Buenos Aires
Cada hora que pasa agrega misterio a la desaparición del camionero Marcelo Bravo (43).
Los indicios más recientes sobre la actualidad del viaje que inició hace 14 días desde Bahía Blanca ubican sus últimos movimientos en el noroeste del país.
En Corrientes, donde ya había aparecido su transporte y ahora en Misiones, donde hallaron el chip de su teléfono móvil. Ese con el que envió un último mensaje a su familia el miércoles 20 de marzo.
Fue a las 8:57 a través de WhatsApp. Horas antes había publicado en su muro de Facebook un video donde se lo ve cantando y atravesando un puente en Gualeguaychú.
Después, su celular se apagó y no volvió a responder comunicaciones de voz ni mensajes. Hasta que este lunes un hombre atendió al llamado de los compañeros de trabajo y familiares de Bravo. Dijo que había encontrado el chip en la ruta 1, cerca de Eldorado, Misiones, a más de 600 kilómetros de donde se lo vio por última vez al camionero.
Santacruceño
Bravo es de Río Gallegos, pero desde hace dos meses está radicado en Bahía Blanca desde donde hace viajes hacia Cuyo y el norte del país.
El último lo había conseguido el 18 de marzo y era para llevar caños cloacales a Corrientes. “Una changa”, según le comentó del viaje a su mamá y sus tres hermanas que viven en la capital santacruceña. Allí también residen tres de los hijos de Bravo con su madre. Todos están atravesados por la incertidumbre respecto de su paradero, a casi dos semanas de su partida.
“Ya no sé que decirle a mamá. Solo espero un llamado de él y que me diga que esté bien. Pero es como que se lo tragó la tierra”, admite a Clarín Graciela, una de sus hermanas. Sólo sabe que Marcelo cerró el camión Volvo, se llevó la llave y un remisero dice haberlo llevado hasta la terminal de la capital correntina. “Es muy raro. Nunca dejaba el camión porque es su vida”, acota la hermana sobre el transporte que manejaba desde hace dos meses, cuando comenzó a trabajar para una empresa bahiense.
Camión
Según el comerciante para el que trabaja Bravo, el camión fue encontrado en un baldío de Corrientes.
En el interior había tanto cheques y billetes, como algunas pertenencias del transportista. “Me llamo varios días después de que desapareció mi hermano. Dijo que supuestamente faltaba dinero, pero que la policía no le daba bolilla. Tendría que haber insistido y ahora tendríamos un punto donde buscarlo”, se queja Graciela de la actitud del último patrón de su hermano. Antes de hacer la denuncia, el hombre habría intentado dar con Bravo por su cuenta.
La hermana menor del camionero no descarta ninguna hipótesis. Incluso la que asegura que Marcelo habría conocido a una mujer en Misiones y se habría ido con ella y el dinero. “No está en una situación desesperada, ni mucho menos. Cobra bien por los trabajos que hace. Yo no soy quién para juzgarlo, pero si se mandó una macana, tendrá que pagarla. Pero que me llame. Conoce mi número de memoria” le ruega a su hermano.
Publicación
La publicación en la que pidió ayuda para hallarlo ya tuvo más de 5.000 reproducciones y muchos camioneros del país y del exterior la han compartido.
“Se ofrecen a colaborar y me da esperanzas que a través de las redes sociales se lo pueda encontrar más rápido” comenta Graciela. A la vez, agrava su angustia que haya quienes busquen aprovecharse y le ofrezcan supuestos datos sobre su hermano, a cambio del depósito de hasta $ 500 en una cuenta.
Mientras tanto, la angustia crece en Río Gallegos, donde la hija mayor de Bravo cumplió los 15, el pasado 25, sin la presencia de su papá. Y también en Los Antiguos, donde vive otra hija del camionero, más pequeña, con la que se sacó una foto sobre sus hombros el 11 de marzo pasado. “Tengo mucha fe en Dios que aparezca, pero ya son varios días y no se sabe nada”, resume Graciela el sentimiento de su familia. (Bahía Blanca. Corresponsalía Clarín).