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Caleta Olivia – Opinión: Por: María Sánchez
A partir de las discusiones circundantes en torno a la planta referida en el título, se despertó en mí una opinión sobre el tema que hasta nuestros días es tabú y de difícil discusión, pero que considero, debe naturalizarse, por el bien común.
Hoy en día existe un gran número de enfermedades entre ellas el cáncer, glaucoma, la epilepsia, y trastornos neurológicos de dificultosos o costosos e ineficaces, en muchos casos, tratamientos; que además en su mayoría, tienen efectos secundarios extremadamente dañinos y en los cuales la utilización de cannabis medicinal surge como una opción alternativa, cuyos efectos negativos no se han comprobado.
Sin embargo y ante las pruebas existentes, actualmente en Argentina, no existe una regulación clara para su aplicación, receta o uso.
Aún a sabiendas de que la correcta y clara legalización o desburocratización de la misma permitiría la mejora en la calidad de vida de los pacientes que sufren de enfermedades y de efectos secundarios, en algunos casos, peores que la misma enfermedad que padecen.

Legalización
Por otro lado si se implementara la legalización, se podría regular de manera segura la adquisición del remedio y el control evitaría también, que las personas que la requieren tuvieran que conseguirla bajo estándares ilegales, cuyas consecuencias son variadas como por ejemplo: dosis incorrectas, bajo porcentaje de calidad y pureza, e incluso por la clandestinidad misma, posibles penas judiciales. por nombrar algunas.
Como ha de suponerse, existen opositores a la legalización del uso medicinal del cannabis, sobre todo en la aplicación sobre los niños, debido al estigma que tiene dicha planta, relacionada a sus psicoactivos, los cuales producen conductas que son observadas despectivamente por la sociedad.
Pero, creo que no es razón suficiente para tal tabú, debido a que la planta de cannabis sativa, la cual es utilizada para el uso de la salud, tiene, en sí, un bajo porcentaje de THC, el cual es el compuesto químico psicoactivo de la planta.
En conclusión y en mi humilde y no experta opinión, la legalización, proporcionaría varias y variadas, valga la redundancia, ventajas aparentemente positivas en diversas enfermedades; a medida que se avance en la investigación y difusión de dichas ventajas: así de entrada nomás y considerando a grandes rasgos, curaría la peor de todas: el prejuicio social y las conveniencias de los poderes y las industrias farmacéuticas.