Así comenzó el conflicto:
El 19 de marzo de 1982 la BBC de Londres y otros medios británicos reportan que hay una incipiente “invasión” Argentina en el archipiélago austral.
Son 39 operarios enviados por el empresario Argentino Constantino Davidoff, quien tras varios años de negociación con la empresa escocesa Christian Salvensen, cerró la compra de material abandonado en el puerto Leith, de las islas Georgias del Sur.
Los reportes indicaban que los “supuestos obreros” habían llegado a bordo de un barco enviado por el gobierno militar argentino y que los acontecimientos eran vistos como un «paso provocador» en la disputa diplomática que tenía lugar entonces entre Gran Bretaña y Argentina por las islas.
Reportes del MI5 ( servicio secreto ingles) mencionaban que no se trataba de obreros sino de soldados de infantería de marina argentinos.
Vale recordar que en febrero de 1982 las conversaciones mantenidas se rompieron después de que nuestro país declaró que podría interrumpir las negociaciones con Londres con el fin de buscar otros procedimientos para resolver la disputa de forma definitiva.
«Para sentirse agredida Gran Bretaña provocó un incidente en Georgias tan torpemente ejecutado que quedó al descubierto enviando a su flota a finales de marzo contra los obreros, con lo que obliga al gobierno argentino a preparar un plan de defensa», recordaría Davidoff. De este modo comenzó la escalda bélica.
Rumores de guerra
Los incidentes iban en franca escalada y nuevamente, queda en el centro de litigio las operaciones de los obreros de Davidoff; que habían sido dejados en tierra para continuar el desguase de muelles flotantes comprados por el empresario. Ya se tenía la noticia respecto a que el buque HMS Endurance, 22 marines a bordo y bien armados, pretendía desalojarlos. Quines sostiene la teoría respecto a que el conflicto lo iniciaron los ingleses, señalan este primer movimiento de tropas, como una “nueva declaración de guerra, tras la amenaza del día anterior”.
Además la embajada británica realiza una protesta diplomática en Buenos Aires, solicitando al gobierno argentino el desalojo de los operarios. El ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina, Nicanor Costa Méndez, respondió aparentando despejar la crisis, asegurando que el ARA Bahía Buen Suceso partiría pronto de las islas y que el incidente no tenía ningún consentimiento oficial.
El contexto geopolítico y económico también fueron determinantes para que un incidente que en otra oportunidad pudiera calificarse como menor, o mal entendido, terminara en una guerra.
Ese año, el Reino Unido atravesaba una fuerte crisis económica y el partido Conservador enfrentaba conflictos y huelgas. En nuestro país, el gobierno militar “de facto”, enfrentaba el descontento popular mientras la dictadura se radicalizaba y aumentaba la violencia.
Primeras operaciones
Era lunes 22, y si bien durante el fin de semana todo había estado en calma, a esta altura de los acontecimientos la prensa británica califica las acciones como una invasión Argentina a las Georgias. En nuestro país tras arduas reuniones en la Embajada británica, se da por entendido que se a logrado aclarar la situación, y el embajador ingles Williams consideró que el incidente ya estaba superado.
Por la mañana el ARA Bahía Buen Suceso partió de Puerto Leith. Sin embargo, por la tarde, un puesto de observación ingles detectó la presencia de personal argentino y pasó la información a Londres: el conflicto ya esta en espiral ascendente.
El Foreign Office ordenó al HMS Endurance que evacúe cualquier personal argentino que permaneciera en las Georgias del Sur.
El 23 de marzo, el Comandante del Grupo Naval Antártico, capitán de navío César Trombetta, al mando del ARA Bahía Paraíso (B-1) que se hallaba en las Orcadas del Sur, recibió órdenes del Estado Mayor General Naval de dirigirse a máxima velocidad a las islas Georgias del Sur, con la misión de evitar el desalojo del grupo de obreros argentinos.
Los movimientos británicos se encontraron con una serie de contramedidas argentinas: las corbetas ARA Drummond (P-31) y ARA Granville (P-33) fueron desplegadas entre las Malvinas y las Georgias del Sur, quedando en posición de interceptar al HMS Endurance y rescatar cualquier personal argentino que llevara a bordo.
Llegan las tropas
El 25 de marzo, desde Punta Arenas (Chile) partía el buque británico RRS “Bransfield” con destino a Malvinas para reforzar la Guarnición Militar inglesa.
También parte de Montevideo (Uruguay) el RRS “John Biscoe”, para reforzar Grytviken (Georgias del Sur ), a la espera de nuevas ordenes.
En Grytviken, el buque británico “Endurance” había desembarcado a 22 Marines y se había alejado de la zona, permaneciendo además 13 civiles pertenecientes a “British Antartic Survey”, que constituían la población semi-permanente de la Isla.
Gran Bretaña se negaba a negociar y estaba enviando refuerzos militares.
Ante la escalada de los acontecimientos, el gobierno argentino decide dar un paso adelante y crea un Comando Único para conducir dos Operaciones identificadas una con el nombre de “Azul” (posteriormente conocida con el nombre de “Rosario”) y la otra como Operación “Georgias”, nombrando el 25 de marzo como Comandante al General de División Osvaldo José García, quién expuso el 26 de marzo el Plan de Operaciones.
