Buenos Aires
Según la reciente encuesta del ICBA Instituto Cardiovascular, en estos meses de cuarentena los pacientes no consultan o lo hacen tardíamente en enfermedades no COVID-19. Además, uno de cada tres reconoce tener peor salud y control cardiovascular que el año pasado.

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Hay una premisa insoslayable en esta pandemia: las rutinas de cuidados de salud entraron en una importante transformación. Por un lado, con el objetivo de prevención del COVID-19. Pero, al mismo tiempo, la advertencia es que las consultas y estudios vinculados al control de otras enfermedades y condiciones quedaron con fechas inciertas; y algunos hábitos que influyen en una mejor calidad de vida están en pausa.
«Desde el inicio de la pandemia se observó una caída importante de las consultas, controles, estudios y procedimientos de salud diferentes al COVID-19. A pesar de que las instituciones y sociedades médicas realizaron un gran esfuerzo colaborativo para volver a brindar la atención necesaria, reportes recientes demuestran que el problema continúa», contextualiza el doctor Marcelo Trivi, Jefe de Medicina Cardiovascular de la institución.
En el marco del Día Mundial del Corazón el ICBA Instituto Cardiovascular realizó una encuesta anónima a 6.000 pacientes para entender mejor cuáles son los problemas que enfrentan con su salud cardiovascular durante la pandemia. «Los resultados son contundentes en todos los aspectos relevados y muestran una clara radiografía del panorama actual, dejando en evidencia aquellos daños colaterales al COVID-19 que son absolutamente evitables», anticipa el doctor Pablo Lamelas, Cardiólogo Intervencionista y profesor de investigación a cargo de la iniciativa.

Cifras 2020 de la salud cardiovascular
De acuerdo a este reciente relevamiento de 6,000 pacientes, uno de cada tres encuestados percibe que su salud cardiovascular está peor controlada durante la pandemia.
Uno de cada tres refiere que su dieta y su presión arterial está peor controlada que previo a la pandemia
Dos de cada tres redujeron su actividad física, con un consecuente reporte en el incremento del peso
El 50% percibe que sólo consultaría si tiene síntomas severos. Este porcentaje es compatible con lo observado en los centros de salud
El 50% postergó sus consultas habituales o en guardias y el 40% retrasó todos sus controles hasta tiempo indefinido
Comparado a tiempos anteriores, entre el 40% y el 60% realizó menos análisis de laboratorios, pruebas de esfuerzo u otros estudios de evaluación cardiovascular
Entre el 30% y el 50% de los pacientes refirió que incrementaron los problemas de acceso a la salud, como acceso a recetas, contacto a instituciones o médicos, movilizarse hasta el centro, o incluso incremento en la complejidad de los trámites administrativos. Por otro lado, una de cada diez personas refiere haber bajado o suspendido su plan de salud probablemente secundario a la crisis económica.
El Dr. Lamelas afirma que: «la presencia de barreras al acceso a la salud se asoció fuertemente con peor estado de salud. Por ejemplo, dificultades para efectuar trámites, movilizarse a centros de salud, o contactarse con instituciones sanitarias tuvieron un fuerte impacto negativo en el control de factores de riesgo, toma de medicamentos y estudios periódicos y preventivos».
«Estas respuestas son compatibles con lo observado en los centros de salud. Los pacientes llegan más tarde y por lo tanto, con peor pronóstico de sus enfermedades. Más de la mitad de los pacientes perciben que «el deber de un buen ciudadano es reducir las consultas no urgentes y acudir sólo ante síntomas graves, algo totalmente inapropiado. La postergación de sus controles y estudios tendrá un efecto deletéreo en la salud de nuestra población a mediano y largo plazo», resalta el Dr. Trivi y agrega que «si bien los controles deben ser los mismos que antes de la pandemia, las personas que se consideraban de mayor riesgo también afirmaron que consultarían solo si tienen síntomas severos, algo que no podemos permitir que suceda».

Alerta sobre infartos
Según el registro de Stent Save a Life! Argentina, desde los inicios de la pandemia se duplicó la mortalidad por infartos y la tasa continua alta. Como se explicó anteriormente, «esta estadística muestra que los pacientes consultan tarde», completa Trivi.
Al respecto, Lamelas agregó que «los servicios de ambulancias tuvieron más activaciones por paros cardíacos. Esto también es consistente con reportes del resto del mundo, donde se duplicaron o incluso triplicaron las muertes súbitas en domicilio por problemas cardiovasculares».

La salud cardiovascular en la nueva normalidad: Para rearmar las próximas rutinas, los especialistas brindan algunas claves.

El riesgo de contagio por controles de salud es bajo, o nulo si es virtual
«Estudios recientes demuestran que el riesgo de contagiarse de COVID-19 en una consulta médica es similar al de una caminata por el centro de una ciudad. Por lo tanto, si uno toma ese pequeño riesgo para dispersar la mente o hacer compras, sin dudas que estaría más que justificado para controles de salud. Esto se debe múltiples medidas de seguridad en instituciones médicas. Entre ellas, el uso de protección avanzada por parte de los profesionales de salud, la reducción de tiempos de espera y el uso de alcohol. Está de mas decir que la consulta virtual tiene 0% de riesgo de contagio y se encuentra disponible en muchos centros de salud», detalla Lamelas.

La vuelta a la actividad física
La recomendación no es diferente a la habitual. «Aquellos que realizaban ejercicio y tienen sus chequeos al día, no necesitan una evaluación. Sin embargo, las personas que han tenido problemas cardíacos, sintieron molestias en el pecho o incremento de falta de aire durante el ejercicio en la cuarentena, deberán consultar a un cardiólogo», dice Trivi. Empezar de a poco: una regla más que vigente.

Los límites al home office
«El trabajo desde casa necesita hábitos y disciplina, ambos difíciles de sostener en este difícil contexto. El problema surge generalmente cuando se prioriza desmedidamente el trabajo. Esto genera un agotamiento severo, con un consecuente menor rendimiento y demanda del poco tiempo libre disponible», sugiere Lamelas.

La necesidad de desconexión
«Distintas estadísticas de neurociencias revelan que durante la pandemia hubo en nuestro país un incremento de estrés, síntomas de depresión y angustia. Dedicar un tiempo diario al bienestar -con actividades de relajación o ejercicio físico- puede ser una primera medida preventiva», aconseja Trivi.