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Caleta Olivia – Por Natalia Quilis, docente en Lengua y Literatura
Yo no me considero….
En momentos o circunstancias, creo que cada vez más seguido, una pregunta intrusa camina y revolotea, salta y se burla en mis circunstancias. No logras verla. Lector amigo?
Porque pulula y molesta insistiendo en su subyugante invitación a existir en cada uno, si mal no me imagino.
Ella trata de ser planteo aunque uno quiera ignorarla. Nos hace dudar, ser de uno, pero a veces, de otro bando… y juega y también nos deja jugando…
Cuando leo o converso, aparece y me inunda. Y como molesta tanto, te la paso a la “insistente”: en la pulseada de los espacios hay un fino hilo que se disputa a diario, yo lo llamo ceguera, otros, locura, otros ridiculez… El vocablo definitivo para mí podría ser consumismo, esclavitud moderna o algo símil…
Y paso a explicarte el motivo a mi caótica intriga…
Navegando en redes, vi una foto, acompañada con un chiste en dialogo, desnudando el lugar, en que el autor se considera parado en la pulseada.
En la imagen, una foto de un restó de una mesa de un bar en Palermo Soho en Bs. As. Donde aparece, servida con una pala de jardinería, sin cabo, a modo de plato que contiene dentro, fideos -algo descoloridos, por cierto-. Y de beber, un frasco de dulce usado y perforado en la tapa, por la cual pasa una pajita para acceder el líquido que contiene, dos cubiertos y un puñadito de queso rallado.
La leyenda que acompaña a la imagen (foto) de esa mesa servida reza:” Palermo Soho, CABA ; un lugar donde la imbecilidad porteña, parece no tener límites”.
Sobraría decir que la leyenda alude a los lugares comunes de gente que derrocha el dinero, en lo que se puede definir como “la estupidez en su plenitud máxima”, que al parecer, pretende figurar, ¿creatividad?
Y considero que cualquier lector argento lo comprende (el lugar, los costos de sentarse allí, solo por sentarse, en fin, que además, debo agregar; dista mucho de acompañar por su ostentoso precio, el contenido o por lo menos el revelado en la foto en cuestión…) .
Mi comentario al respecto y al re compartir el “chiste” haciendo evidente mi postura fue entonces la siguiente además de la automática frase” Ay este mundo, donde los locos y los cuerdos no terminan de definir la pulseada de quién es quién ni de qué lado se está”.
Y tal vez te resulte complicado seguirme amigo/a , pero sería perfecto poder, aunque más no fuere, detenerse un instante a repensar el tema.
Ser testigos de tal cuadro e inmediatamente de un niño raquítico, seguido de un perro envenenado y a posterior un aviso de solidaridad humanitaria; tal vez te ayude a cerrar mejor, la idea que planteo.
Estamos inmunizados al impacto de la realidad que se desdibuja ante tanta mezcolanza…
Y entre las opiniones de todo tipo, en la ensalada, parece increíble, aunque no lo sea; el hecho de que todo se representa y está muy bien puesto de manifiesto.
Y el albedrio sigue siendo la única opción que nos define, tan antiguo; como los seres mismos.
Entonces intercambio mediante, me surge interrogarte; así ya lo dejo en tus manos y me libero, pasándote ésta pelota tan autóctona, que quema mi capacidad comprensiva y representativa del mundo que construimos ¿vos, de qué lado crees estar?…