Caleta Olivia
Son 87 las especies vegetales que conforman el último relevamiento de flora del Parque Natural Provincial Monte Loayza y su Reserva Asociada Can~ado´n del Duraznillo.
El número duplica las registradas diez años atrás. Catorce son exclusivas de la Patagonia argentina, tres de ellas endémicas de la Patagonia Austral. Además, se encontró una población de una especie que se creía exclusiva de la cordillera santacruceña.
Esta investigación se realiza en el marco del acuerdo entre Sinopec Argentina, Golfo San Jorge SA, Fundación Hábitat & Desarrollo y el Consejo Agrario de la provincia de Santa Cruz.
El Parque Natural Provincial Monte Loayza y su Reserva Asociada Can~ado´n del Duraznillo constituyen una unidad de conservacio´n de 77.400 hecta´reas ubicada en el noreste de Santa Cruz, entre Punta Nava al Oeste y la Bahi´a de Sanguineto al Este. La Reserva Asociada Can~ado´n del Duraznillo, de 1340 hecta´reas, consiste en un a´rea de la Estancia La Madrugada, propiedad de Golfo San Jorge S.A, reservada para la conservacio´n de la diversidad biolo´gica. Se extiende en promedio unos 2,3 km tierra adentro desde la li´nea costera.
Funciona como a´rea de amortiguacio´n de Monte Loayza y protege una muestra de la vegetacio´n y fauna de la Estepa Patago´nica. El Parque Natural Provincial Monte Loayza y la Reserva Asociada Can~ado´n del Duraznillo funcionan como una unidad a los fines de a los fines de conservar la diversidad biolo´gica terrestre y marina, y fomentar la educacio´n y el ecoturismo.
La implementacio´n del a´rea de conservacio´n conjunta es responsabilidad compartida de Golfo San Jorge S.A., la Fundacio´n Ha´bitat y Desarrollo y Sinopec Argentina, bajo las poli´ticas de conservacio´n del Consejo Agrario Provincial.
Caminando por la estepa
Marcela Ferreyra soñaba con ir a Monte Loayza mientras ojeaba un cuadernillo del área protegida que había recibido en un congreso.
“Algún día voy a ir a Monte Loayza” repetía. Poco tiempo después Gustavo Aparicio, botánico de la Fundación Hábitat y Desarrollo, con quien tenía vínculo por trabajos anteriores se contactó con ella para pedirle que releve el área. “Cuando Gustavo me dijo si podía ir a hacer el trabajo dije: ‘sueño cumplido’. La verdad es que tenía muchos deseos de conocer la zona”, cuenta Ferreyra.
Ella es bióloga y guía de turismo especializada en flora de la Patagonia. Sus áreas de interés son la flora de alta montaña y de la estepa patagónica, además de la educación ambiental. Es docente y ha publicado varios trabajos científicos y de divulgación. Confiesa que los relevamientos son unas de las tareas que le parecen más desafiantes y de las que más disfruta hacer.
Así llegó a principios de diciembre del año pasado al Parque Natural Provincial Monte Loayza y su Reserva Asociada Can~ado´n del Duraznillo. El objetivo de su trabajo era complementar una primera prospección general realizada por Aparicio en el an~o 2010, confeccionar un listado flori´stico para el área protegida que describa e identifique su flora y vegetación de manera general.
“La técnica que yo utilizo es caminar y caminar, trato de recorrer todos los ambientes que sean visualmente diferentes. A mí me gusta, si es un área protegida, hacerlo junto con la o el guardaparques”, describe Ferreyra que tiene en su haber relevamientos en varios parques nacionales patagónicos, entre otros sitios.
En el camino Ferreyra toma notas en su cuaderno de campo, saca fotos georeferenciadas y, si encuentra alguna especie que no reconoce o le surgen dudas para su identificación, recolecta algunas partes de la planta que luego en su casa y con ayuda de bibliografía o de interconsultas con otros especialistas, puede terminar de identificar.
“Monte Loayza me pareció súper interesante porque solo en el Cañadón del Duraznillo, que es un área relativamente pequeña, encontramos ocho formaciones vegetales diferentes, cada una con su identidad florística propia”, detalla Ferreyra. El nu´mero de especies registradas es muy importante porque duplica el relevamiento de 2010, posiblemente porque fueron relevadas zonas no muestreadas previamente, como afloramientos rocosos altos que es donde aparecio´ el mayor nu´mero de especies nuevas. Ferreyra registró 87 especies de las cuales 80 son nativas, y 14 de ellas solo habitan en la Patagonia argentina, siendo tres exclusivas del sur de Chubut y Santa Cruz, y otras siete son exóticas.
Cerros
Fue en lo más alto de los cerros de Monte Loayza, en un afloramiento rocoso expuesto al sol y al viento donde Ferreyra descubrió uno de los tesoros del área: una poblacio´n de Nassauvia pentacaenoides. Esta especie se creía exclusiva de las altas montañas de la cordillera de la provincia, es la primera vez que se la registra en la costa. Junto a esta especie Ferreyra halló otra que forma un bellísimo cojín plateado, la Adesmia suffocata, también endémica de la costa del sur de Chubut y Santa Cruz. “Apareció con todo su esplendor, matas grandes bien asentadas, se ve que ese lugar les resulta cómodo para la vida. Esta flor, particularmente me encantó encontrarla porque no es común de ver y es la primera que la veo en flor”, describió la investigadora para quien el hallazgo de estas especies es de gran valor por ser endémicas y fortalece el valor de conservación de Monte Loayza.