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Continuamente nos fijamos unos propósitos o unas metas que difícilmente cumplimos al 100%. Tenemos suerte si durante dos semanas las cumplimos. Es habitual no llegar a cumplir esos objetivos, y seguramente, se deba a que no sabemos cómo hacerlo o a que son objetivos poco realistas para nosotras. Trucos para que de una vez por todas, y de manera definitiva, consigas llevar a cabo esos propósitos que llevas tantos años marcándote.
Para empezar, lo más importante es ser positiva y vivir cada día con felicidad. La alegría está al alcance de nuestra mano. Las cosas que nos producen más alegría son aquellas que nos conectan con la vida y con otras personas, paisajes y objetos. Esa alegría es inmediata y viene desnuda, no necesita artificios. Surge de manera imprevista y va acompañada de la sonrisa, de la risa o de la carcajada; al igual que el pájaro arranca a trinar cuando le visita el primer rayo de sol. No esperes a la felicidad y haz caso a la novelista norteamericana Pearl S. Buck que decía que “muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras esperan la gran felicidad”. Nadie sabe qué forma tiene el edificio de la felicidad, pero está claro que se construye con los ladrillos de la alegría. Si la dejamos entrar, puesto que está en todas partes, nos elevaremos sobre nosotros mismos y ampliaremos nuestro horizonte. Es muy importante también que valores lo que tienes. Imagina que el médico te da la fatal noticia de que vas a morir antes de un mes. ¿Qué es lo que más te apenaría dejar? Seguro que de repente valorarías a personas que ahora ni siquiera tienes presentes. La buena noticia es que no vas a morir todavía y que puedes hacer la fiesta hoy mismo. Otra de las premisas fundamentales del bienestar es mantenerte ocupada felizmente. En una ocasión le preguntaron a Cary Grant cuál era su secreto para llevar una existencia dichosa y con sentido, a lo que respondió: “Mi fórmula para la vida es muy simple: me levanto por la mañana y me acuesto por la noche; entre medio, trato de ocuparme lo mejor que puedo”. La ocupación es el mejor remedio contra la preocupación. Recuerda también que se recoge lo que se siembra así que ¡reparte alegría! Un cuento tibetano cuenta que un monje se acercó un día a su guía espiritual y le preguntó: “Me siento desanimado. ¿Cómo puedo superarlo, maestro?”, a lo que el maestro contestó: “Animando a los demás.” Abre las puertas de tu alma a las satisfacciones y a los amigos que te esperan ahí fuera. Sal de tu letargo y la vida pondrá el resto.

Trucos
Con todo esto, hay trucos para conseguir que tus propósitos se cumplan de una vez por todas y puedas ser feliz y vivir alegremente cada día.
1. Añade nuevos objetivos. “Si te aburre la vida, si no te levantas cada mañana con el ardiente deseo de hacer algo, es que no tienes suficientes objetivos”, decía el creador del método.
2. Haz algo concreto. Cada día puedes cumplir al menos uno de los sueños que has apuntado en tu lista, una vez hayas escrito todo aquello que quieras conseguir en la vida.
3. Decide lo que quieres lograr en primer lugar. Cazador que apunta a dos pájaros no caza ninguno, así que ordena los objetivos en orden de importancia y afróntalos uno por uno.
4. Fija cuándo quieres lograrlo. Los planes no sirven de nada si no hay una fecha de inicio y otra de finalización. Empieza cuanto antes y decide cuándo estará conseguido.
5. Averigua qué necesitas aprender para conseguirlo. Algunos proyectos necesitan de nosotros una formación más especializada o del consejo de otros que ya lo han logrado.
6. Medita con quién necesitas trabajar para llegar a ello. Hay objetivos que precisan de trabajo en equipo. Elige bien a tus compañeros de cordada y llegarás a la cima.
7. Plantéate cuáles son los obstáculos que te encontrarás. No se trata de ser pesimista, sino de tener un plan B por si las cosas se tuercen. Todo gran viaje tiene sus accidentes.
8. Hazlo lo mejor que puedas. No importa adónde llegues, sino lo lejos que llegues desde el lugar en el que estás. “Un esfuerzo completo es una victoria total”, decía Gandhi.
9. Recuerda el acrónimo WIN. What’s important now (¿qué es importante ahora?) Si, momento a momento, vas haciendo lo que es importante, sin darte cuenta llegarás a meta.
10. Busca más objetivos. Cuando ya hayas logrado lo que te habías propuesto, no te resignes. Que aún hay más… Sigue proyectando y cumpliendo sueños.

 

Propósitos
Según Adela Lasierra, psicóloga y formadora en gestión de emociones y autoestima en el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), “tendemos a formularlos de manera poco concreta, nos proponemos demasiadas metas, lo que nos impide canalizar adecuadamente nuestra energía”.
Las bases de que todo propósito se convierta en realidad son el grado de compromiso y la motivación, como nos apunta la experta. En el primer caso, si el compromiso que queremos adquirir con nosotros mismo se deja por escrito o se comparte con los demás, adquiere más solidez, pero atención: la motivación que nos impulse ha de ser intrínseca, es decir, en consonancia con nuestros valores, y no extrínseca, es decir, la que nos hace proyectar objetivos cuya compensación depende del entorno. Si la motivación es intrínseca, y por lo tanto más sólida y verdadera para nosotras mismas, esto nos dará más puntos para alcanzar nuestros objetivos.
Para reforzar estas claves, Adela Lasierra nos concreta consejos para cumplir de veras los propósitos en el día a día:
Plantear un propósito cuya motivación sea intrínseca, es decir, que esté ligada a nuestros valores reales y que no esté determinada por un factor externo: “Quiero estar en forma para sentirme bien conmigo misma, no porque se acerque la ‘operación biquini’”.
El reto debe ser óptimo: Pese a que sea difícil, como por ejemplo aprender o reforzar un idioma, debes tener en cuenta que la compensación habrá valido el esfuerzo.
La meta de todo reto debe ser mesurable: debemos hacer tangible el horizonte de nuestra meta: “voy a ir tres veces por semana al gimnasio” en vez de “quiero tener un cuerpo 10”.
Visualizar nuestro objetivo. Esto nos ayudará a hacerlo más real; dejarlo por escrito refuerza este punto.
Felicitarte por lo que ya has conseguido. En el proceso, cada paso nos ayuda a lograr nuestra meta y por lo tanto es motivo de pequeña celebración, lo que nos aportará motivación.