Caleta Olivia
El último registro fue realizado por el guardaparques a mediados de marzo. El área protegida es descripta como el asentamiento más diverso de aves marinas del Golfo San Jorge. Esta investigación se realiza en el marco del acuerdo entre Sinopec Argentina, Golfo San Jorge SA, Fundación Hábitat & Desarrollo y el Consejo Agrario de la provincia de Santa Cruz.

loayza

COSCOROBA: La coscoroba es la última especie registrada en marzo 2020. Crédito: Francisco López

Resuena como un desafío “prácticamente todas especies de cualquier guía de aves de la costa patagónica están acá” lanzó Francisco López, luego de un breve silencio en el que parecía tomar lista mentalmente de las aves del área. López es guardaparques del Parque Natural Provincial Monte Loayza y su anexo, Cañadón Duraznillo, el asentamiento más diverso de aves marinas del Golfo San Jorge que resguarda algunas especies consideradas amenazadas.
Las nuevas especies registradas por primera vez para el área son cauquén real o cabeza gris (Chloëphaga poliocephala), dormilona chica (Muscisaxicola maculirostris), playerito de rabadilla blanca (Calidris fuscicolli), golondrina negra (Progne elegans), ñacurutú (Bubo virginianus), remolinera araucana (Cinclodes patagonicus), Coscoroba (Coscoroba coscoroba) y skúa (Catharacta).
Monte Loayza se encuentra al sur del golfo San Jorge, entre los límites geográficos de Punta Nava al Oeste y Bahía Sanguineto al Este. Esta zona de playa, constituye además, el mayor apostadero reproductivo de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) del país, y uno de los principales en el mundo.
Desde 2008 se ejecuta en el área el Proyecto Monte Loayza, en alianza entre el Consejo Agrario de Santa Cruz, Golfo San Jorge SA (propietaria de la Estancia La Madrugada), la Fundación Hábitat y Desarrollo y el financiamiento del sector privado (Sinopec Argentina) con el objetivo de conservar el área, implementar el ecoturismo y fomentar la educación ambiental. A esta área fue anexada una porción de tierras privadas de la Estancia La Madrugada, lo que aumentó su superficie de protección, constituyendo la Reserva Asociada Cañadón del Duraznillo como zona buffer o de amortiguación. Desde 2011, el área conjunta es gestionada por la Fundación Hábitat y Desarrollo, bajo el control del Consejo Agrario Provincial.

loayza1

PLAYERITO RABADILLA BLANCA: El playerito rabadilla blanca llega a la zona desde el Ártico. Crédito: Hernán Tolosa

Las nuevas especies
El registro de ejemplares de cauquén real o cabeza gris (Chloëphaga poliocephala) es muy importante porque se trata de una especie en disminución en toda la Patagonia, categorizada como especie amenazada. Su presencia revaloriza la función del área protegida como espacio de resguardo para la avifauna, como muchas de las aves migratorias los cauquenes ven disminuidas o modificadas las áreas que utilizan durante sus viajes.
“Son muy pocas las aves migratorias de las que se conoce toda la ruta porque vuelan miles de kilómetros. Las aves migratorias son las más vulnerables porque al tener un trayecto tan largo, su conservación depende del estado de los sitios en los que realizan escalas en toda la extensión de su viaje. Estas especies escapan del frío buscando áreas más templadas”, explicó López.
La golondrina negra y el playerito de rabadilla blanca son dos aves migratorias también. La golondrina negra (Progne elegans) llega en septiembre y permanece hasta marzo, luego migra a Perú. Permanece en bandadas, es muy activa y nidifica en huecos de barrancos y acantilados. El playerito de rabadilla blanca (Calidris fuscicolli) realiza una de las migraciones más largas de todas las aves del continente. Se reproduce en el Ártico durante el verano del hemisferio Norte -nuestro invierno- y migra hacia el Sur donde llega a comienzos de nuestra primavera. Los últimos ejemplares permanecen en la Patagonia hasta comienzos de nuestro otoño y para esas fechas regresan al Ártico. Esta especie no se considera amenazada, pero es muy sensible a las rupturas de sus ciclos de alimentación y descanso producidas por la acción del hombre.
La última especie registrada, Coscoroba (Coscoroba coscoroba), también es una especie migratoria. Fue fotografiada por el guardaparques la tarde 12 de marzo cerca de la laguna de Cañadón del Duraznillo. “Si bien es bastante común ver estos ejemplares en la zona de Puerto Deseado, luego de consultar el registro de aves del parque se corroboró que allí no estaban”, explicaron desde la Fundación Hábitat y Desarrollo.
La remolinera araucana (Cinclodes patagonicus) es un ave que es habitual ver cerca del suelo, son pequeñas, miden aproximadamente 18cm. Su plumaje es mayormente oscuro con rayas blancas contrastantes en la cabeza muy características que ayudan en su identificación; además tiene unas finas rayas blancuzcas en el pecho. Al igual que la remolinera araucana, la dormilona chica (Muscisaxicola maculirostris) es un ave terrícola y pequeña que mide 13cm.
El ñacurutú (Bubo virginianus) en cambio es de gran tamaño, es la especie más grande de las familias de las lechuzas que habita la región, mide 50cm. Se posa bien erguida, posee ojos amarillos parecidos a los de un gato y penachos que parecen orejas.
El skúa antártico (Catharacta) es un ave marina grande muy parecida a la gaviota, pero más agresiva. Es considerada la versión marina de las aves de rapiña, atacan a aves más chicas o débiles y las obligan a soltar el alimento que llevan en el pico.