«La organización recibe el premio por su trabajo para llamar la atención sobre las consecuencias humanitarias catastróficas del uso de armas nucleares y por sus esfuerzos pioneros para lograr un tratado de prohibición de esas armas», dijo la presidente del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen.

Más de 70 años después de las bombas atómicas estadounidenses lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, y mientras crecen las tensiones en torno a la crisis norcoreana, el Comité del Nobel quiso resaltar los incansables esfuerzos de la ICAN para librar al mundo de las armas nucleares.

Fundada en 2007 en Viena, durante una conferencia internacional sobre el tratado de no proliferación nuclear, la ICAN tiene su sede en Ginebra, en las instalaciones del Consejo Ecuménico de las Iglesias, otra organización internacional.

Esa coalición mundial de más de 300 ONGs impulsó un tratado histórico de prohibición de las armas nucleares que fue adoptado por 122 países en julio, aunque su alcance es sobre todo simbólico, dada la ausencia de las nueve potencias nucleares entre los firmantes.

Este premio, agregó el fallo, es «también un llamamiento» a estos países para que inicien «negociaciones serias» para la eliminación de las «15.000 armas nucleares que hay en todo el mundo».

La organización, que cuenta con un presupuesto anual de 1,2 millones de francos suizos (1 millón de euros, 1,2 millones de dólares), funciona gracias a las ayudas financieras aportadas por varios gobiernos, como los de Noruega, Suiza, Holanda, Alemania o la Santa Sede, así como por donantes privados, la Unión Europea y fundaciones.

Recibirá el premio, que consiste en una medalla de oro, un diploma y un cheque de nueve millones de coronas suecas (1,1 millones de dólares) durante una ceremonia que se celebrará en Oslo el 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte en 1896 del creador de los premios, el filántropo sueco e inventor de la dinamita, Alfred Nobel. (AFP y EFE)