Buenos Aires
En un episodio más de la confrontación a escala global (no directa por ahora y por suerte para el mundo) entre Estados Unidos y China el país del norte resolvió enviar una unidad de la Guardia Costera al Atlántico Sur (lugar de algunos de los caladeros más ricos de la Tierra) con el objeto de colaborar con las tareas de control de la pesca ilegal.
El despliegue, encuadrado en el operativo «Southern Cross», consistirá concretamente en el despliegue del guardacostas (denominado cutter por la Guardia Costera de los Estados Unidos) clase Legend USCGC «Stone», el cual de hecho fue recientemente incorporado al servicio activo y este será su primer despliegue operacional.
La unidad embarcara a un efectivo de la Marina de Portugal en calidad de observador y se informó que se contará con la colaboración (no se especificó de que tipo) de Guyana, Brasil, Uruguay y la Argentina.
Los mandos estadounidenses justificaron el despliegue en la necesidad de»garantizar que el hemisferio occidental sea seguro, libre y próspero» y también mencionaron que la pesca ilegal es un problema «global» y que la pesca ilegal es «es un problema demasiado grande para cualquier nación».
Obviamente por debajo subyace la necesidad estratégica de los Estados Unidos de contener a la flota pesquera paraestatal China la cual ya es vista como una amenaza para sus intereses en especial en el Atlántico Sur donde (hasta ahora) los Estados Unidos no tenían presencia pero si China a través de su gigantesca flota pesquera que es sostenida indirectamente (e incluso en algunos casos directamente) por el gobierno de dicho país asiático.
Para las autoridades políticas y militares Argentinas esto debería ser un primer aviso, en primer termino de la importancia estratégica del Atlántico Sur y sus recursos y en segundo termino un agudo recordatorio de que si alguna nación deja espacios vacíos en algún momento alguien los empieza a ocupar por esa nación.