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Caleta Olivia – Por Claudio Pagano.
Concepto: en la Provincia de Santa Cruz rige hoy la llamada Ley de Lemas para las elecciones municipales y provinciales, cuya aplicación crea confusión en los votantes y cuyos fines no parecen coincidir con los horizontes de transparencia y de interés ciudadano que busca la gente.
La ley de lemas es un sistema electoral de doble voto acumulativo y simultáneo:
1-doble voto simultáneo porque el elector dispone de dos votos, uno al lema y otro al sublema, en una misma boleta y en un mismo momento,
2- doble voto acumulativo porque el sublema más votado dentro de cada lema recibe los votos de todos los sublemas de su mismo lema para definir el ganador.
La fragmentación y debilitamiento de los partidos políticos se agravan con la aplicación de la ley de lemas.
Uno de los inconveniente que presenta este sistema es que el elector no sabe a quién beneficiará en última instancia su voto, elige una primera preferencia, pero su voto puede terminar beneficiando al candidato que no desea que gane.
No es lo mismo votar a Carlos que a Juan, por más que sean del mismo partido. No siempre el candidato más votado es el que gana la elección.
Con la ley de lemas no gana el mejor candidato sino que gana el que más sublemas tiene, afectando la representatividad y la legitimidad de quien en definitiva deberá asumir su mandato.

Candidaturas
Llama la atención el número desproporcionado de candidaturas que se incrementan de una elección a otra, este aspecto no sólo ha creado dificultad a los votantes, debido a la complejidad de la oferta electoral sino también en la realización de cómputos, produciéndose demoras en el resultado del escrutinio definitivo y se da una confusión electoral.
No se puede ni se debe responsabilizar de la crisis de los partidos, al sistema electoral o a la ley de lemas, pero sí es cierto que la fragmentación y debilitamiento de los partidos políticos se agravan con la aplicación de la ley de lemas, debilitando las estructuras democráticas, ya que se concibe al partido como corporación.
Además, la impresionante cantidad de candidatos parecería estar más motivados por el interés en los cargos que por convicciones políticas.
El candidato puede verse tentado a dirigir sus acciones proselitistas con ánimo puramente clientelista. La promesa de puestos de trabajo u otras prebendas a cambio de votos son prácticas clientelistas que pueden potenciarse con la ley de lemas, clientelismo político que nada hace por crear empleo y utiliza a los desocupados como mano de obra barata para sus acciones políticas.
Lo que en principio parece ser una forma de generar posibilidades a nuevos candidatos, termina siendo un elemento que potencia las malas formas de hacer política.

Democracia
Los argentinos vivimos en una democracia de partidos políticos, donde los partidos políticos son uno de los pilares fundamentales de la democracia y donde la derogación de la ley de lemas es un paso importante en nuestra provincia para volver a recuperar y fortalecer a los partidos políticos; de esa forma estaríamos fortaleciendo a nuestra democracia, consolidando la seguridad jurídica y garantizando la estabilidad de las instituciones.
Una manera constructiva de enfrentar la crisis de representatividad es la derogación de la ley de lemas, que debe ser el principio de una reforma política que es necesaria y que más adelante se debe dar y donde hay que empezar a hablar y debatir sobre el voto electrónico y la eliminación de las listas sábanas, en un diálogo plural, franco y verdaderamente democrático que se tiene que producir entre todas las fuerzas políticas que respete las instituciones y garanticen la estabilidad que necesita nuestro sistema democrático.
Que no sea una reforma política que se ajuste a la conveniencia del gobierno de turno.
Por eso es necesaria su derogación y la búsqueda de alternativas reales de mejorar la representatividad y tener elecciones transparentes.
La sociedad demanda esta transparencia y es necesario en los procesos electorales, para poder combatir los abusos de poder.
Recuperar a la política como herramienta de transformación es el principal desafío que enfrenta hoy la dirigencia política, lo cual solamente será posible si se dejan de lado mecanismos que son objeto de fuertes cuestionamientos por parte de la sociedad.