Buenos Aires
El periodista y economista Sebastián Campanario alerta sobre los riesgos de una sociedad que está poniendo una lupa negativa sobre cualquiera que haya soplado más de 45 velitas.
Sebastián Campanario viene investigando, desde hace muchos años, acerca de temas de economía no tradicional, innovación y creatividad. En este último tiempo, puso el foco en la discriminación que sufren las personas, en el universo laboral, una vez que superan los 45 años. El autor analiza esta problemática como un fenómeno social presente y, a la vez, invisibilizado. También plantea una paradoja de estos tiempos: cada vez hay más personas mayores que viven de manera plena y saludable. Con el avance tecnológico y científico en el ámbito de la salud, la calidad de vida ha mejorado a tal punto, que no sería loco pensar que, en pocos años, alguien de 70 u 80 años pueda sentirse como de 50. Sin embargo, las sociedades son cada vez más críticas y discriminatorias en cuanto al “viejismo” o “edadismo”, una estigmatización que es tolerada por todos, incluso por quienes más la sufren.
Discriminación
Según explica el autor, si bien hay muchos temas que despiertan el interés y el debate general, como todos aquellos relacionados con el futuro (la tecnología, la inteligencia artificial, la robótica), las cuestiones vinculadas con lo social suelen quedar en segundo plano. En este sentido, existe una franja etaria de varias décadas con la cual nadie sabe qué hacer. Lo que se traduce en discriminación.
Se trata de una exclusión tan poderosa, que las propias víctimas la ejercen sobre ellas mismas. Existen personas que han superado los 50 años y que, en sus discursos, dejan traslucir prejuicios y asociaciones negativas en torno a la vejez o la degeneración física y cognitiva. El hecho de creerse a sí mismos “en la retirada”, como muchos le dicen, supone un distanciamiento de las expectativas y los sueños. “En general, nos cuesta mucho empatizar con nuestro propio yo futuro”, asegura Campanario.
¿En la base de este entramado discriminatorio prima el factor económico o lo cultural?
Principalmente es un problema de falsas creencias culturales. En las sociedades occidentales, hay un prejuicio que asocia la adultez a valores muy negativos. Sin ir más lejos, a la hora de diseñar sus campañas publicitarias, las marcas suelen reunir en un mismo segmento de potenciales compradores a gente de más de 50, 60 y 70 años, como si fueran momentos semejantes de la vida. A los departamentos publicitarios les cuesta mucho empatizar con estos grupos sociales porque sus creativos son, por lo general, hombres muy jóvenes y machistas. ¡Y eso que el PBI Senior es el tercer PBI del mundo!
Y en el caso de las mujeres, la discriminación debe darse por partida doble.
Sí, exacto, por ser mujeres y +50. ¿A cuántas mujeres plenas de estas edades vemos como modelos de belleza en las publicidades? Se cuentan con una mano, y suelen estar allí para promocionar pegamento para dentaduras o yogures con calcio.
En la Argentina hay seis millones de mayores de 60 años, con una diversidad inmensa de capacidades y experiencias de vida. ¿No afecta a la economía que las personas más capacitadas de una comunidad salgan sistemáticamente del mercado laboral debido a su edad?
Claro, es que el contraataque de las y los +50, o de los perennials, también es un imperativo de eficiencia económica: en una sociedad donde los avances de la medicina hacen que todos vivamos saludables varias décadas más que antes, en plenitud absoluta para trabajar, las empresas, por una cuestión de costos, toman empleados cada vez más jóvenes. En el medio, la tragedia de Recursos Humanos: el 90% de los avisos de empleo en la Argentina no incluyen a personas de más de 50 años, muchas de las cuales pueden tener aún la mitad de su vida laboral por delante. Desde un enfoque de Cuentas Nacionales, son varios puntos del PBI menos de riqueza para toda la sociedad que se pierden.
Para Campanario, el hecho de que las empresas no le encuentren una vuelta a este tema es todo un problema y un punto ciego de ineficiencia económica. “Las empresas y organizaciones, por lo general, toman gente joven por un tema de costos, pero ¿qué pasa con los otros? El economista experto en innovación, Tyler Cowen, ha dicho que el desafío más grande y el enorme potencial de incluir a los adultos mayores en el mercado laboral, es más importante para la economía que incluso el debate por la robotización de los empleos, que se lleva todos los titulares”.
Otro de los prejuicios que andan dando vueltas, es que la creatividad o el entusiasmo son propios de la juventud. Pero, según el autor, “la creatividad es unir puntos que nadie había unido, y esto también tiene que ver con la experiencia de vida, lo que pueden aportar precisamente los mayores de 45”. Y asegura: “También que es falso que la creatividad se asocie a la juventud extrema. Esa es una suposición errónea y se puede ver claramente en el emprendedurismo. Por ejemplo, en Silicon Valley, el promedio de edad de los emprendedores exitosos es de 45 años. Tendríamos que prestar más atención a estos datos”.