Por Claudio Pagano
Lo que las personas admiten como verdad depende de muchos factores. Hay una verdad científica, pero también una filosófica, religiosa personal, ideologica, etc.
No todas esas “verdades” tienen el mismo grado de validez. En la ciencia, por ejemplo, no se puede postular algo como verdad si no hay evidencias físicas o teóricas de que lo sea. Algo similar ocurre en la filosofía.
Sin embargo esto no se aplica a los demás campos. Es esos terrenos, como la ideología o la religión, algo es verdad si lo dice una figura de Autoridad. no importa que sea incapaz de probarlo.
Entre una verdad no probada y una mentira a veces no hay gran distancia. Pese a esto, a muchas personas no les interesa.
De hecho, están dispuestas a creer, incluso en contra de toda evidencia. Esto sucede porque a veces LA MENTIRA CONFORTA, mientras que la verdad inquieta.
Se debe a que hay miedos o culpas involucradas. También a que la mentira suele ser mas fácil de entender que la verdad.
Esta realidad abre una grieta que muchos han explotado a fondo. En muchos casos es suficiente con que le digan a la gente lo que quiere escuchar, porque todos queremos creer aquellos mensajes que nos agradan con independencia de su paralelismo con la realidad.
Pero no solo eso. También logran que cultural y socialmente se instale una falsedad. Asimismo, que muchos sean capaces de todo por sostener esa mentira. No se dan cuenta, o no quieren ver, que esto no los beneficia a ellos, sino a quienes los dirigen.
Frase
El poder y la mentira: se atribuye Joseph„Goebbels la frase “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. No hay evidencia certera de que haya sido su autor, pero definitivamente si es una buena síntesis de lo que este propagandista hizo durante la Segunda Guerra Mundial. Tan eficaz fue su labor, que incluso hoy en día hay quienes todavía defienden las «verdades» del Tercer Reich.
Tan exitosa resultó la labor de Goebbels, que también puede decirse que sus mecanismos han sido coptados reiterativamente por muchos lideres del mundo.
Sectores poderosos siguen valiéndose de manera consciente de la mentira como medio para manipular las mentes de las personas sobre las que quieren influir y así lograr que acepten lo inaceptable y secunden planes que siguen a intereses de unos pocos.
Los grandes sectores de poder se dieron cuenta, gracias a la experiencia nazi, de que las sociedades eran capaces de creer en cualquier mensaje si este era presentado de la manera adecuada.
Solo había que ejercer un control absoluto sobre los medios de comunicación social y todas aquellas instituciones que transmitieran ideología, entre ellas, la escuela.
Bastaba con hurgar en LOS MIEDOS, LOS ODIOS y LAS INSEGURIDADES. Luego construir una “verdad” conveniente y repetirla hasta la sociedad.
Repetición
La mentira que se repite mil veces: lo que ocurre con la repetición es que genera creencias muy profundas. Cuando cerebro capta una situación nueva, hay un desequilibrio, al que sigue una asimilación, una acomodación y luego una adaptación.
Como cuando llegamos a una ciudad que no conocemos y en principio nos sentimos desubicados, pero poco a poco, de tanto ver los mismos lugares, nos vamos familiarizando hasta que nos apropiamos del nuevo entorno. De hecho vamos haciendo una especie de mapa propio a partir de lo que conocemos.
Con la mentira repetida ocurre algo similar. La mente se va adaptando para escucharla, para percibirla y termina incorporándola a su ámbito de pensamiento. ES LO FAMILIAR, LO CONOCIDO, lo que todo el mundo afirma.
Grandes mentiras
Las grandes mentiras del poder: en caso de las grandes mentiras del poder, es también la respuesta al miedo o a la inseguridad. O la explicación comprensible de lo que se ignora o no se comprende.
No es gratuito que haya una relación tan estrecha entre el poder y los medios de comunicación.
Tradicionalmente, en casi todos los países son los grandes grupos económicos o políticos quienes detentan el control de la prensa.
Hasta hace poco los medios independientes eran una flor exótica. Con las redes esto ha cambiado. Se han multiplicado las voces independientes y se han ampliado las alternativas para informarnos.
Sin embargo, las redes también han llegado con sus propias mentiras. Finalmente no importa a través de que medio se transmita un contenido, sino desde que intención se narra o se comenta.
También y sobre todo, importa que tan interesado esta el receptor en lo que es cierto. No hay peor ciego que el que no quiere ver, reza el adagio popular.