YPF emprendió su retirada silenciosa de Santa Cruz, como si fuera un inquilino que pretende «fugarse» sin que el propietario advierta su huida, sin pagar y dejando una catástrofe.
Esa es la realidad de la estrategia de la operadora nacional que pese a haber dado su palabra al gobierno provincial, de llegar a un acuerdo para que los yacimientos pasen a la provincia sin ocasionar mayores detrimentos estructurales y financieros; reservadamente dejó de invertir, «bajó equipos» y disminuyó a mínimos inconcebibles la producción, ocasionando un impacto altamente negativo para Santa Cruz.
La empresa que dirige Horacio Marin, un CEO que durante 35 años hizo una carrera ascendente en la empresa Techint liderando proyectos como «Fortín de Piedra», de Tecpetrol, en Vaca Muerta; llegó a YPF con el objetivo cuadriplicar el valor de la compañía en 4 años. «Queremos romper el status quo de la compañía. Y vamos por más», dijo recientemente el máximo dirigente de la empresa que unificó en su cargo los roles de CEO y presidente. Así es que, con todo el poder de decisión, optó por «abandonar» el territorio que «dio vida» literalmente a YPF, dando la espalda a las comunidades que nacieron y crecieron como «genuinamente petroleras».
La nueva política de la empresa sería comprensible, e incluso aceptable si no fuera porque «hace trampa», y desatiende sus responsabilidades de empresa que operó yacimientos – hoy maduros- que pretende dejar sin reparar en el multimillonario pasivo ambiental que deja a los santacruceños.

Santa Cruz en «pie de guerra»

Pero esta historia tiene «contra parte» y es el gobierno de la provincia de Santa Cruz, que a principios de año consideró que negociaba de «buena fe» el retiro de YPF para tomar el control de las áreas productivas y luego se encontró con que la empresa apenas sin consideraba escuchar alternativas. Como ya hizo en Chubut, y yacimientos de Río Negro y Mendoza, el mansaje de Marin es: «esto o nada». Es decir, o aceptan las condiciones de YPF o se quedan con los campos abandonados, con meses de desinversión, sin producción y por ende sin regalías. No es una exageración. A esto es a lo que se enfrentan las provincias que no se suman «sin chistar» al «proyecto Andes». Este portafolio de negocios incluye un total de 35 áreas maduras y mediante este plan de «desprendimiento», la compañía apunta a quedarse con los activos más productivos y enfocarse en los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta.
Frente a esta situación, el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal no dudó en denunciar los perjuicios financieros y estructurales que está dejando YPF, y la provincia se puso en «pie de guerra» para defender sus recursos.
En las últimas horas se sucedieron acciones que apuntan exponer a la empresa y a coordinar una estrategia conjunta con todas las localidades afectadas por la «maniobra» de la operadora.
En principio, el pasado martes se concretó una reunión en la localidad de Pico Truncado, de la que participaron intendentes y presidentes de Comisiones de Fomento. El encuentro encabezado por Vidal tuvo como eje analizar «el retiro de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) como así también el impacto que tendrá esta en la provincia», sintetizaron fuentes del encuentro.
«Se ha escuchado el disgusto de los diferentes sectores de la provincia hacia YPF, la empresa con 80 años de historia en Santa Cruz». «No nos olvidemos que el primer pozo O12, data del año ´44. Hoy con un 51% de activo nacional, actúa como una empresa privada, retirándose en forma intempestiva de la provincia y sin esa responsabilidad social de tener toda una historia de beneficios para la región», dijo al respecto el Ministro de Energía y Minería de la provincia, Jaime Álvarez, tras el encuentro.
El tema es grave y en lo que va del año Santa Cruz ya ha perdido el 15 por ciento de la producción, con el impacto que esto tuvo en las regaláis que debía percibir la provincia.
Por eso, el gobierno de Vidal se lanzó a una estrategia que busca no solo explicar lo que está haciendo YPF sino llevar una alternativa concreta para evitar que se sigan afectando los recursos provinciales.
El objetivo de la estrategia es defender que la operadora se haga cargo del pasivo ambiental, defensa de los puestos de trabajo y garantizar que la empresa que se incorpore a las operaciones en Santa Cruz sostenga un plan de inversiones a mediano y largo plazo.
En definitiva, Santa Cruz ha decidido no permanecer pasiva ante las pretensiones de YPF; y sobre esto hay un claro consenso en toda la provincia.