Buenos Aires
El 28 de mayo se celebra el “Día Nacional de los Jardines de Infantes” y “Día de la Maestra Jardinera” en memoria de Rosario Vera Peñaloza.
Quien también fuera llamada “Maestra de la Patria” nació el 25 de diciembre de 1873 en el pueblo de Atiles, La Rioja.
Dedicó su vida a la enseñanza y dejó una huella imborrable en la Educación del país.
Rosario fallece el 28 de mayo de 1950, fecha que se toma para conmemorar el “Día de la Maestra Jardinera” y el “Día de los Jardines de Infantes”, institucionalizado el 15 de septiembre de 1971.
Un poco de historia
La Constitución Nacional de 1853 (Art. 5°) dejó librada a las provincias la educación primaria y considera como atribución del Congreso Nacional la de proveer al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria. No había en el país bibliotecas públicas, el material escolar era casi desconocido y los maestros improvisados por falta de escuelas normales.
En algunas provincias las aulas carecían de pupitres, pizarrón y lápices y los docentes recurrían a cuero de vacunos y hojas de ciertas plantas para que, sobre ellas, los escolares escribieran las primeras letras con espinas o maderas duras.
Estas «eran las generales de la ley» para todas las escuelas de la patria, y obviamente la natal provincia riojana de Rosario Vera Peñaloza no fue la excepción.
En la década del ochenta del siglo XIX se produce la promulgación de la Ley 1420, que constituye la culminación de un complejo proceso histórico, como resultado del cual aparecían las ideas democráticas y liberales que pueden percibirse debajo de todos los esfuerzos de integración del país y modernización de sus instituciones.
Con la aprobación de la Ley 1420 se hizo necesario adecuar las estructuras provinciales en concordancia con ese cuerpo legal y a partir del creado Consejo Nacional de Educación, las provincias tomaron un impulso propio, destacándose entre ellas la acción educativa de algunas provincias como Mendoza, pero muy especialmente La Rioja, Entre Ríos, Buenos Aires y Córdoba.
Desde allí Rosarito, realizó una notable labor actualizando los programas de estudio para la carrera de maestra jardinera, que no existía en nuestro país.
Difundió el trabajo manual en las escuelas primarias para que los chicos desarrollen habilidades prácticas. Fue discutida, perseguida y cesanteada en distintos momentos de su vida.
Su credo
“Creo en el Magisterio Argentino y en su obra; a ellos, los Maestros corresponde formar las generaciones capaces de mantener siempre encendida la lámpara votiva que dejaron a nuestro cuidado los que nos dieron Patria para que jamás se apague en el alma Argentina y para que sea el faro que ilumine los senderos». Textual de Rosario en el «Credo Patriótico», al cual el Instituto Nacional Sanmartiniano le confirió el Primer Premio, después de haberse formado.
En 1884 regresó a su tierra natal, e ingresó a la Escuela Normal de La Rioja, fundada ese mismo año por las maestras norteamericanas, Annette Haven y Bernice Avery.
Allí realizó los estudios secundarios y cursó la carrera de magisterio, recibiéndose de Maestra Normal en 1888. En 1892 se dirigió a Paraná (Entre Ríos), para proseguir con su formación obteniendo el título de Enseñanza Superior en 1894.
En la Escuela Normal de Paraná fue alumna de Sara Eccleston (oriunda de Filadelfia), otra de las maestras invitadas por Sarmiento para expandir la educación en Argentina.
En aquella célebre institución entrerriana creada en 1870 bajo la presidencia, precisamente, del mismo Domingo Faustino Sarmiento, comenzó su actuación profesional en el Departamento de Aplicación.
En dicha escuela también estudió Trabajo Manual, Dibujo y Pintura, Ejercicios Físicos, Modelado, Tejido de Telares, Grabado, Corte y Confección y Artes Decorativas.
Más allá de sus múltiples cargos y tareas docentes, en Paraná, La Rioja, Córdoba y Buenos Aires, la veta educadora que transversalizó su existencia, se expresó en numerosos libros, conferencias, cursos para docentes, fundaciones escolares y tareas asistenciales, resultado de sus observaciones y diálogos con colegas de todo el país, recreados y convertidos en estrategias docentes y material didáctico para su soñada reforma metodológica, finalmente expresada en la creación del Museo Argentino para la Escuela Primaria y Pre-escolar, «su mayor tributo a la Patria».
Murió un 28 de mayo de 1950 en La Rioja a los 77 años de edad. En su memoria, el 28 de mayo se festeja el Día Nacional de los Jardines de Infantes y del Docente de Nivel Inicial instituido por Ley 27.059, sancionada el 3 de diciembre de 2014.