Caleta Olivia – Por Natalia Quilis, docente en Lengua y Literatura
En el mundo en el que vivimos hemos naturalizado la supremacía humana, de hecho cuando fui a la primaria, ridículamente en las Ciencias naturales nos enseñaron que, el hombre, está en la pirámide de la cadena alimenticia… ¡Ninguna falacia más extravagante que esa!
Solo cuando fui creciendo y sentía que me chocaba la información que me habían “implantado” racionalicé este tema, llegando a la natural conclusión de que no somos ni depredadores naturales ni mucho más que meros asesinos.
Pero lo peor de todo es que, al mencionar esto, noté, a lo largo de los años, que la pedantería humana hace que te tilden de loca por razonar- lo que también es natural del ser humano, por cierto y me refiero a la ignorancia y a la creencia de que es el dueño de la razón- entonces al observar el comportamiento de la natura y el respeto que todo ser natural tiene por el otro y por sus semejantes entendí que el ser humano, obviamente, desencajaba.
Hace días caminaba en el campo con una amiga, ya era verano y la temperatura estaba elevada, cuando nos atravesamos en el camino de una tarántula que por cierto, en la época de calor y con la elevación del mismo, en la región, están apareciendo muchas.
La araña se inmovilizó, naturalmente intentando evitar un enfrentamiento inútil, pero mi amiga al verla expresó-¡con qué la matamos!-
Mientras el animal quien no nos depreda ni nada parecido o cerca, no había hecho nada, más que respetar nuestro paso.
Conclusiones
De esa situación mis conclusiones fueron dos: porque la mataríamos si no nos hizo nada. No solo no nos atacó sino que se quedo inmóvil intentando pasar desapercibida para no tener que defenderse. Además de estar en su hábitat y tranquila.
La segunda idea, fue la del miedo, para mí una emoción o sentimiento que es propio del “desconocer” ya que solo, considero, se teme a lo que no se conoce o comprende.
Por supuesto que ante la situación le dije a mi amiga- no, porque habríamos de matarla; dejála pobre, si no hizo nada…- pero es un ejemplo de cómo reacciona nuestra especie, solo porque se le ocurre y cree estar en derecho de asesinar a los demás, aunque esos “demás” no hagan nada.
Entonces y retomando el tema no somos ni depredadores naturales, ni estamos de ninguna manera en la cima de la cadena, al menos no naturalmente; solo somos culturalmente mal enseñados, meros seres dañinos que andamos por el planeta DESTRULLENDO lo que es muy diferente a depredando.
Pero lo llamativo de todo esto es que, así nos comportamos en todo nivel, creo que demás está en explicar que, también, entre nosotros mismos la relación es de daño y no de depredación. Ya que la segunda es necesaria y natural, mientras que no lo es la primera mencionada.
Sin embargo lo hacemos, pisamos y rompemos las flores y la vida vegetal solo porque no habla nuestro idioma e ignorando que nos dañamos a nosotros mismos, cortamos una flor en lugar de admirarla, talamos árboles en lugar de defenderlos, pisamos insectos en lugar de agradecer sus existencias, solo porque nos lo inculcaron culturalmente,- nos formalizaron- pero también porque preferimos quedarnos en el cómodo lugar de no racionalizar, ya que es fácil culpar diciendo “así me enseñaron” sin hacerme responsable de observar lo obvio y sacar mis propias conclusiones sobre lo que me rodea.
Cabales
Entonces cuando le decías a alguien “no mates al bicho, por qué lo harías, qué te hizo” etc, te miran como si no estuvieras en tus cabales y se burlan con una ingenuidad propia del no razonamiento natural que se extiende delante de ellos, pero que no son capaces de ver y lo más gracioso es que se ríen y juzgan… y yo con mi habitual ¡¿De qué?! Y mis respuestas monologada… “de lo que ignoran”…
Bueno, ese tipo de estupidez es muy propia del ser humano, digo la del famoso:” si no entiendo, no existe”, como ha de ser un buen ejemplo “la ubicación que se auto adjudicó en la cadena alimenticia.
Todo ser, por instinto, investiga lo que los rodea y trata de comprenderlo; nosotros teniendo materias escolares- educativas dedicadas a tal fin, no logramos el primer y más sencillo de los pasos de la investigación, “la observación” como primer e indispensable paso para la comprensión.
Como tantas otras cosas,” lo leemos, lo practicamos, lo inculcamos, escribimos sobre ello pero de ninguna manera lo asimilamos”.
Y tomo un renglón para resaltar: ¡LA OBSERVACIÓN, SEÑORES, LA OBSERVACIÓN!
Y finalmente, que decir, nada más que el viejo, popular y lamentable dicho de: “así, estamos”…