a Athos, Porthos y Aramis pero las circunstancias terminó asociándolos, al servicio del rey Luis XIII, bajo el lema “todos para uno y uno para todos”.
Máximo Kirchner no es un cultor de Alejandro Dumas pero la novela de Los Tres Mosqueteros le viene justo para explicar su acercamiento a los intendentes bonaerenses, un colectivo que en otros tiempos era mancha venenosa para La Cámpora.
En este caso Luis XIII es Cristina Kirchner, quien hoy en día promete continuidad en el poder a los jefes comunales a cambio de que estos alfombren desde el distrito más populoso del país el camino de su regreso a la Casa Rosada.
El hijo de la ex presidente se encarga de los detalles con Martín Insaurralde, representante de un nutrido grupo de alcaldes que apuesta a la construcción de un gran frente electoral.
En el amanecer de la gestión macrista, el intendente de Lomas de Zamora bregaba por un pase a retiro de Cristina pero ahora sostiene que a ella sólo la puede jubilar la gente ¿Qué pasó en el medio? La elección legislativa donde la ex mandataria cosechó más del 37 por ciento de los votos bonaerenses.
Abrazado al pragmatismo, Insaurralde se convenció desde entonces que había que darle mayor continuidad a los encuentros que mantiene con Máximo en el quincho del Parque de Lomas y en el Instituto Patria.
¿Que se cocina en esas charlas? La renovación de la banca del primogénito de los Kirchner, cuyo mandato como diputado vence el próximo año.

Su provincia
El legislador llegó al Congreso en representación de Santa Cruz pero en 2019 quiere competir en los pagos de María Eugenia Vidal ¿Puede? Puede. Nació en La Plata.
Su agenda es cien por ciento bonaerense. El Día de la Lealtad, el pasado 17 de octubre, lo encontró en un acto en Merlo, junto al anfitrión y presidente del partido justicialista provincial, Gustavo Menéndez.
Del mitín participaron los intendentes Verónica Magario (La Matanza) Fernando Gray (Esteban Echeverría), Walter Festa (Moreno), Mario Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Zabaleta (Hurlingham), Gabriel Katopodis (San Martín) y el propio Insaurralde.
Diez días después, en un club de La Matanza, otra vez acompañado por los jefes comunales, encabezó un homenaje a Néstor Kirchner, a cumplirse ocho años de su muerte.
El líder de La Cámpora es el regente del proyecto kirchnerista. Su organización es la única a la que Cristina le tiene confianza ciega. Por lo tanto, no es extraño que sus integrantes negocien lugares estratégicos en las boletas.
Se especula con que Máximo será cabeza de lista. ¿Quién lo acompañará? Demasiado pronto para saberlo. Lo cierto es que a Eduardo “Wado” de Pedro y Axel Kicillof también se les vence el mandato, aunque al ex ministro de Economía lo azuzan para que sea candidato a gobernador.
Mayra Mendoza es otra dirigente que pide pista para competir. Pero, más que renovar su banca, la única mujer de la mesa chica camporista busca la intendencia de Quilmes, hoy en manos del macrista Martiniano Molina.
El destino de Andrés Larroque, en cambio, es aún incierto. Ocupa una banca en el Parlamento en representación de la Capital pero el largo brazo del “Cuervo” llega a Hurlingham, donde su cuñado, Martín Rodríguez Alberti, se quedó con la presidencia del Concejo Deliberante.
Justamente en ese bastión Máximo mantuvo un nuevo encuentro con intendentes del PJ. Sobrevolaron muchos temas candentes de la política pero evitaron los judiciales: el diputado carga en sus espaldas dos procesamientos. Uno en el marco de la causa Los Sauces. El otro por Hotesur.
El tiempo y la necesidad llevan ahora a Máximo a una suerte de “nestorización” de la estrategia. Es decir, a recobrar la relación que su padre supo amasar con el llamado “pejotismo”, convencido de que —como decía Perón— “un rancho se construye con barro, paja y un poco de bosta”.
Así, con la premisa de “trabajar para que el 9 de diciembre de 2019 sea el último día de Cambiemos en el gobierno”, La Cámpora comenzó a tirar redes hacia los cuatro puntos cardinales del mapa justicialista.
Hoy el hijo de Cristina conversa con prácticamente todos los aspirantes presidenciales, desde Sergio Massa hasta Daniel Scioli, pasando por Felipe Solá, Agustín Rossi y Alberto Rodríguez Saá ¿La excepción? Juan Manuel Urtubey.
Recuperó, incluso, la relación con Hugo Moyano, quien alguna vez lo devaluó con el apodo “Mínimo”, por una supuesta insignificancia y carencia de peso político. Y tendió puentes dentro de la burocracia sindical para llegar a Pablo, el hijo del camionero.
Para numerosos alcaldes bonaerenses Máximo se convirtió en una figura clave de la ingeniería electoral. Por eso tanto gesto de camaradería. Y por eso —como los tres mosqueteros con D´Artagnan, aunque con más oportunismo que sincera caballerosidad — lo terminaron abrazando después de años de recelos.