Por Miguel del Plá
En la mañana del 19 de enero, falleció el compañero Mario Domínguez después de una lucha de décadas contra su enfermedad.
Se integró al partido siendo activista destacado en el gremio de APAP (El gremio de los empleados públicos provinciales de esa época).

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Desde mediados de los 80 y hasta el ascenso de Néstor Kirchner, a fines del 91, en APAP se desarrolló una fuerte presencia de la izquierda, con distintas expresiones políticas.
Mario junto a otros/as militantes del PO formó parte de ese proceso vivo, siendo elegido Secretario General de la Seccional de APAP en la Lotería Provincial y formando parte de un cuerpo de delegados muy combativo que llegó a desarrollar grandes huelgas conjuntas de estatales y docentes en 1989 y 90, conquistando la cláusula gatillo para proteger el salario de la inflación: Se llamó Decreto 800.
El gobernador que lo firmó, Del Val, cayó por un juicio político poco tiempo después y lo primero que hizo el Vicegobernador Granero cuando asumió, fue reemplazar el sistema del decreto 800 por otro, para terminar renunciando poco después también el, lo que dio lugar a un gobierno provisorio hasta que llegó Kirchner.

Durante los 90 Mario formó parte de la resistencia al gobierno K. Es que Kirchner no solo derogó por completo cualquier cláusula gatillo sino que anuló aumentos salariales anteriores a su gestión.
Los salarios fueron transformados en su casi totalidad a sumas en negro, los básicos no se tocaron en más de una década, se implantaron presentismos y retiros voluntarios en el estado, se reformó quitando derechos la jubilación. Para esto era necesario destruir los gremios combativos, que habían realizado un importante plenario sindical patagónico en Río Gallegos en 1990. Luz y Fuerza Santa Cruz fue desmantelado con persecuciones de todo tipo y APAP fue reducido a una mutual con la complicidad de sus dirigentes.

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El FUT (actual PO) de los 90 se visibilizó como vanguardia política de la lucha contra el gobierno ajustador del “Clan” Kirchner y Mario militó abnegadamente en ese periodo.
Años más tarde, comenzó su problema de salud, que lo tuvo más de 20 años con la única esperanza de un transplante de hígado que nunca estuvo al alcance de la mano.
Pasaba años derivado en Buenos Aires y luego temporadas en Río Gallegos, entre internaciones y tratamientos se desarrolló una vida durísima a la que Mario se adaptó tratando de participar en el límite de sus posibilidades. En Baires no se perdía las grandes marchas de los 2000, En Gallegos se anotaba en los piqueteos y nos ayudó a ganar a la que fue su compañera por años, Verónica una destacada activista municipal, que se nos fue antes que Mario.

Mario cobraba una bajísima jubilación por invalidez, pero siempre cotizaba. La última vez que lo vi, en octubre pasado, compartimos una comida en el marco de su derivación en Baires, estaba muy preocupado por la ruptura de Altamira, no lo podía creer y por supuesto aprovechó para hacer su aporte al partido.
El año pasado casi no regresó a Gallegos, el final que tantas veces presentimos iba a llegar a comienzos de este 2020.
Hasta la victoria siempre Mario…