El Alzheimer es una enfermedad mental que empeora con el tiempo, se caracteriza por la degeneración de las células nerviosas del cerebro y disminución de la masa cerebral, lo que ocasiona que las neuronas con el tiempo mueran, generando un deterioro cognitivo que se manifiesta en las dificultades para la resolución de problemas sencillos de la vida cotidiana.
Esta enfermedad aqueja alrededor del 60-70% de las personas con demencia y se calcula que actualmente alrededor de 47 millones de personas en el mundo padecen Alzheimer, colocándola como la 5ta causa de muerte en el mundo.
«Existen signos tempranos de la enfermedad que incluyen el olvido de eventos o conversaciones recientes. Con el tiempo avanza hasta convertirse en un problema grave de la memoria y la pérdida de la capacidad para hacer las tareas cotidianas», explica la Dra. Valeria El haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.
¿Cuáles son los síntomas de esta enfermedad?
La pérdida de memoria es el síntoma clave de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los síntomas pueden desarrollarse de manera diferente en cada persona y pueden incluir:
– Pérdida de memoria a corto plazo.
– Repetición constante de afirmaciones y preguntas.
– Dificultades en la ejecución de tareas rutinarias y recordar tareas ya completadas.
– Problemas en la comunicación, el uso del lenguaje, y la orientación en tiempo y espacio.
– Cambios en la personalidad y el estado de ánimo, tales como depresión, pérdida de interés en actividades, desconfianza, ira o agresividad, insomnio, y delirios.
– Extravío frecuente de objetos, a menudo ubicándolos en lugares inapropiados.
– Reducción significativa de la participación en actividades sociales y laborales.
– Desorientación, incluyendo la pérdida de familiaridad con lugares previamente conocidos.
«A medida que la enfermedad progresa, las alteraciones de la memoria se vuelven más frecuentes, persistentes y graves. En sus etapas más avanzadas, las personas pueden experimentar dificultades para reconocer a familiares y amistades y requieren asistencia para cumplir actividades básicas de cuidado personal relacionadas con la movilidad, la higiene, la vestimenta y la alimentación», detalla la profesional.
Aunque no hay evidencias científicas, se piensa que el origen de la enfermedad del Alzheimer se debe a una combinación de factores de riesgo, algunos de ellos no modificables, como la edad o la genética. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las personas mayores desarrollarán esta enfermedad.
Factores de riesgo modificables
Existen factores de riesgo que son modificables que pueden reducir la presencia de generar Alzheimer:
– Adoptar una dieta sana, aumentar el consumo de verduras, frutas y legumbres.
– Disminuir la ingesta de alimentos altos en grasas sobresaturadas.
– Consumir alimentos con vitamina E y B12.
– Mantenerse activo físicamente, mantener un peso corporal saludable.
– Evitar el consumo de alcohol, cigarrillo.
– Ejercitar la mente.
– Realizar controles médicos para obtener diagnósticos tempranos.
– Evitar los multivitamínicos con hierro y cobre (a menos que lo indique un médico).
– Evitar cocinar en ollas y sartenes de aluminio.
Tratamiento
No existe un tratamiento para prevenir la enfermedad ni para frenar el avance. Se pueden prescribir medicamentos que ayudan con algunos síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes, optimizar la salud física, fomentar la estimulación cognitiva, favorecer la actividad y el bienestar, tratar enfermedades concomitantes, y detectar y tratar síntomas conductuales y psicológicos, pero sólo suelen ser útiles en las primeras fases.
En el control y manejo del Alzheimer es crucial el acompañamiento y apoyo de la familia. A su vez, es importante que las personas a cargo de las tareas de cuidado reciban información y acompañamiento de la comunidad y los/as profesionales de la salud.
«Es importante recordar que el conocimiento y la prevención son nuestras mejores herramientas contra esta devastadora enfermedad. Además, es importante saber que la concientización y la adopción de hábitos de vida saludables pueden marcar la diferencia en la lucha contra el Alzheimer», concluye la Dra. El Haj.