Primero fue Alfonso Cuarón con su Gravedad. Luego fue el turno de Alejandro González Iñárritu con Birdman y El Renacido. Sería justo que Guillermo del Toro cerrara esta trilogía de cineastas mexicanos ganadores del Oscar a Mejor Director con una estatuilla por su labor en La Forma del agua.
Del Toro es el director que más ha hecho por el cine fantástico en los últimos años (un género que no siempre ha sido apreciado por los miembros de la Academia de Hollywood). Cintas que han homenajeado la esencia seminal del séptimo arte, plagadas de fantasía, personajes increíbles e historias irresistibles.
Con La forma del agua esto se hace más evidente. Es un canto de amor a las películas de monstruos de la era clásica de Hollywood, además de contar con imágenes bellas y cautivadoras, y actuaciones conmovedoras. Si Del Toro se alza con el premio a Mejor Realizador, sería apropiado. Pero tendrá una contienda muy difícil, ya que en su rubro hay verdaderos pesos pesados.
Christopher Nolan, con Dunkerke, quizás sea el realizador a vencer. Paul Thomas Anderson fue nominado por El hilo fantasma, un filme hermético y poco amigable, como gran parte de su filmografía; había sido olvidado en todas las entregas de premios anteriores y aquí se erige como la sorpresa de las nominaciones. Además, Greta Gerwing por Lady Bird y Jordan Peele por ¡Huye!, un largometraje de horror independiente que se está convirtiendo en la Cenicienta de la temporada de premios.
En el quinteto de mejores actores principales la cosa parece estar jugada a favor de Gary Oldman por su composición de Winston Churchill en Las horas más oscuras. Oldman logra traspasar la pantalla debajo de una gran capa de maquillaje. Es, además, un actor querido y reconocido que merece su estatuilla. En su quinterna aparece Daniel Day-Lewis por El hilo fantasma, cinta que ha sido anunciada como su despedida de la pantalla (quizás este dato le juegue a favor, más allá de que ya cuenta con tres estatuillas en su haber).
Timothée Chalamet, por Llámame por tu nombre, y Faniel Kaluuya por ¡Huye! no parecen duros rivales. Más allá de su talento, la presencia de Denzel Washington por Román J. Israel, Esq. parece una nominación para cumplir con el «cupo de afroamericanos».
Por el lado de las actrices principales la cosa parece bastante resuelta. Frances McDormand por Tres anuncios por un crimen tiene todos los números para alzarse con el galardón. Su interpretación de una madre en busca de justicia/venganza por la muerte de su hija es conmovedora. Su rival más potente es Sally Hawkins por La forma del agua, donde compone a una mujer muda que se enamora de un monstruo anfibio. Hawkins es cautivadora, su labor parece salida de un cuento de hadas; habrá que ver si le alcanza para vencer a la actriz de Fargo.
Margot Robbie por I, Tonya y Saoirse Ronan por Lady Bird deberían contentarse con estar nominadas; si alguna de ellas resultara triunfadora, sería un verdadero milagro. En cuanto a Meryl Streep por The Post: los oscuros secretos del Pentágono, su presencia en el quinteto es una formalidad: no puede haber Oscar si Meryl no está nominada.
Los actores de reparto parecen tener la quinterna más peleada. Los intérpretes que deberán competir por la estatuilla en este rubro son todos grandes artistas, nominados por excelentes trabajos. Woody Harrelson y Sam Rockwell por Tres anuncios por un crimen logran actuaciones impactantes; cualquiera de los dos sería un justo ganador. Richard Jenkins por La forma del agua es una pieza fundamental para el funcionamiento de la historia, y Willem Dafoe por The Florida Project se erige como la sorpresa del rubro.
El caso de Christopher Plummer es para tener en cuenta: suplantó a Kevin Spacey en Todo el dinero del mundo y logró una actuación creíble en pocos días de rodaje. Si gana, será un premio a la profesionalidad y al oficio. Y de paso, también un mensaje a Spacey (caído en desgracia después de que saliera a la luz su faceta de acosador) y por ende a todos los abusadores de Hollywood (para ellos, olvido y desprecio).
Las actrices de reparto que compiten por la estatuilla dorada comparten el quinteto más enigmático de estas nominaciones. Aquí cualquiera de las cinco puede ganar, aunque Allison Janney por I, Tonya suena como favorita; también Octavia Spencer por La forma del agua puede ser la elegida, ya que en los últimos años se ha convertido en una de las predilectas de la Academia.
En el rubro animado tampoco parece haber dudas, más allá de la belleza de Loving Vincent, de la simpatía del toro de Olé, El viaje de Ferdinand o el humor de Un jefe en pañales, el Oscar será para Coco, un gran filme de Pixar, que es un tributo a la cultura mexicana y un enorme mensaje sobre la importancia de la familia.
América Latina
Como mejor película extranjera, America Latina estará representada por Chile y la aplaudida Una mujer fantástica. Segunda nominación de la historia para la cinematografía transandina que tendrá una dura rival en The Square, la representante sueca que viene precedida de éxito entre la crítica y el público.
El máximo galardón -el de Mejor película- cuenta con nueve candidatas, todas grandes cintas pero muy distintas entre sí. Tres anuncios por un crimen corre con ventaja, ya ha ganado el premio mayor en los Golden Globe y tiene méritos para alzarse con la estatuilla. La forma del agua también es favorita, aunque quizás le juegue en contra el hecho de ser un filme de fantasía (como ya dijimos, salvo excepciones como El Señor de los Anillos: el retorno del Rey, la Academia suele apostar por el realismo). Dunkerke puede darle su primer Oscar como mejor película a un verdadero maestro del cine como Christopher Nolan, por lo que no se puede descartar que sea la triunfadora.
Llámame por tu nombre es una historia minimalista sobre un amor gay, muy similar a Moonlight, la última triunfadora. Las horas más oscuras y The Post: los oscuros secretos del Pentágono son dramas políticos históricos, demasiado políticamente correctos. Si ¡Huye!, Lady Bird o El hilo fantasma (las otras tres nominadas) salen triunfantes la noche del 4 de marzo, será más que una sorpresa: un premio al cine independiente y de autor en desmedro del cine industrial que hace funcionar la máquina de Hollywood. Parece difícil que la Academia se juegue tanto; no dos años seguidos.
En todo caso, la cuenta regresiva ha comenzado. Y en algunas semanas más la verdad saldrá de los sobres en el escenario del Dolby Theater.