La decisión de ocupar las Islas Malvinas tenía por objeto:
Afirmar y defender la posición Argentina en Georgias.
Impedir que Gran Bretaña militarizara las Islas y estableciera un sistema de defensa naval y aéreo en ellas.
Impedir el refuerzo e la posición británica en la zona, ya que esto incidiría en forma negativa sobre los derechos, estrategias, posiciones y objetivos de Argentina en el Atlántico Sur y en Antártida.
Activar las negociaciones y Mejorar la posición negociadora Argentina.
Operación “Rosario”
El 28 de marzo de 1982 y siendo aproximadamente las 19 horas, partió la flota de Mar desde la Base Naval Puerto Belgrano con rumbo a las Islas Malvinas, poniéndose en marcha de esta forma la Operación Rosario con una fecha estimada para su desembarco que oscilaba entre el 1 o 2 de abril.
El Comando de la Operación Rosario estaba constituido por el Comando de las Fuerzas Terrestres Anfibias a cargo del Contralmirante Allara y el Comando del Grupo de Tareas de las Fuerzas Armadas a cargo del Brigadier Castellanos.
La flota de Mar Argentina estaba compuesta por las Corbetas “Drummond”,” Granville”, las fragatas misilísticas “Santísima Trinidad” y “Hércules”, el Rompehielos “Almirante Irizar”, el submarino “Santa Fe” y el buque de vehículos anfibios “Cabo San Antonio”.
Los efectivos que tendrían a su cargo la ejecución de este plan eran: un Batallón de Infantería de Marina, el Regimiento de Infantería 25 del Ejército y aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, Toda la operación estaba bajo el mando del Almirante Carlos Büsser.
A su vez, Puerto Argentino (Stanley) estaba defendido por un destacamento de unos setenta infantes de marina además de al menos 25 milicianos de la Falkland Defence Force. La intención de la operación era establecer la comunicación aérea y marítima entre las islas y el Continente, para facilitar el envío de tropas y disuadir al Reino Unido de ulteriores acciones.
Las horas previas
El 29, la Fuerza de Tareas (FT) inició el desplazamiento hacia su objetivo en el Atlántico Sur, navegando a 14 nudos ( 25 Km/h.. aproximadamente) en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo de San Antonio, que llevaba las tropas y medios para el desembarco. Mar afuera, se les unió el rompehielos ARA Almirante Irizar, y comenzó la distribución de los planes y la cartografía necesaria por medio de helicópteros, mientras la FT se destacaba en una posición al norte de las islas.
El viento se incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de temporal, por lo que la se determinó bajar su velocidad de avance hasta los 6 nudos ( 11 Km/h. aproximadamente).
El ARA Santísima Trinidad, debido a los golpes de mar, perdió parte de la carga de combustible que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo produjeron un sensible atraso lo que provocó que se cambiase el Día «D» ( Desembarco) para el 2 de abril.
Con un viento que llegaba a los 45 nudos del sur sudoeste, mediante el uso de helicópteros desde el ARA Almirante Irizar se repusieron los tambores de combustible perdidos y aviones Grumman S-2 Tracker del portaaviones ARA 25 de Mayo, cumplían vuelos de exploración y “protección” de la flota.
Comandos en acción
El 31 de marzo, como resultado de la escucha que fuera realizada sobre el sistema de radiodifusión británico que se utilizaba en las Islas, se advirtió que el Gobernador de Malvinas impartía a su población, una serie de medidas preventivas y defensivas en relación a la operación que las Fuerzas Armadas Argentinas estaban desarrollando, circunstancia que dejó en evidencia a que se había perdido el factor sorpresa.
Este hecho permitió constatar también que el aeropuerto se encontraba defendido con emplazamientos de ametralladoras y obstáculos varios que imposibilitaban el descenso sorpresivo de aeronaves, razón por la cual se impuso la necesidad de conquistarlo para tomar su control, impartiéndose directivas particulares a personal de la Armada y del Ejército Argentino para que aseguren el objetivo.
La primera oleada
En el marco de fuertes oleajes y siendo aproximadamente las 21hs. del 1 de abril de 1982, la Fragata Santísima Trinidad se detuvo en la boca occidental de Bahía Enriqueta permitiendo el desprendimiento de 21 botes de goma que transportando a 84 comandos anfibios y buzos tácticos bajo el mando del Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez Sabarots lograron desembarcar en Mullet Creek a las 23 hs.; en forma simultanea, del submarino ARA Santa Fe salieron 10 buzos tácticos para colocar balizas de radionavegación y ocupar el Faro San Felipe (Pembroke).
La fracción que había desembarcado en Mullet Creek se subdivide en dos, una al mando del capitán de corbeta Sánchez Sabarots con la misión de tomar el cuartel de los Royal Marines en Moody Brook y la otra a cargo del Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino con la misión de capturar al Gobernador de las Islas que se encontraba en su residencia.