Buenos Aires.
La participación de Argentina en las cadenas globales de valor es muy baja y aumentar ese protagonismo es clave para exportar más.
Uno de los paneles más interesantes del 53º Coloquio de IDEA, desarrollado la semana pasada, tuvo el lema “SubirNOS al mundo” y se centraba, lógicamente, en la escasa integración de la economía vernácula con la economía mundial. Pero la cuestión va más allá de la mera suma de las exportaciones e importaciones sobre el PIB, es decir, el famoso coeficiente de apertura en la jerga académica. Es un tema más profundo y tiene, incluso, raigambres culturales, y que distan de solucionarse con un toquecito en el tipo de cambio o una facilitación en el papelerío para exportar o importar.
Un informe de Marcelo Elizondo pone poco en un tema muy interesante: la escasa capacidad de las empresas locales para exportar e ir más allá y, quizás, internacionalizarse. Eso, sugiere, es contracara de su escasa integración en las cadenas globales de valor. Incapacidad que no responde a una falta de vocación empresarial sino a un temerario track record macro, escasos acuerdos comerciales más allá del Mercosur, falta de una marca país y varios pendientes más. Todo eso, naturalmente, fue minando la vocación internacional del empresariado nacional, que se enfocó más en el mercado interno y eso, a su vez, contribuyó a cerrar la economía.
CGV
“La escasa participación de las exportaciones argentinas en las cadenas globales de valor (CGV), los bajísimos niveles de flujos de inversión extranjera recibida o de inversión emitida por empresas argentinas hacia al exterior y las muy pocas alianzas entre empresas argentinas y contrapartes mundiales son todos componentes de un sistema en el que consecuentemente los débiles volúmenes de exportaciones e importaciones se suman a otros pobres indicadores de negocios internacionales (y todos son muy pobres comparados con los del resto del planeta)”, dice Elizondo. “Argentina es el país de la región con menores ingresos de sus exportaciones en las cadenas globales de valor (CGV)”, agrega el titular de la Consultora DNI.
Tampoco es casual (sino causal) que sea el país que menos Inversión Extranjera Directa (IED) sobre el PIB de toda la región. “Esto está directamente vinculado con el hecho de que Argentina no logra recuperar exportaciones porque el comercio ocurre eminentemente dentro de estos conglomerados productivos de empresas internacionales grandes que se vinculan y generan comercio como parte de sus procesos (sea intrafirma o de proveedores de los grandes actores productivos)”, dice Elizondo. En rigor, Argentina exportará menos de US$ 60.000 millones en 2017 y los volúmenes están estancados desde 2005. Su share en el comercio mundial total es un ínfimo 0,35%.
Ranking
Asimismo, Argentina rankea mal a la hora de mensurar la IED emisiva, es decir, las inversiones de empresas criollas en demás países. Según la revista América Economía, hay solo 4 argentinas entre las principales 30 multilatinas. Y no más que 5 multinacionales argentinas entre las principales 50; solo 6 entre las principales 80 y apenas 7 entre las principales 100. Mientras, entre las mayores 100, 31 son brasileñas; 26, mexicanas; 19 chilenas; 10, colombianas y 5, peruanas.
Tampoco es casual que, según datos del Ministerio de Producción, hay casi 6.000 empresas exportadoras pero, como dice Elizondo, “pocas empresas exportan la mayoría y muchas, exportan poco”. Son menos de cien las empresas que logran exportar anualmente más de US$ 100 millones de dólares (y menos de 15 las que exportan más de US$ 1.000 millones). La cifra de empresas exportadoras cayó consistentemente en los últimos años.
“Argentina aparece con problemas estructurales propios de una economía con pocos actores con capacidad de insertarse de modo exitoso en un mundo con exigencias crecientes. Y más allá de los cambios macroeconómicos esperados (en inflación, déficit fiscal, presión tributaria, tasa de interés, confort cambiario, marco regulatorio, infraestructura, exigencias administrativas públicas), hay problemas de matriz productivo- comercial que se refieren a las condiciones cualitativas de las empresas (los que se vinculan en el mundo son las empresas, más que los países) y, por ende, deberán preverse, para recuperar inserción transnacional, no solo por parte del sector privado sino también del sector público, un conjunto de acciones, servicios, iniciativas e incentivos para mejorar esa matriz de agentes productivo-comerciales en pos de una mejor internacionalidad”, dice Elizondo.