momo

Caleta Olivia
Momo es la imagen de perfil de un número de teléfono con prefijo de Japón que aseguran que, si se le habla de madrugada, contesta con macabras predicciones de futuro o adivina información personal y te envía directrices personalizadas.
El riesgo de este reto es que los delincuentes pueden hacer uso del juego para sacar o robar información personal; incitar al suicidio o a la violencia; acosar o extorsionar; generar trastornos como ansiedad, depresión, insomio.
Julieta Aguirre es Licenciada en Psicología, especialista en Adicciones (matricula LP 0617) en Caleta Olivia y mencionó que al caso de Momo se lo asocia a lo que fue hace un tiempo atrás el juego de La Ballena Azul.
Momo se cree o se supone que viene de Japón, incluso han tomado una imagen de uno de los museos en Tokio que se basa en un museo del horror. En América Latina se ha rastreado en Colombia y en México.
La licenciada Aguirre explicó que estos juegos son un problema. “La ballena azul, tenia postas para pasar, normalmente el adolescente tiende al desafío y busca hasta donde es el limite. En la ballena azul la ultima posta era el suicidio, entonces quien tenia una ideación suicida lo pensaba hasta que pasaba. O bien por ser un accidente de gravedad en el juego, o bien en otras circunstancias porque ya tienen la idea de querer hacerlo de esa manera, aunque no fue tan viralizado ya que estaba instalado en otras redes.
En el caso de Momo lo que lo hace viral es que está en la red de mensajería Whatsapp. Aparece y no se sabe bien de qué forma aparece, se supone porque es una cadena y normalmente cuando llega el mensaje lo primero que hace es tratar de violentar a la persona, es decir, la arremete, le pone imágenes violentas o le envía información personal. Eso crea mucha ansiedad y miedo a quienes reciben los mensajes”, dijo.

Imitación

Respecto a los hechos concretos que se dieron por Momo, la psicóloga consideró que el adolescente de por si es curioso, y la única forma que tiene es moverse por imitación porque a esa edad todavía no se tiene una identidad acabada. “Y como está aprendiendo, piensa que es un juego y que no va a llegar a otras instancias; el problema específicamente de esto es que hay una cuestión de imitación para con el otro. Si mi compañero, mi amigo lo hace, porque yo no, y ahí es donde se empiezan a producir los efectos.
Momo produce un estado de ansiedad terrible porque al principio es un juego pero después se empieza a tornar un poco oscuro con amenazas de muerte y el adolescente que lo sigue no sabe luego como poder desconectarse de eso y piensa en el suicidio”, explicó la licenciada.
“Lo que hay que ver en lo que es el suicidio en sí es cuáles son las consecuencias. Si se llega a los limites por ahí del suicidio es porque en realidad ya el adolescente venia con una situación de montón de conflictos y situaciones personales y familiares que no se ven, que son externas a la familia, y no hay forma de comunicarlos”, dijo Aguirre quien opinó que “hoy estamos en un momento en donde la comunicación dejó de ser verbal, o no hay comunicación. Hay pocos espacios en familia para poder descifrar si hay algo que pueda estar pasando con este chico”.

Comunicación
Los adolescentes tienden a encerrarse porque es parte de la adolescencia, y los padres en general lo dejan pasar porque deben trabajar muchas horas y no están. “Creo que a veces esas dos cosas se juntan y con este tipo de juegos en las redes, esa ideación suicida que se le llama, que está constantemente dando vueltas en la cabeza, que una vez probé y no me salió o alguna vez me frené porque hubo alguien que me interrumpió, por ahí me sucede, o quiero pensar que no me va a pasar nada porque me creo omnipotente y termina sucediendo lo peor”.
La principal característica de qué haría uno como padre es, si vos tenés una situación así es eliminarlo, borrarlo, bloquear el contacto y tratar de crear situaciones de espacio que tengan que ver con los padres o con cualquier referente que sea de la familia.
“Hoy uno de los principales quiebres normal y anormal dentro de la adolescencia es la falta de comunicación. En una época era estar en contra de lo establecido y hoy no hay ni eso, porque no tenemos nada para estar en contra porque ese referente no está, entonces a lo mejor discutimos y peleamos con los medios de comunicación o tratamos de expresarnos de otra manera, incluso en lo que se vio en esta campaña de la legalización del aborto, que esto tiene que ver con la manifestación de los adolescentes que tienen cosas para decir y que están movilizados, y que si vos le das un espacio esa es la mejor manera de ordenarlo, guiarlo.
No hay muchas más situaciones donde uno pueda prevenir de otra manera. Hay un nivel comunicacional donde yo veo que los padres cada vez están mas lejos, pero es porque los espacios no se comparten. Hoy no hay orden desde ningún lineamiento, de ninguna institución, están todas caídas, entonces qué puede decir una persona que está 50 horas con Snapchat o el Whatsapp o en donde el Instagram te dice qué es lo que está de moda y qué no… le podés hablar de valores”, sintetizó la profesional.

Referentes

“Debe haber reglas con un sentido formativo dentro de tu casa, por lo menos de referencia para que ante una situación el adolescente discuta con el padre o la madre.
Hay un sentido físico ni siquiera emocional, a medida que vamos siendo mas concientes vienen los cuestionamientos y si lo que me inculcaron me sirvió o no”, comentó la Lic. Aguirre y mencionó que “el adolescente es inteligente, he tenido muchos pacientes adolescentes y me han enseñado ellos a mi, pero por ahí no tienen puntos de referencia, entonces vienen se sientan y te discuten a vos poniéndose en este lugar: A mi me gustaría que mi viejo me de más bolilla o me gustaría que mi vieja cuando yo le planteo algo no piense que soy un estúpido.
Cuando los chicos tienen algo hacia delante, si ves que en algún momento quieren algo, hay que crearle la situación donde ellos puedan querer algo mas que solamente estar en la casa y querer estudiar y van a tratar de cuidar ese espacio para poder irse. Hay que darles la posibilidad. Los padres tienen tanto miedo de pelear y discutir y muchas veces las discusiones tienen que ver con esto, con espacios que no se comparten, con falta de tiempo y de que no hay conciencia de lo que implica ser padre.
Hay que crear un sentido de pertenencia de su casa, con una crianza que funcione cuando no le den todo, planteando que hay mucho sacrificio detrás de lo que uno quiere; los padres van a trabajar y vivir en pro de poder nivelar la vida de sus hijos y lo van a hacer hasta el resto de sus vidas.
Un montón de cosas institucionales no están funcionando, y en la familia no hay una figura fuerte. Así que fuese lo que fuese los chicos necesitan orden, si nosotros fuimos personas ordenadas hoy en este momento es porque alguien en algún momento nos puso orden”, sentenció la psicóloga Julieta Aguirre.