Buenos Aires
La jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez, que investiga el hundimiento del submarino ARA San Juan, afirmó que se está cerca de llegar a una conclusión” y, aunque no aventuró una hipótesis sobre lo ocurrido, dijo que los tiempos de la causa dependen de la rapidez que le lleve encontrar peritos submarinistas sin vinculación con la Armada.
Yañez habló con la prensa en la sede central de la Policía Federal Argentina, mientras senadores y diputados integrantes de la comisión Bicameral que investiga las causas del hundimiento del submarino, con 44 tripulantes a bordo, miraban las imágenes que también vieron los familiares de las víctimas. “Las familias vieron las imágenes en forma simultánea: si quedaron conformes habría que preguntarles a ellos; entiendo que sí, porque nosotros mandamos el material en crudo como lo mandó la compañía Ocean Infinity”, sostuvo.
De todos modos, planteó que “hay que respetarles el proceso que están pasando: entiendo que era necesario para ellos visualizar y tomar conocimiento acabado de lo que estaban viendo”, dijo, respecto de las imágenes del hundimiento.
Conclusión
“Estamos cerca de llegar a una conclusión y en muchas mejores condiciones de llegar a una resolución que el año pasado, cuando no aventurábamos siquiera si podíamos contar con el submarino”, dijo la jueza.
Sin embargo, afirmó que los tiempos de la causa dependen del tiempo que le lleve “encontrar a peritos especialistas en submarinos, que no tengan vinculación con la Armada Argentina”, mientras “se siguen tomando testimonios”.
Si bien evitó aventurar hipótesis respecto de lo que sucedió con el hundimiento del submarino, ya que dijo necesitar “la palabra avanzada de peritos submarinistas”, Yáñez aseveró que la del “conflicto bélico está descartada ciertamente, aunque está en el imaginario popular”. “Voy a tener en cuenta todo, incluso el informe de la Bicameral”, dijo Yáñez, y afirmó: “Esta es una causa por demás compleja, una tragedia que en tiempos de paz que no reconoce precedente”.
Familiares
La larga sucesión de imágenes mostró al detalle el estado actual de la malograda embarcación. Sin embargo, tanto los peritos como fuentes de la Armada no quieren sacar todavía conclusiones sobre lo sucedido
Fue largo el peregrinar de familiares y abogados querellantes para consensuar internamente y frente al poder judicial la oportunidad y las condiciones en las que se llevaría adelante la muestra de las miles de fotografías y varias horas de videos que el buque Seabed Constructor, propiedad de la empresa Ocean Infinity, responsable de la búsqueda del ARA San juan, recolectó el pasado 16 de noviembre de 2018.
La interna fue compleja. El juzgado federal de Caleta Olivia está muy lejos de los domicilios del grueso de las familias, los recursos técnicos y humanos de los que dispone la jueza Marta Yáñez son escasos y pergeñar un enlace nacional con sedes judiciales desde allí incluía altas chances de fracasar.
Finalmente, y luego de una primera tarea de decodificación de las imágenes espectrales con equipos especiales con los que cuenta el Servicio de Hidrografía Naval, se convinieron las reglas del juego para el tan ansiado día.
La jueza asumió el compromiso personal de no permitir la distribución de imágenes a los medios de prensa, a efectos de no transformar el acto procesal en un espectáculo público.
Solo luego de que los familiares tomaran vista, se habilitaría la exposición para legisladores de la Comisión Bicameral y sus asesores y, luego de ello, querellantes y peritos podrán acceder a las mismas, siempre con los recaudos policiales necesarios para que no tengan posibilidades de extraer copia de ninguna imagen.
Jornada extenuante
Puntualmente a las 13 de este martes (23 de abril), en 17 sedes del poder judicial a lo largo y ancho del país, poco más de 140 familiares comenzaron a presenciar vistas del ARA San Juan. Primero vieron el estado en el que zarpó hacia su último viaje, luego una serie de 9 videos –de media hora cada uno– más dos muy cortos de 3 minutos el primero y 18 segundos el restante. Si bien se intentó demostrar que nada había sido editado ni cortado, algunos de los asistentes a la proyección manifestaron lo contrario. Al mismo tiempo, creen entender que por cuestiones de brevedad y claridad se eliminaron largas escenas donde se ve solo agua y se armó la secuencia de forma tal que fuera más compresible para todos. La larga sucesión de imágenes mostró al detalle el estado actual de la malograda embarcación.
Algunas confusas o borrosas, otras con una claridad espeluznante. “El saco naval del Segundo Comandante del submarino yace en el fondo del mar, parcialmente tapado por arena, pero con sus galones a la vista. Dados los mismos y siendo el único oficial con jerarquía de capitán de coberta, pudimos comprender que perteneció a Jorge Bergallo”, narró a Infobae una de las presentes.
Tanto el Comodoro de Marina Gabriel Attis como el Capitán de Navío Víctor Ortiz hicieron las voces en off (fuera de la vista de los familiares) pero con el único propósito de clarificar lo que la cámara del ROV fue registrando en su recorrida por los restos náufragos de la nave.
La imagen más impactante
Luego de muchas tomas mostrando los restos arrugados y deformados del casco resistente, una imagen causó un fuerte impacto entre los presentes. Un orificio de grandes proporciones a la altura de la sala de máquinas se proyecta de adentro hacia afuera. “Está abierto como una lata”, describió otro de los presentes.
Tanto los peritos navales consultados por Infobae como desde fuentes cercanas a la Armada se apresuran a aquietar cualquier especulación en este sentido aunque con distintos argumentos.
“Determinar si un agujero en la estructura del casco es producto de una explosión interna o si la reacción a una deformación inversa ocurrida en las proximidades del orificio, es algo que no se puede responder sin un análisis previo. Lo que sí es cierto es que si ese orificio se hubiera originado como consecuencia de una onda expansiva producto de una explosión, la teoría de la implosión por la acción de la presión marina comienza a perder sentido. Si el submarino se inundó completamente a 40 o 50 metros, las presiones interna y externa se compensaron a una relativamente baja profundidad y la nave se proyectó a una velocidad alta contra el fondo del mar. En ese caso el impacto con el lecho fue el que causó todo el resto de los daños apreciados. Pero es prematuro concluir algo así”, remarcan los profesionales del mar.