¿Por qué a veces se nos hace difícil entendernos? Si hablamos el mismo idioma y no es nuestra intención herir a los demás ¿Qué nos pasa que terminamos afectando a alguien con lo que decimos? En este post te compartiré 5 claves para mejorar tu comunicación interpersonal.
Y esa es la forma en la que podemos reconocer cómo podemos afectar a otras personas con nuestras palabras, expresiones corporales, gestuales e inclusive nuestro silencio. Ese recuerdo nos puede hacer ver la magnitud del dolor, incomodidad o frustración que las personas podrían experimentar con nuestra comunicación.
Es por eso que comunicarnos es una habilidad que necesitamos adquirir, pulir y explorar en nuestra vida cotidiana y profesional. Aquí te traigo 4 claves que te pueden servir para comunicarte sin herir a los demás, ¡vamos a verlas!
- Usa un lenguaje respetuoso y evita el uso de palabras o frases ofensivas o despectivas.
- Escucha atentamente a la otra persona y trata de entender su perspectiva.
- Trata de evitar juzgar o criticar a la otra persona. En su lugar, enfoque la conversación en los hechos y en cómo pueden resolver el problema de manera efectiva.
- Si sientes que estás comenzando a perder la paciencia o a sentirte frustrado, toma un momento para respirar profundamente y trata de mantener la calma.
- Si te das cuenta de que has herido a alguien sin querer, pide disculpas sinceras y trata de hacer las cosas de manera diferente en el futuro.
Es importante recordar que todos cometemos errores y que es normal equivocarse de vez en cuando.
Lo más importante es tratar de aprender de nuestros errores y hacer un esfuerzo consciente para comunicarnos de manera respetuosa y considerada con los demás.
1. Poner foco en tu interlocutor, no en ti
Antes de hablar sobre algún tema incómodo, doloroso, preocupante o crítico, es importante que tengas en cuenta que necesitarás conversarlo y no dejarlo pasar.
Suele suceder que la gran mayoría de personas esperamos que el tiempo cure todo, y guardamos debajo de la alfombra toda esa basurilla incómoda sobre la cual no deseamos hablar, para lo herir o lastimar a los demás. O simplemente, porque no nos gusta hablar temas difíciles.
Esta primera clave consiste en preguntarte ¿Qué necesidad tienen las personas a las cuales te vas a dirigir? ¿Qué es lo que requieren de tu parte?
Responde esta pregunta con total sinceridad, con total apertura de mente. Intenta dejar a un lado la incomodidad y el ego. Ponte en los zapatos de esas personas por unos instantes y analiza sus necesidades.
2. Lo que deseas conseguir
Seguidamente, respira hondo y pregúntate ¿Cuál es la respuesta que te gustaría conseguir de ellos?
Puedes estar en cualquier escenario. Una pelea, una confrontación de dos partes que no se ponen de acuerdo o no negocian, un malentendido. Puede incluso ser una simple conversación que subió de tono y no supieron mesurar.
En cualquiera de los casos, pregúntate ¿Qué me gustaría escuchar?
3. Desde el respeto y el amor
Cuando tienes claro lo que tú quieres recibir por parte de ellos, es más fácil decirlo. Lo importante es que lo digas con palabras sencillas, desde el respeto y el amor.
Por ejemplo: “Lo que yo necesito es que respondas mis mensajes, de esa manera sabré y sentiré que estás atento a la información que te envío y que es relevante para ti”.
Otro ejemplo: “Te agradecería que para la próxima vez que tengamos que hacer una presentación ante la Alta Dirección, primero la coordinemos entre nosotros, así iremos alineados y evitaremos contradecirnos”.
Un ejemplo más: “Lamento que mi propuesta no haya sido satisfactoria para ti, pero créeme que hice todo lo que pude por solucionar el problema. Lo único que espero de ti es una disculpa por la manera en que te dirigiste a mi”.
4. Pregunta lo que esperan de ti
Y claro, no todo queda en que tú expreses tu sentir. La solución está en escuchar y comprender lo que las personas esperan de ti o desean de ti. Es así como el diálogo se nutre, las tensiones se relajan. Se procede a un entendimiento de ambas partes, donde el objetivo es comunicarse sana y libremente. Sin egos, sin malos entendidos.
Al terminar de escuchar el sentir del otro, pasarán a la etapa de cierre que no es otra cosas que llegar a un acuerdo. Y ambas partes deben involucrarse o compartir la tarea o las acciones a realizar, para que se produzca una total satisfacción y la conversación culmine con una experiencia llena de aprendizaje, valiosa y digna de repetirse.
¿Te es útil este tema? ¿Conoces a alguien a quien le pueda servir? ¡Compártelo! 🙂
¡Gracias por llegar hasta aquí!