Este distrito, que es el tercero, está al sudeste del centro histórico. Es uno de los más elegantes por cuanto acoge algunas embajadas y valiosos palacios como Belvedere.
Este es de estilo barroco y se construyó para ser la residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya. Aunque, para ser exactos, son dos palacios unidos entre sí por unos enormes jardines de estilo francés, jalonados por terrazas con estanques.
El principal, Alto Belvedere, se encuentra en la parte más alta. Sus estancias guardan una de las colecciones de arte más valiosas del país, con más de 400 muestras desde la Edad Media hasta la actualidad.
Especialmente destacadas son las 24 pinturas de Gustav Klimt, entre las que se incluyen obras mundialmente famosas como El beso y Judit, la colección de Biedermeier y las obras vienesas de 1880 y 1900.
El otro palacio, Bajo Belvedere, dispone de salas interesantes como la Galería de Mármol, la Habitación Dorada, la Sala de los Grotescos y Prunkstall.
Además de lucir una bonita decoración barroca, guardan importantes obras de la Edad de Oro de Viena e interesantes muestras medievales.
Junto a este edificio se encuentra la Orangerie, que, durante la época, desempeñó la función de invernadero. Actualmente, acoge diversas exposiciones de arte temporales.
Otro de los atractivos de este barrio es Hundertwasserhaus,. Se trata de un complejo residencial diseñado por Friedensreich Hundertwasser, que es uno de los pioneros de la sostenibilidad en Europa.
Los edificios lucen una arquitectura sumamente creativa que trae a la mente los trabajos de Gaudí. Se caracterizan por el colorido, las formas ondulantes y los más de 200 árboles que visten las ventanas y los balcones, creando una de las imágenes más fantásticas de la ciudad.
En frente de dicho complejo, está el centro comercial Hundertwasser Village, que también muestra este tipo de arquitectura. Incluye varias tiendas de moda, cafeterías y tiendas de souvenirs, ideal para los amantes de las compras o para quienes quieran llevarse recuerdos de Viena en la maleta.
Para saber un poco más acerca de este arquitecto y su creativo trabajo, está el museo Hundertwasser, ubicado a unos metros del centro comercial.
Como no podía ser de otra forma, está en el interior de un edificio con una arquitectura muy creativa, en la que toman el protagonismo las formas onduladas, el colorido y la decoración con motivos de tablero de ajedrez.
Cambiando de estilo y volviendo a otros más clásicos, el palacio Schwarzenberg, que se levanta en la plaza del mismo nombre, es otro de los que embellecen este señorial barrio.
Es de estilo barroco y está compuesto por elegantes salas, siendo especialmente destacada la Galería de Mármol, así llamada porque su toda su ornamentación está realizada en el citado mármol.
Además, dispone de unos preciosos jardines de estilo inglés, en cuyo centro está la monumental fuente Hochstrahlbrunnen. En sus bordes, están representados los trescientos sesenta y cinco días del año.
En el interior hay un museo y hotel de cinco estrellas, que se presenta una excelente opción para alojarse en Viena si buscas opciones exclusivas y elegantes.
Otra de las visitas recomendables si vas sobrado de tiempo es el cementerio de San Marx. A priori, ir a un cementerio no parece el mejor plan. Sin embargo, este camposanto merece una visita, no solo porque aquí está enterrado Mozart, sino también porque las tumbas constituyen auténticas obras de arte.
Como atractivo extra, el distrito está próximo a Wien Hauptbahnhof, la estación principal de trenes, lo que lo convierte en una de las zonas más prácticas para alojarse en Viena.
La oferta de hoteles es amplia y posee las opciones céntricas más económicas. Si quieres estar cerca del casco histórico y ahorrar en alojamiento, Landstrasse es una buena opción.