Buenos Aires
En la Argentina, se desperdicia más de un kilo de alimentos por día por persona. Suman, por año, 16 millones de toneladas o 400 kilos de comida per cápita, que se pierden en todos los eslabones de la cadena de valor: producción primaria, procesamiento, empaquetado, venta, consumo final y todas las instancias de traslado.
En contrapartida el 4,4% de los hogares argentinos que pasan hambre, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Para cumplir con el objetivo de revertir esta situación, se creó la Red Nacional de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, que busca intercambiar información y experiencias en base al trabajo de cámaras, empresas, municipios y organizaciones de la sociedad civil.
La Red surge en el marco del Programa Nacional de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos del Ministerio de Agroindustria, constituido en 2016. Francisco Yofre, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en la Argentina expresa: “El tema de la pérdida y desperdicios de alimentos es una política pública. Ejemplo de ello fue la campaña “No Tires Comida” que entre el Ministerio, la FAO y dos empresas buscó llevar información directa a los consumidores”.
Además se sumaron las firmas Unilever y Carrefour.
Contra el hambre
Su primera acción fue una campaña para luchar contra la pérdida y el desperdicio de alimentos, bajo el lema #NoTiresComida. Sus resultados fueron contundentes: más de ocho millones de personas fueron alcanzas por el mensaje, según se informó en un acto encabezado por Paul Polman, CEO global de Unilever; Daniel Fernández, presidente de Carrefour Argentina; René Mauricio Valdés, coordinador Residente de las Naciones Unidas en el país; y Néstor Roulet, secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria.
La campaña se extendió a 596 sucursales de Carrefour de todo el país. Una guía se entregó a 8.000 personas y el mensaje de #NoTiresComida llegó al 18% de los argentinos. Se realizó en el marco del Programa Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos, que busca que los consumidores incorporen consejos prácticos a sus hábitos y aprovechar al máximo los alimentos. El objeto general del programa, según detalló Valdés, es reducir “a la mitad” el desperdicio de cara a 2030. Roulet, que dio las cifras oficiales de desperdicio, explicó como se trabaja para que la cadena de valor incorpore también buenas prácticas en el tema.
“Una investigación reciente de Champions 12.3 reveló que, por cada u$s 1 que las compañías invierten para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, se ahorran u$s 14 en costos de operación”, afirmó Polman. Por eso, enfatizó que es una “enorme oportunidad de negocio” combatir el desperdicio.
En el mundo, advirtió, se estima que se desperdicia un tercio de todos los alimentos producidos. A su turno, el titular de Carrefour reconoció que “todavía se tira mucha comida”, por lo que la firma está abocada a maximizar la exposición de la campaña y trabajar en su cadena de valor, con objetivos concretos de reducción de pérdidas que se vienen cumpliendo desde hace varios trimestres.
Conciencia
El desperdicio de comida llama la atención a nivel mundial como uno de los principales desafíos del siglo XXI. Su solución depende de múltiples actores: gobiernos, empresas, ciudadanos. “La Argentina no es uno de los países más favorecidos en la región respecto de las facilidades económicas, legales y de infraestructura para donar alimentos”, explica Alfredo Kasdorf, asesor de la Red Global de Banco de Alimentos para América latina. Pero resalta: “Tenemos la capacidad de poder responder al problema. Hace falta generar conciencia”.
En marco de apoyo legal es la necesidad que reclaman todos los entrevistados. “Necesitamos un marco legal adecuado que favorezca la donación de alimentos cuidando al donante y otorgar incentivos fiscales que favorezcan la donación por parte de empresas y comercios, que hoy lo ven como un costo adicional o un temor a un castigo”, dice Kasdorf. Ello incluiría una revisión de la actual ley Donal (ley 25.989) para garantizar la inocuidad en todo momento. Al respecto, el experto anticipa que están trabajando en un proyecto de ley sobre incentivos fiscales, próximo a presentarse.
Segunda cosecha
Según Mercedes Nimo, subsecretaria de Alimentos y Bebidas del Ministerio de Agroindustria, es necesario distinguir entre pérdidas que se producen a lo largo del proceso productivo como resultado de malas prácticas agrícolas y de manufactura, y los desperdicios en los puntos de venta, como supermercados, o en el consumo en los hogares.
“El 45% de todo lo que se produce de frutas y hortalizas se pierde -asegura Nimo-. En el rubro de hortalizas, son pocos los productores que incorporan buenas prácticas agrícolas.” Según Kasdorf, la pérdida se relaciona con la eficiencia: “Para el productor resulta costoso recuperar la pérdida, por ejemplo, debido al transporte necesario, pero le permitiría ser más eficiente”.