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Caleta Olivia
El otro día en facebook publiqué una artículo titulado “Orgullosa de limpiar culos” trataba sobre una enfermera que llamaba la atención a la gente, sobre la valoración de su profesión, aludiendo que es muy valiosa y de hecho, coincido en tal asentimiento.
A raíz de dicha publicación un profe de Buenos Aires, contacto mío, mencionó en su comentario, al respecto del artículo, el concepto de el estatus quo; concepto que a mí me resulta ridículo, por abstracto e inexistente y paso a explicar el porqué de mi afirmación.
Los humanos poseemos la capacidad del lenguaje, el cual, según las ciencias, lingüística y semiótica, es creado a modo de necesidad para comunicarnos entre nosotros. El lenguaje básicamente es un conjunto de signos lingüísticos representativos consensuados, es decir que todos acordamos y aprendemos y usamos para designar; ideas, pensamientos, sentimientos, emociones, necesidades, intenciones y cosas materiales entre otros; a través de símbolos vocales o fónicos o escritos, que también incluyen señales por supuesto. En suma usamos símbolos para designar cosas reales y tangibles pero también intangibles como serian las ideas.
Facultad que no poseen los animales, no porque carezcan de inteligencia o lenguaje, pero ellos no pueden crear ni codificar un mensaje sobre lo abstracto. Por ejemplo, una orca no entendería lo que es el concepto de asesinato o tortura o cargo de conciencia, ni de miedo por una película que mostró en escenas a una persona poseída por un demonio. Ella solo podrá sentir miedo, ante una situación de estrés real, por ejemplo: cuando es acechada por un barco pesquero y vive una situación real de lucha por sobrevivir; pero no por” evocación”, a las tres de la mañana porque está oscuro y no ve ,e imagina algo de lo cual podría suponer o anticipar vaya a ocurrir, como consecuencia o en relación a la escena de terror. No podría “evocar” por su incapacidad de creación del pensamiento abstracto.

Red
Volviendo al estatus quo y aclarada la red de construcción abstracta que posee la especie humana, podemos identificar entonces de que manera es el estatus quo una creación imaginaria, implícita, transmitida o implantada en el imaginario colectivo o la capacidad de supuesto que posee el cerebro humano, hasta el punto de creer que es real.
De hecho es una barrera inútil e inexistente que muchos soportan a su pesar y otros para su beneficio, pero que “no es real”. Es decir, el concepto abordado supone o designa una mera idea de algo aceptado por quienes “no poseen la capacidad de ver la realidad”, o de decidir sus propias elecciones estamentales por afinidad, placer, sentimientos etc.; sino que, por el contrario, acepta que los valores en su vida le sean impuestos por otros.
Así vemos casos como la doctora que adora a su amiga en quien confía plenamente y que limpia su casa pero sale a tomar el café con la jefa del departamento al que pertenece en su trabajo porque aunque sea una mala compañía y no tenga afinidad; la sociedad valora o “ella cree que valora”, más que a su empleada y amiga de confianza.
Este atentado contra nuestra propia elección de valoración por nuestros afectos lo creamos solos, ya que el estatus quo no existe y salir con quien valoramos y amamos o compartir con ellos es muy saludable, puesto que provoca alegría o sanidad espiritual que se traduce en salud física inexorablemente, así como en mayor cantidad de años de vida.

Afectos
Pero sin embargo insistimos en autobicotearnos por nada ya que en realidad mi felicidad y mis elecciones afectivas no deberían molestar a nadie, sin embargo creemos que molestan, aunque no es real.
Entonces tomamos una carga que no tiene razón de ser, solo por un concepto que designa un implícito aceptado e internalizado socialmente y que es dañino para todos aquellos que lo permiten, porque también es cierto que, un ser evolucionado espiritualmente entiende muy bien la diferencia entre los valores reales, de los inexistentes y por supuesto, toma, solo lo que le hace crecer y lo que le nutre; descartando así, en el mismo acto, aquello que lo intoxica.
Por todo, afirmo que el vocablo o frase estatus quo se creó para nombrar una idea o impresión equivocada y por tal motivo no estaría siendo necesaria su creación, uso o razón de ser aunque muchos no lo comprendan…
Por supuesto que el tema es muy rico y podría explayarme en cien páginas, pero el formato hace imposible este deseo; sin embargo, sé a ciencia cierta, que es un disparante para la eterna discusión filosófica y de cuanta ciencia social exista.
Sin embargo mi deseo es algo más humilde: que reflexione, lo disfrute y continúe, quien recepte este mensaje.

Natalia Quilis es docente en Lengua y Literatura.