Buenos Aires
Como Día de la Lealtad se conoce en la Argentina a la conmemoración anual del 17 de octubre de 1945, día en que se produjo en Buenos Aires una gran movilización obrera y sindical que exigía la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón.
Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, creada a su pedido, Perón había promovido los derechos de los trabajadores. Una gran cantidad de manifestantes —en su mayor parte provenientes del sur del Gran Buenos Aires— ocupó el centro de la ciudad, especialmente la Plaza de Mayo, logrando la libertad del prisionero. Al año siguiente, Perón sería elegido Presidente de la Nación.
Según el historiador José Luis Romero el movimiento fue organizado por los sectores ya considerados peronistas, quienes con apoyo militar y policial organizaron el movimiento popular para conseguir el retorno de Perón.
Nace el peronismo
Ese día es considerado como el del nacimiento del peronismo y uno de sus máximos símbolos, así como uno de los momentos más importantes de la historia del movimiento obrero argentino. Más allá del nombre dado por el Partido Justicialista, también es llamado Día de la Lealtad Peronista y 17 de Octubre.
Entre 1946 y 1954 la fecha estaba declarada como feriado nacional.
Secretaría de Trabajo
La alianza entre sindicalistas y militares obtuvo que el gobierno militar designara a Perón como Director del Departamento de Trabajo, un cargo aparentemente sin valor alguno. Un mes después, consiguen elevar la jerarquía del organismo a Secretaría de Estado. Desde la Secretaría de Trabajo y con el apoyo de los sindicatos, Perón empezó a desarrollar gran parte del programa sindical histórico: se crearon los tribunales de trabajo; se sancionó el Decreto 33.302/43 extendiendo la indemnización por despido de los empleados de comercio a todos los trabajadores; más de dos millones de personas fueron beneficiados con la jubilación; se sancionó el Estatuto del Peón de Campo y el Estatuto del Periodista; se crea el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se prohíben las agencias privadas de colocaciones; se crean las escuelas técnicas dirigidas a obreros; en 1944 se firmaron 123 convenios colectivos que alcanzaban a más de 1 400 000 obreros y empleados y en 1945 otros 347 para 2.186.868 trabajadores. Adicionalmente Perón logra derogar el decreto-ley que reglamentaba los sindicatos sancionado en los primeros días del gobierno militar.
En ese marco los sindicatos comenzaron un período de gran crecimiento, y lo que fue aún más decisivo, comenzaron a afiliar masivamente a los “nuevos” trabajadores, los que estaban migrando masivamente a la ciudad desde el interior del país, los llamados “morochos”, “grasas” y “cabecitas negras” por las clases medias y altas, y los propios trabajadores “viejos” descendientes de la inmigración europea.
Electoral
La alianza entre sindicatos y el grupo de jóvenes militares encabezados por Perón generó inmediatamente una fuerte oposición de los sectores conservadores políticos, económicos y militares, con apoyo de la embajada de Estados Unidos (embajador Braden) que genera una alta polarización electoral para 1945.
El 12 de julio de 1945 los sindicatos dirigidos por Borlenghi realizan un acto masivo el centro de la ciudad de Buenos Aires (en Diagonal Norte y Florida). Al finalizar, la multitud de trabajadores comienzan a corear el nombre de Perón y lo proclaman como candidato a presidente.
Los días de octubre
El 8 de octubre de 1945, un enfrentamiento entre Perón y el general Eduardo Ávalos, jefe de la poderosa guarnición de Campo de Mayo es dirimido mediante una votación de los oficiales superiores que decide exigir la renuncia de Perón, que en esos momentos ejercía simultáneamente los cargos de vicepresidente de la nación, secretario de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión, por lo cual al día siguiente Perón renunció a todos sus cargos en el gobierno dictatorial.
Perón obtiene autorización para dar un discurso -que además se transmitió por radiofonía- el 10 de octubre desde el balcón de la Secretaría de Trabajo en la esquina de las calles Perú y Alsina. Ante el público allí reunido pronuncia un discurso que tuvo gran repercusión, en el que detalló un avanzado programa de reivindicaciones laborales.? El 11 de octubre Ávalos asumió el cargo de Ministro de Guerra y esa noche se realizó en el Círculo Militar una reunión de casi 300 oficiales, en la que se debatió el rumbo que se debía seguir, incluyendo la discusión sobre si mantener o no a Farrell en la presidencia y se recibió también la opinión del dirigente socialista Alfredo Lorenzo Palacios que propició que el gobierno se entregara a la Corte Suprema de Justicia. La asamblea decidió enviar una delegación a entrevistarse con Ávalos y, en realidad, los únicos puntos sobre los que habían concordado era pedir la inmediata convocatoria a elecciones, la designación de ministros civiles, el levantamiento del estado de sitio y la detención y procesamiento de Perón. Cuando a la medianoche finalizaba la reunión por las radios se estaba difundiendo el decreto de convocatoria a elecciones.
Perón
Perón y Eva se fueron en automóvil en la madrugada del jueves 11 con “Rudi” Freude, hijo de un amigo suyo, y Juan Duarte hacia San Nicolás primero y a una isla del Delta después, dejándole dicho a Mercante que si era preguntado no ocultara su paradero.
El 12 de octubre el presidente Farrell ordenó la detención de Perón y la policía fue a buscarlo a su departamento de la calle Posadas por lo que Mercante le comunicó al jefe de policía dónde se encontraba y al día siguiente guio al subjefe de policía mayor D’Andrea hasta la isla, desde donde fue llevado detenido a la cañonera Independencia, la que a su vez lo trasladó a la Isla Martín García.? Una vez detenido Perón el diario Crítica salió a la calle con el siguiente título en primera plana: “Perón ya no constituye un peligro para el país”.
El 15 de octubre la FOTIA declaró en Tucumán una huelga general, y esa misma noche hicieron lo mismo varios sindicatos de Rosario, exigiendo la libertad de Perón. En Berisso y Ensenada los obreros realizaron una gran movilización que durante varios días mantuvo la ciudad de La Plata convulsionada. Lo mismo ocurría en Valentín Alsina, Lanús, Avellaneda y otras localidades del sur del Gran Buenos Aires. También al mediodía del 16 los obreros ferroviarios de Tafí Viejo habían abandonado los Talleres.
Perón, alegando problemas de salud, consiguió que lo a trasladen al Hospital Militar, en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires, adonde llegaría en la madrugada del 17.
Ese día, la policía, claramente favorable a Perón, no obstaculizó la marcha e incluso algunos de sus integrantes intercambiaron expresiones de simpatía con los manifestantes, cuyas consignas nada tenían que ver con el reclamo de la CGT sino que expresaban su apoyo a Perón y la exigencia de su liberación.
Ávalos accedió a entrevistarse con Perón en el Hospital Militar. Tuvieron una corta reunión en la que pactaron las condiciones: Perón hablaría a los manifestantes para tranquilizarlos, no haría referencia a su detención y obtendría que se retiraran y por otra parte el gabinete renunciaría en su totalidad y Ávalos solicitaría su retiro.