Buenos Aires
Aquello que parecía una especie de utopía comienza a transformarse en realidad. Lo impensado está en pleno camino rumbo a lo tangible.
Marcos René Maidana parece decidido a quebrar todos los pronósticos: inició su entrenamiento para volver a pelear de manera profesional luego de cinco años de inactividad.
El “Chino” se instaló en Las Vegas hace unos días y dio comienzo a la tarea física que lo ayudará a reducir los kilos de más con la idea de subirse al cuadrilátero en la segunda mitad del año.
Según las informaciones que se conocieron en las últimas semanas, se espera que en agosto lleve a cabo la primera de las tres peleas que arregló con la promotora boxísitca PBC.
El pugilista de Santa Fe compartió algunas imágenes por intermedio de sus redes sociales en las que se lo vio haciendo tareas aeróbicas, pero también realizando trabajos con los guantes. ¿La particularidad? Los ejercicios los lleva a cabo en el “Mayweather Boxing Club”, propiedad del excéntrico deportista que fue su último rival.
“I am back”, escribió en su cuenta de Instagram el argentino de 35 años, que en julio cumplirá los 36. A priori, deberá descender alrededor de 30 kilos para poder estar en el peso requerido por la categoría en la que espera participar (welter, que es hasta 66,600 kg).
Acompañado por el preparador Alex Ariza, el “Chino” ya afirmó cuál será su plan: “Hago la primera pelea, gano y voy a desafiar a Pacquiao. La tercera, ojalá, sería con él o alguno de esos. Yo voy por él. Me puse a entrenar porque quiero pelear con él. Vamos a ver”.
Maidana cerró la primera parte de su trayectoria con 35 victorias (31KO) y 5 derrotas, dos de ellas ante Floyd Mayweather en lo que fue su última vez arriba de un cuadrilátero. Por entonces, acusó en la balanza 66.400 kg.
Con un contrato millonario en dólares, el pugilista que fue campeón welter y welter ligero de la Asociación Mundial de Boxeo planifica su temible retorno. Víctor Ortiz, DeMarcus Corley, Amir Khan, Erik Morales, Devon Alexander, Josesito Lopez y Adrien Broner fueron algunos de los contrincantes de nivel que enfrentó.
Hoy en día, Argentina sólo tiene un campeón mundial de boxeo: Brian Castaño, que el último fin de semana retuvo su corona superwelter de la AMB luego de empatar con el cubano Erislandy Lara.
Peleador
Este fenomenal peleador, que logró todo sobre la base de su convicción y su esfuerzo, se metió en la historia del boxeo ya sea perdiendo en grandes batallas (Andriy Kotelnik, Amir Khan o Devon Alexander) o imponiéndose ante los mejores, unos rivales tremendos a quienes siempre había que ganarles para llegar “algún día” a algo grande.
Así fue dejando atrás los difíciles escollos que significaron Eric “El Terrible” Morales, Petr Petrov, Jesús Soto Karass, Ángel Martínez, Josesito López y Adrien Broner hasta llegar a sus dos peleas contra Floyd Mayweather, quien lo derrotó mas claramente en la segunda que en la primera, en la cual cumplió una faena consagratoria.
Esos inolvidables combates bajo el glamour de Las Vegas le permitieron a Maidana ganar más de ocho millones de dólares, que es haber asegurado el futuro de su familia, de hoy y de mañana.
El “Chino” le confío parte de esa fortuna a un amigo de su confianza que lo apoyó siempre, desde que era amateur, su primer sponsor: el empresario Marcelo Rossini.
Él es quien le maneja el dinero de las inversiones y de las finanzas. Rossini –también nacido en el pueblo de Margarita– tiene estaciones de servicio en su pueblo, en Calchaquí, en La Criolla y en todo el norte santafecino.
Además posee empresas de fumigación, distribuidora de fertilizantes, agrocentros, de nutrición animal y de agronegocios en general.
O sea que Maidana tiene un buen asesor de negocios. Aunque unas canchas de “Fútbol 5” o unas cabañas en Margarita, adquiridas en su momento, no hubiesen rentabilizado lo esperado, el “Chino” no tiene problemas de dinero, lo que por lo general es la principal causa de una nueva recurrencia al boxeo, tal los casos de Jack Dempsey, Joe Louis, José María Gatica, George Foreman y “Mano de Piedra” Durán, entre tantos.
El “Chino” ha sido bendecido por el grupo de personas que lo fue rodeando. Tiene buenos amigos, como Hugo Basilotta y Marcelo Rossini, que siempre le aportaron afecto y generosidad. Y tuvo un conductor en la etapa más importante de su carrera como Sebastián Contursi, con quien jamás hizo falta firmar contrato alguno: todo lo pactado lo cumplió y hasta con exceso, ya que le agregó un bonus fuera de convenio de un millón y medio de dólares para pelear con los guantes que quería Mayweather.
Más aún, el contrato oficial para la pelea con Floyd, entre Contursi y el magnate Al Haymon, se suscribió tres días antes por exigencia protocolar de la Comisión de Boxeo de Nevada.
Como se advierte, Maidana tuvo todo lo que la mayoría de los boxeadores no siempre lograron: muy buenos amigos -que resultan lo opuesto a “los amigos del campeón”-, un buen manager y un gran equipo encabezado por Robert García –norteamericano, de California-, un numero uno como director técnico. Sus preparadores físicos fueron el colombiano Alex Ariza (también nutricionista, ex Manny Pacquiao) quien lo preparó para la primera pelea con Floyd y el mexicano Raúl Robles (ex Eric Morales, Antonio Margarito) para la revancha.
Conurbano
Pero la más profunda de estas virtuosas relaciones es la que Marcos Maidana posee con su primo Martín Gómez, a quien todos conocen más como “Pileta”, apodo que le quedó de su hermano mayor, quien en su condición de arquero, decían, “se tiraba a la pileta para atajar el balón”. El “Chino” y “Pileta” se criaron juntos y superaron la adolescencia cuando se fueron desde Margarita a vivir a Villa Hidalgo, muy cerca de otros dos barrios bravos: La Cárcova y Corea, de José León Suarez -conurbano bonaerense- donde se otorgan las verdaderas “licencias para guapos”.
“Pileta” siempre acompañó a su primo el “Chino”, siempre. A todos lados; aquí y en el exterior. Siempre. Y la vida los hizo “compinches”. Los amigos siempre tienen algún límite relacional, los “compinches” no. Se tornan simbióticos. Y por lo general ésta identificación entre los “compinches” los transforma en “mellizos”: comparten todo: alegrías, tristezas, dolores, afectos y secretos hasta la tumba. También se toleran y encubren… Tocar a uno es tocar a ambos. Y cuando “Pileta” se enojó con Contursi, tal vez sin más causa que la exponibilidad mediática que le imponía su rol de manejador, cualquier excusa pudo ser válida para discutir o incomunicarse toda vez que el “compinche” es esencialmente posesivo. Ante la disyuntiva, el “Chino” no dudó: “Pileta” antes que nadie. Es el código convivencial sanguíneo de los “compinches” sobre cualquiera, aún por encima de aquellos otros buenos amigos que son confiables pero distintos, los que “hablan difícil, visten distinguido, manejan algún otro idioma, saben alternar socialmente y lo fundamental, ‘no son del palo’”.
Siempre fue así con la mayoría de los boxeadores, desde Gatica hasta Monzón… Les encanta alcanzar el “jet set”, pero cuando lo logran se sienten lejanos, diferentes y prefieren regresar al ámbito que les es propio, donde se hallan más cómodos, el del pasado.