Comodoro Rivadavia
La industria petrolera del Golfo San Jorge dio pie al desarrollo de las pymes de la zona que hoy se enfrentan a una de las grandes crisis del sector. Los casos y los programas que los apoyan.
El petróleo vio la luz en Chubut, en 1907, casi de casualidad. El yacimiento más antiguo de la Argentina se descubrió durante una exploración que buscaba agua potable para abastecer a la, por entonces, pequeña ciudad de Comodoro Rivadavia. Hoy, la centenaria cuenca del Golfo San Jorge posiciona a la provincia como la principal productora de petróleo y la tercera en gas del país. En promedio, por cada pozo, allí se extrae un 93% de agua y apenas un 7% de petróleo.
Alrededor del crudo se desarrolló la ciudad y, con ella, una serie de pymes que, en gran medida, proveen al sector. En este contexto, Pan American Energy (PAE) -que opera en Cerro Dragón desde 1997- ideó el programa Pymes, que funciona desde 2005 para las pequeñas firmas del Golfo San Jorge, sin importar su rubro y de manera gratuita. En el marco de fomento al desarrollo en las comunidades donde la compañía tiene operaciones, esta iniciativa incluye acciones de trabajo con emprendedores, capacitaciones abiertas, asistencias in company y colaboración en el acceso a créditos de la mano de Garantizar SGR.
Alcances
Durante 2016, el programa brindó 175 jornadas de capacitación, asesoramiento y asistencia técnica a través de 15 instituciones de la región. “La nuestra es una industria que por momentos es atacada, pero siempre trabajamos en la relación con la comunidad porque quienes hacen PAE son los locales”, destaca Rafael Villarreal, vicepresidente de Operaciones de la empresa. Consultado sobre el perfil de empresarios que buscan apoyar, asegura que no hay una característica excluyente, pero que priorizan lo local y la innovación.
El ejecutivo dice que los principales desafíos que asisten tienen que ver con alcanzar la profesionalización en la gestión de las pymes. “Se trabaja mucho en entender el manejo del negocio más allá del servicio o producto”, explica, y suma que los asesoramientos abarcan gran variedad de temas: desde calidad o seguridad hasta técnicas económico-financieras.
Con herencia familiar
Nuevo Sur es una de las pymes que recibió apoyo de PAE. Nació en 1986 cuando Pedro González y Raúl Bocco, ambos oriundos de Comodoro Rivadavia, detectaron la necesidad de proveer de un especialista en productos eléctricos a la región de la Patagonia Sur. Hoy el que habla es Fernando González, hijo de Pedro y actual director Comercial de la firma que tiene más de 1.500 clientes activos entre la industria, la construcción y los usuarios particulares.
El desarrollo del sector petrolero en la ciudad empujó el progreso de la empresa. “Son los principales compradores y también los que más nos exigen, y eso nos ayudó a crecer”, señala González, y explica que, por el costo del servicio, sus clientes no pueden parar la producción, y eso los llevó a tener gran capacidad de stock para poder proveer. “Así pudimos desarrollarnos en la parte logística y aprender a ser eficientes”, añade.
Al petróleo le suministran material eléctrico de baja y media tensión tan variado como cables, interruptores, antiexplosivos, fibra óptica, tableros, herramientas de medición o equipos para comunicarse. Cuentan con dos locales comerciales en Comodoro Rivadavia -con un centro logístico de 3.500 metros cuadrados- y uno en Río Gallegos. Tienen alcance desde Neuquén hasta Tierra del Fuego, una variedad de 20.000 artículos en stock y 70 empleados, que son la clave. “Nuestro personal es especialista”, destaca González y hace foco en las capacitaciones que le dan al equipo para diferenciarse en el servicio al público. En este punto recibieron ayuda del programa Pymes de PAE
En un contexto difícil para la industria petrolera y quienes dependen de ella, Nuevo Sur aprovechó el tiempo ocioso para llevar adelante estas iniciativas. “La crisis nos afectó mucho. Dependemos del petróleo. Creemos que este va a ser un año de transición y queremos aprovecharlo para estar cerca del cliente, ya que comercialmente no va a ser un año fuerte”, sostiene el empresario. Y arriesga que el sector va a repuntar para 2018 y se muestra dispuesto a no reducir personal. Las medidas tomadas para enfrentar el contexto buscaron concientizar a los empleados y lograr su colaboración para ser más eficientes. “En la zona repercutió el tema y la gente colaboró”, sostiene González, quien espera que la facturación de la firma crezca entre un 20% y un 30% este año.
Amigos y socios
Cada vez que Pablo Reyes pasa con su hijo por la puerta de un localcito del barrio General Mosconi, se lo señala: “Ahí nació Neotek”. La empresa que fundó junto a Alejandro Saavedra en 1990 tuvo sus primeras computadoras, una PC XT y una AT, gracias a préstamos de amigos. Ingenieros de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, en el último año de la carrera se involucraron en sistemas y, en paralelo, trabajaban en empresas vinculadas al petróleo.
Se lanzaron como una firma de soluciones tecnológicas para la industria y tuvieron a Esso como primer cliente en los inicios de la electrónica aplicada al servicio petrolero. Desarrollaron un sistema automático de muestreo de crudo en oleoductos, donde se tomaba una pequeña muestra del producto para verificar la calidad. Instalaron los primeros muestreadores para esa época.
Nacidos y criados en Comodoro Rivadavia, visitaban a los primeros compradores en un auto prestado. Recién salidos del aula, apostaron por la innovación y productos diferenciales. “Fuimos ampliando la oferta. En 1994 trajimos una tecnología sueca de sistemas de medición automática en los tanques por microondas. Desconfiaron en ese momento, pero hoy siguen funcionando. Desde tirar el cable hasta controlarlo en la computadora. Esos fueron nuestros primeros desafíos”, afirma.
Hoy, la empresa brinda servicios en todo el Golfo San Jorge y tiene 35 empleados. Su fundador asegura que, en más de 20 años de historia, pasaron “por todas las crestas y todos los baches”. Y este año les toca trabajar en un contexto que preocupa al sector petrolero. “Pasamos la crisis de 1998 y la de 2001. Pero esta es simultánea, a nivel país y a nivel industria. Estamos más complicados, pero creemos que vamos a pasar. Lo importante es seguir rodando”, reflexiona Reyes.
Como medidas para surfear la ola, el dúo señala que buscan optimizar recursos, transmitir con honestidad la situación al personal y lograr un buen diálogo con el sindicato. “Estamos todos en el mismo barco”, comenta. Pero el foco de Neotek para este año está puesto en las energías renovables. Sus fundadores consideran que buscar clientes en esta nueva ventana va a ser fundamental para esquivar la crisis petrolera. “Creemos que va a ser muy importante a futuro, por eso invertimos en desarrollo. Queremos adelantarnos al nuevo escenario energético”, agrega.
“Siempre fui optimista, pero esta vez la crisis vino para quedarse un buen tiempo”, sentencia Reyes, quien ve a sus colegas “muy preocupados” por la situación, aunque destaca que tanto el personal como el gremio “hoy son más solidarios porque tomaron conciencia de lo que se está poniendo en juego”.