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Karin Silvina Hiebaum – International Press
La geopolítica, entendida como la metodología de estudio que se utiliza para comprender, analizar o evaluar el desarrollo del comportamiento político a nivel mundial, requiere necesariamente ser completada con las contribuciones procedentes de otra serie de disciplinas. Sin lugar a duda la geografía juega un papel fundamental, sin olvidar que también requiere la participación de otras áreas del conocimiento como puede ser la sociología, las relaciones internacionales, la historia o, de forma especialmente relevante, la economía.
En el fondo, la geopolítica se debe considerar como un método de análisis multidisciplinar que tiene como objeto principal de estudio las influencias que ejercen diversos factores, entre ellos los factores de índole económico, sobre las relaciones políticas a nivel mundial, así como sobre el desarrollo y funcionamiento de las sociedades.
La economía resulta imprescindible en el análisis geopolítico por motivos muy diversos. Algunas dinámicas en el plano económico que tienen una influencia directa sobre el ámbito geopolítico podrían ser, por ejemplo:
Las relaciones comerciales entre países o regiones.
La provisión y explotación de recursos naturales en disputa por motivos de escasez o de localización de dichos recursos.
La necesidad de todo país de de garantizar la seguridad alimentaria de su población.
Los procesos de movilidad geográfica de población y de los recursos humanos (hablamos de movimientos migratorios en el interior de los países así como entre países).
La creciente movilidad de capital a nivel internacional.
Estos son solo algunos ejemplos de los muchos aspectos que condicionan e influyen directamente en el ámbito de las decisiones políticas. En definitiva, debemos entender que la economía no puede separase de la geopolítica y, evidentemente, aspectos de índole económico condicionará en gran medida y de forma directa las decisiones tomadas en la esfera política.
Conflictos geopolíticos con más impacto en la economía global
Existen en la actualidad focos de tensiones y conflictos geopolíticos en diferentes puntos del globo que, sin duda, afectan a la economía mundial y pueden tener un impacto mayor en el futuro dependiendo de su evolución en los próximos años.
Entre estos focos de tensión destacaría, en primer lugar, el conflicto bélico existente entre Rusia y Ucrania, donde además juegan su papel otros actores de gran relevancia (especialmente Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN). En esta misma región podemos también señalar la crisis de identidad que está sufriendo la Unión Europea, con el ascenso al poder de gobiernos extremistas y un aumento del euroescepticismo en gran parte de la población, cuya máxima expresión ha sido la reciente salida de Reino Unido como miembro de la Unión.
Un segundo foco de tensión se encuentra en Oriente Medio, región donde los Estados regionales presentan intereses claramente confrontados, creándose como consecuencia un escenario que se puede definir como hostil e inestable. Los actores que destacan en este segundo espacio de tensión son Arabia Saudí, Irán, Israel, Turquía y Egipto, todos ellos en continua disputa por alcanzar un mayor liderazgo geopolítico en la región.
En tercer lugar otro punto de tensión se situaría en el área Asia-Pacifico. Esta región se sitúa en el centro de la reordenación geopolítica que en cierta medida diseñará el futuro cercano. Sin duda, China se configura como el gran actor de la región entrando en directa disputa por la hegemonía económica con Estados Unidos. De hecho, el enfrentamiento entre estas dos potencias con intereses antagónicos podría derivar en conflictos de mayor magnitud, incluso con consecuencias para todos de mucha mayor gravedad que los mencionados previamente.
Además, por otro lado, otros focos de tensión concentrados en la región (Afganistán, Pakistán, Corea del Norte o en regiones de China) podrían también llegar a afectar negativamente a la economía internacional. Además de los mencionados entre otros focos de tensión que pueden tener un impacto en la economía mundial podemos citar los numerosos conflictos existentes en el África Subsahariana, en el Cuerno de África o en determinados enclaves de América Latina.
Actores que más influyen en la economía global
En cuanto a los actores que más influyen en la economía global destacamos en primer lugar, los Estados, en tanto que todos los Estados juegan un papel en la economía mundial. Sin embargo, resulta evidente que no todos los Estados son capaces de ejercer una influencia significativa sobre la economía mundial, siendo solo un número reducido de ellos los que verdaderamente pueden ejercer poder sobre ella. Un profesor que tuve en mis años de estudiante denominaba a estos países como Estados-potencia y los clasificaba según su área de influencia.
Sin duda, los Estados-potencia de alcance mundial por antonomasia son Estados Unidos y China. Sin embargo, a nivel regional existen Estados capaces de ejercer poder en regiones cercanas, como sería por ejemplo el caso de Alemania en Europa, Japón en Asia, Brasil en América Latina, y algunos capaces de ejercer poder en regiones lejanas, generalmente como consecuencia de su historia colonial, como es, por ejemplo, el caso de Reino Unido, Francia u Holanda.
