Caleta Olivia – Por Natalia Quilis, docente de Lengua y Literatura
Mientras fui niña y adolescente, en un pueblo norteño de la provincia cordobesa de mi país; practiqué deporte en abundancia. En el colegio además de arte -canto en coro- teníamos educación física y desde mi formación pude comprender que no solo en ciencias es importante educar.
Contrariamente a eso y como no solo somos un cerebro, sino que según la ciencia, somos un conjunto de cuerpos, cuatro inferiores y tres superiores- en realidad siete; sin embargo me explayaré en cuatro- los inferiores- : el físico, el entérico o subconsciente, el mental y el emocional. De éstos cuerpos estamos compuestos y a todos debemos educarlos por igual para ser un conjunto equilibrado.
En caso de que alguno de éstos cuerpos se enfermare, el ser humano se desequilibraría, lo que ocurre a menudo como podemos observar y más de lo que quisiéramos a nuestro pesar.
Como sabemos, las sociedades humanas, a través de la historia, han ido organizándose en instituciones para lograr insertar al ser humano ya listo y maduro en el desarrollo conjunto, se supone, en busca de una inserción al grupo adulto productivo; así surgió la escuela – que fue creada para tal fin, el de educar, entonces en ella se pretende la preparación para tal aptitud.
Sin embargo es palpable que hay grandes fallas. Digo esto como afirmación por que las sociedades que manifestamos, lejos están de justificar la inversión social que se pretende con la institución llamada colegio pero no solo ésta, sino que también otras como son familia, clubes deportivos etc. en fin el conjunto comunal que somos.
Disciplinas
Así retorno a mi niñez en donde me educaron en todas las disciplinas, las que templan el espíritu campo de artes y credos, las que templan y educan el físico como las deportivas o gimnasticas, las que templan la inteligencia como las ciencias y todos los conocimientos, las que templan, la constancia como la disciplina, las que templan el cuerpo emocional como el amor y el buen trato, llamado educación. En la cual todas las materias tenían el mismo peso a la hora de la calificación y de la apreciación de las mismas.
Pero todo lo pude comprender por supuesto con el tiempo, con la adultez o madurez que fue llegando poco a poco con el transcurrir de los días, meses y finalmente años. Entonces fue cuando el conjunto que soy, esa resultante comenzó a comprender la importancia de la educación y la formación en un ser humano y que por cierto es sí y solo sí de forma holística así como la importancia que esto se cumpla.
Recuerdo que siempre me alejaba del ambiente del fútbol porque a mi parecer eran violentos y mal educados, sufría cuando iba a una cancha ya que las escasas veces que lo hice, vi violencia y aunque no viví en un caño y siempre vi violencia, sabía que la cancha aumentaba el riesgo de pasar un mal momento, que era como introducirse en la boca del inframundo.
La cancha, un lugar donde por un momento era habitado por gente a la que yo conocía de otra manera en realidad pero que ahí, en la cancha, se transformaban casi como si se poseyeran ellos mismos de su parte más feroz, de sus cuerpos bajos exacerbados.
Furia
Tenían como la vía libre para expresar su furia, descontentos, inconformidad, en suma la carencia en cuanto a la falta de educación física para descargar energías o emocional para descargar frustraciones o mental para descargar expresiones o educacional o en amor se evidenciaba en todo su esplendor-dolorosamente-.
Si bien no tengo nada contra ningún deporte, a mí, el fútbol particularmente me eriza los pelos, por lo que ocurre en las canchas y qué es lo que ocurre? A mi entender es que el cuerpo emocional hace como una especie de catarsis, lo cual en una muchedumbre puede ser tan peligroso como una bomba atómica.
Esto de que la gente se transforme en átomos que se sulfuran en una reacción en cadena que una vez que prendió, no va a detenerse…
Porque las masas por cierto en ese estado son imparables de hecho la psicología social o de control de masas lo sabe y trata de evitarlo a toda costa, es decir que hay un campo científico dedicado específicamente a solo ese tema.
Sin embargo la pregunta sería por qué en el fútbol, a lo que yo respondo que,” en una sociedad que está enojada, descuidada en su educación, sin valores, sin conocimiento y control de los cuerpos que hacen a un individuo; a causa de una escuela, como institución formadora que descuida la información y el desarrollo de los cuatro campos principales que conforman al ser y que es formadora de masas… ¿qué masas podría formar?
Entonces en una masa de una sociedad además inconforme, la cual de repente se reúne para festejar u observar supuestamente pero que en realidad está compuesta por individuos desequilibrados, sin formación y por tanto sin control ni conocimiento de ellos mismos en los cuerpos que los conforman y reitero: el físico, el entérico o subconsciente, el mental y el emocional; de manera equitativa, lo único que puede ocurrir, es la barbarie a la que asistimos continuamente en el deporte nacional más popular. Por tanto, el que más adeptos reúne, obviamente.
Pero no obstante, sería igual si el deporte preferido de los argentinos fuera el ping- pong o fuese el tenis ya que no tiene el deporte nada que ver sino que, en la reunión de masas ocurre el síntoma evidente de la enfermedad de la misma y más aún, se potencia a causa de la cantidad de individuos que están faltos de alimento en los cueros restantes al mental, el cual se manifiesta enfermo también, por la falta de alineación de los tres restantes.
Entonces hoy a diferencia de mi juventud entiendo y puedo concluir si es que no, afirmar, que el fútbol ¡ ja!, a diferencia de lo que yo estimaba, es una víctima, el fútbol en realidad, no tiene ninguna culpa.
El fútbol- lejos de lo que leemos en algunos titulares -como bien podemos apreciar, no padece ni podría, ninguna enfermedad realmente.
El fútbol, mis queridos compatriotas, es un punto de síntoma más, que se suma a la lista de revisiones pendientes y de la cual, debemos encargarnos.