Ocho días después que se cumpla un año de la desaparición del ARA San Juan, Carlos Christian Schutz dejará atrás la edad de Cristo.
Teniente de Fragata, con una antigüedad de 14 años de servicio en la Armada, zarpó y patrulló en ese submarino dos veces.
Por esa razón, la jueza federal de Caleta Oliva, Marta Yañez, lo llamó a declarar como testigo. Su relato fue conmovedor y revelador. Quienes escucharon su exposición entendieron que fue una de las más “sinceras” y despojadas de cualquier tipo de “corporativismo” ofrecida por un oficial del arma en actividad.
Schutz era “alumno cursante aspirante a ser submarinista” junto a su amigo, Alejandro Tagliapietra, y Jorge Luis Mealla, dos de los 44 tripulantes de quienes no se tienen noticias desde el 15 de noviembre de 2017.
Ante la magistrada dijo que después del último y complicado patrullaje que realizó en el buque de guerra, en julio de 2017, decidió “dejar de ser submarinista” porque no sabía “si iba a estar a la altura”.
El militar no solo ratificó el ingreso de agua al ARA San Juan, sino que además confirmó qué detectaron a un submarino nuclear.
El destino, el devenir de los acontecimientos, lo hizo coincidir ese 23 de marzo de 2018, en el mismo despacho con Luis Tagliapietra, abogado de la principal querella que impulsa la búsqueda de la verdad sobre el hundimiento del ARA San Juan, el papá de Alejandro, su compañero.
En ese marco de miradas y sentimientos cruzados, deben evaluarse las palabras, las frases que dejó el Teniente de Fragata Schutz.
De arranque nomás dijo que: “Algunos de los desaparecidos eran compañeros míos. Tenía vinculo de amistad con muchos de ellos”.
“Mi situación era de alumno cursante, aspirante a ser submarinista. Éramos observadores, no teníamos responsabilidades. Íbamos a ser instruidos por los oficiales y la dotación, entre ellos el Jefe de Máquinas, era instructor nuestro en la escuela, el Tte. Mendoza”, contó.
El Teniente de Navío Fernando Mendoza es otro de los desaparecidos en la mayor tragedia de la Marina en tiempos de paz.
“Algo no estaba bien”
Según pudo corroborar Infobae a través de las declaraciones volcadas en el expediente, nadie como Carlos Christian Schutz describió los problemas que tuvo el ARA San Juan en la patrulla comprendida entre el 1 al 19 de julio, que fue el preludio al desenlace fatal que ocurriría cuatro meses después. Desenlace que, a la luz de lo que ahora se conoce en la causa, se podría haber evitado.
Dijo el oficial: “Mi especialidad es maquinista. Cuando estábamos en la sala de máquinas, viendo la etapa de la puesta de mecanismos en las maquinas. El suboficial (Roberto Daniel) Medina estaba arrancando los motores, yo me encontraba con Tagliapietra, y Mealla se encontraba en la otra punta con Medina (otro de los desaparecidos), arrancando los motores. Y yo con Alejandro estábamos verificando cómo era el procedimiento. En ese momento Alejandro vio un vapor en el pozo de snorkel, algo que no tenía que pasar”, aclaró.
Recordó: “En ese lugar hay mucho ruido. Con el codo me dice que mire y me señala con la linterna. Le hicimos señas con la linterna al suboficial que tenía que controlar. Ellos estaban arrancando motor por motor en ese momento. Nosotros estábamos a una distancia de siete metros aproximadamente, en ese momento Medina mandó a que corten la maniobra y volvimos a plano 40. En ese momento nos percatamos que algo no estaba bien. Ante esa contingencia se anuló la maniobra y fueron a ver que había entrado agua en cantidad al pozo de snorkel, querían ver si había entrado por el sistema de ventilación. No pudimos saber en el momento por qué había entrado. Después hubo una discusión entre los maquinistas y ellos pensaban que uno de los Cabos había hecho mal una maniobra, pensaban que había fallado la ECO 19 (válvula de emergencia). Durante el sistema de ventilación se comprobó que había entrado agua hasta el ventilador de buque. Después de ese ventilador el aire que se chupa por snorkel barre el aire que ingresa a baterías”, sigue relatando el aspirante a submarinista, y le explica a la jueza que: “Si entraba agua allí podría haber ocurrido un cortocircuito provocando un arco voltaico y una descarga eléctrica brusca en los elementos de batería que por electrólisis emanaría gases de hidrógeno. Se libera hidrógeno en cantidad y eso fue lo que podría haber pasado. Además, el agua salada mezclada con el ácido de las baterías puede generar gas cloro que es venenoso para el ser humano”.
¿Observaron algo respecto de la misión?, le preguntaron en el juzgado.
No en la misión, sino en la parte técnica. Pero la misión era secreta, lo manejaban solamente las cabezas. El jefe de comunicaciones que era compañero mío me comentó que tenía que sacar fotos a ciertos pesqueros. Adrián Zunda (teniente de fragata, también desaparecido) puso un celular de él para sacar las fotos porque la cámara del buque, que está en el periscopio, andaba mal”.
Antes de esa pregunta, el oficial ya le había contado a la jueza Yañez que -tal como adelantó Infobae– “hubo una falla en el sistema de comunicaciones, donde vi trabajando el Jefe de Comunicaciones Zunda, vi que había fallado un equipo de HF, el acoplador le falló. Él llevaba uno por si acaso porque tenía miedo de que falle porque creía que podía fallar”.
Ahora se sabe que, durante la fatídica patrulla del submarino, las comunicaciones también fallaron. Es decir, el defecto era recurrente.
Contaco
El Teniente de Fragata no tuvo ninguna duda en declarar que, tal como lo escribió en su reporte el comandante del ARA San Juan, Pedro Marín Fernández, en esa patrulla, los sonares detectaron la presencia de un submarino extranjero.
Ese hecho, que el ministro de Defensa, Oscar Aguad, niega cada vez que se lo preguntan, lo describió con lujo de detalles.
¿Escuchó si hicieron contacto con un submarino?, quiso saber la jueza.
Si, se nos dijo que hagamos silencio porque habíamos hecho contacto con un submarino. Cuando escucharon el contacto estaba estudiando el sistema en la sala de máquinas y nos dijeron que no hagamos ruido. Pregunté qué pasó y nos dijo que se detectó un PIN, cuando mandan ruido con el SONAR ACTIVO de otro submarino.
Después subí para ver qué se hacía en una situación así y vi que el comandante estaba con los sonaristas escuchando el ruido de unas hélices de aparentemente un submarino. No sé en qué posición estábamos. Después nos reunieron a todos en el compartimento de torpedos, teníamos un poco de miedo por la situación. Nos calmaron y nos dijeron que sepamos que es un submarino y que sepamos que no era común y que no es broma. Eso nos dijo el Jefe de Operaciones, Tte. Villareal. No nos explicaron qué hicieron ante esa situación, solo sé que grabaron. Nos dijeron que no teníamos que difundir nada de eso”.
¿Cuando se pidió silencio total, qué hicieron con la propulsión?
Llevaron el buque a 4 nudos para producir el menor ruido posible, pero se sigue con propulsión. Si pierde propulsión se va para abajo. Había que hacer silencio.