Un segundo grupo de actores con un papel importante en la Economía Mundial serían las grandes compañías transnacionales. Aunque a lo largo de los años se observan variaciones en el liderazgo de estas compañías, por lo general podemos diferenciar entre las financieras (bancos, aseguradoras, fondos de inversión, hedge funds, etc.) y las no financieras. Entre estas últimas destacan:
Firmas petroleras (Shell, ExxonMobil o BP),
Empresas de automoción (Ford, Toyota o GM),
Compañías de equipos electrónicos (General Electric o Siemens-Bosch),
Firmas de telecomunicaciones y de tecnologías de la información (Apple, IBM o Samsung),
Compañías del sector químico y farmaceútico (Pfizer o Merk),
Empresas de alimentación, bebidas y tabaco (Cargill o Nestlé),
Distribución comercial (Amazon o Walmart),
Sin olvidar la consultoría, de hostelería y restauración, de publicidad, etcétera.
A pesar de la gran relevancia de estas compañías transnacionales en la economía mundial, la información disponible sobre las mismas suele ser escasa y limitada. Además, resulta evidente que este tipo de organizaciones no están especialmente interesadas en desvelar su poder, aunque es de sobra conocido que la capacidad económica de las compañías transnacionales más grandes, medida por ejemplo en términos de ingresos, llegan a superar incluso el producto interior bruto de muchos países.
Un tercer grupo de actores serían las organizaciones internacionales, como por ejemplo las organizaciones económicas multilaterales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio), los principales organismos internacionales (Naciones Unidas, OCDE, etc.), diversos foros (G-8, G-20 o el foro de Davos) o incluso grupos organizados movidos por algún interés concreto (como el movimiento antiglobalización o el movimiento ecologista) o incluso grupos organizados de la sociedad civil.
Evolución y futuro de la economía global
Sin duda la economía global ha evolucionado y se ha transformado enormemente en los últimos años. Resulta imposible exponer en pocas palabras todas las transformaciones acaecidas en los distintos ámbitos y esferas de la realidad socioeconómica.
A modo de ejemplo, podemos comprobar que los flujos a nivel global de bienes, servicios, población, capital e incluso datos han alcanzado niveles difícilmente imaginables hace pocas décadas. En los últimos años los flujos de intercambio entre países y regiones han ido desarrollando una serie de interconexiones que a su vez han ido dando lugar a movimientos entre ellas de mucha mayor magnitud y complejidad que los movimientos e interconexiones observadas en décadas pasadas.
La evolución de los movimientos de bienes, servicios o capital alrededor del mundo ha registrado un continuo crecimiento a lo largo de los años, incrementando cada año su contribución al Producto Interior Bruto (PIB) mundial. Además, aunque resulta evidente que las economías desarrolladas, economías que por lo general son más grandes y diversificadas, continúan siendo las más conectadas y las que dominan los principales flujos (especialmente aquellos flujos intensivos en conocimiento), se observa también una creciente participación en el comercio global de economías emergentes.
Estos movimientos, en los que encontramos nuevos actores en juego, son de gran importancia porque, al fin y al cabo, la forma en que no solo los países, sino también las ciudades, las empresas e incluso los individuos, se posicionen dentro de estas redes de intercambio globales determinará en gran medida su desempeño económico y su futuro.
En este sentido, el trabajo del día a día del analista económico internacional también ha evolucionado significativamente a lo largo de los últimos años. Algunas tendencias que podemos destacar y en las que profundizo en este artículo serían la mayor cantidad de información estadística disponible procedente de distintos organismos e instituciones y el acceso a datos cada vez más detallados y rigurosos, los cuales abarcan cada vez un mayor número de aspectos de la realidad económica de muchos países y regiones.
Además cada vez se desarrollan programas informáticos más sofisticados de análisis estadístico y econométrico. Estos permiten llevar a cabo análisis mucho más profundos y rápidos siendo además capaces de soportar un mayor registro de datos. Gracias a ellos se han expandido notablemente las posibilidades de análisis de los investigadores sociales y, entre ellos, de los analistas económicos.
Sin embargo, el nuevo contexto lleno de nuevas posibilidades supone también nuevos desafíos para el analista económico actual, que necesitará mantenerse en constante actualización. No sólo deberá estar al corriente de nuevos procedimientos de análisis o de los hallazgos obtenidos por investigaciones llevadas a cabo por otros economistas u organismos internacionales, sino que también deberá mantenerse actualizado en el aspecto tecnológico.
Esto implica no solamente llegar a dominar programas como Microsoft Excel, programa que también ha mejorado notablemente sus prestaciones en los últimos años, sino que implica también familiarizarse con nuevos programas informáticos de análisis y tratamiento de datos como puede ser R, Python, Tableau, Power BI u otros.