Por Guillermo Ritondale – NOS Santa Cruz

La agenda política y la agenda de la sociedad están divorciadas desde hace muchos años. Tantos, que ya estamos acostumbrados. Pero el tiempo va profundizando todo hasta niveles insoportables.
En este dilema eterno del huevo o la gallina, estamos gobernados por una manada de insensibles (que nosotros como sociedad elegimos), que no nos prestan atención ni se interesan por nosotros. Y ellos no se interesan por nosotros, porque a nosotros solo nos importa si hay pelusa en nuestro ombligo.
Una importante dirigente social me dijo hace unos días que cortaban las rutas porque «…no nos importa si tenemos agua en la casa, o si sale mierda de las cloacas en la calle: nosotros queremos «el plan» para tener algo que comer…»
«El plan» son diez mil pesos por mes, con promesa de aumentar un poco en el breve plazo. Para no ser pobre, una familia necesita ¡SEIS VECES MAS! Entonces ¿Quién tiene la culpa? ¿El que da miseria o el que la pide? Tuvimos un Gobierno nacional ubicado «del otro lado de la grieta». Y cuesta mucho encontrar diferencias. Eran más formales, menos salvajes a la hora de asolar al Estado, pero la gente común seguimos empeorando nuestro estándar de vida a un ritmo parecido en los últimos diez años.
Hoy, en Nación, se discute por las clases presenciales, por ver quién tiene vacunas y quién las aplica, ambos lados inventan estratagemas para vacunarse sin que les corresponda, siguen aumentando impuestos y peleando por la coparticipación, inventaron el AMBA como una nueva región geográfica donde el Gobierno Nacional pretende determinar políticas para condicionar a la Ciudad Autónoma y muchas otras acciones más o menos importantes, que solo pueden dirimirse en la Justicia ante la intransigencia de las partes. En cuanto eso ocurre, ambos responsables del conflicto (por su falta de vocación al diálogo) salen a quejarse por la «judicialización de la política».
El Estado Nacional y «Abuelas» han lanzado una importante (y costosa) campaña para volver a la agenda el tema de los desaparecidos y el Presupuesto Nacional dedica una parte sensible del PBI a las políticas de género (ambos temas de minorías, en plena pandemia).

URNA-ELECCIONES

Eso sí: para el calendario electoral se pusieron de acuerdo en un santiamén. No hubo grieta, no hubo conflicto, no hubo pirotecnia política. Todos estuvieron de acuerdo para «proteger a la población de este virus artero, invisible y silencioso». ¡Patrañas! Con el calendario electoral, acordaron mantener los privilegios. Algunos más que otros, pero todos con su pedacito de queso para seguir viviendo de arriba, en un país irreal que solo ellos disfrutan. Un país que cierra Escuelas o debate por su apertura, mientras abre Casinos y está estudiando el regreso del público a los estadios de fútbol.
A propósito: la Diputada Provincial por el Pueblo de Caleta Olivia, consultada sobre el hecho de que los Casinos siguen abiertos mientras no hay clases hace más de un año en la provincia, contestó que los Casinos son importantes porque «los trabajadores van a relajarse al finalizar su jornada laboral».
Mientras tanto, la gente común (el 95% del país) está preocupada y asustada porque en lugar de desarrollar una política sanitaria nos enclaustraron y nos impidieron incluso ejercer nuestros derechos constitucionales, en lugar de educarnos para la salud nos infundieron temores y nos martillan con cifras de muertos y curvas de contagio. Destruyeron el comercio, las actividades culturales y a los trabajadores independientes, tenemos una inflación galopante, no hay educación (las clases virtuales durante un año entero son una mueca triste de lo que sería un plan de educación), las medidas que se planean solo aumentan las restricciones, se piensan nuevos impuestos y retenciones, se emite a un ritmo febril que solo profundiza el problema, las únicas soluciones propuestas son subsidios obscenos, quien está enfermo de algo que no sea Covid no es tenido en cuenta ni como persona y mucho menos como paciente y muchas otras cuestiones, todas muestras de la distancia entre los gobernantes y los gobernados.
La amiga de una amiga tiene treinta y tantos años y necesita cuatrocientos mil pesos para extirparse un tumor que le puede costar la vida. No los tiene y está haciendo comida y pidiendo ayuda para juntar peso sobre peso. Es una paciente de mucho más riesgo que un enfermo de Covid. Si ella no se opera MUERE. El Covid tiene una tasa de mortalidad del 2 a 3%. Pero la Salud Pública (¿pública?) no la puede atender, porque tiene que estar preparada para recibir futuros pacientes Covid.
Así vivimos en la Argentina de hoy. Dirigidos por dirigentes que no nos dirigen y representados por representantes que no nos representan. Este año hay elecciones ¿no será hora de pensar en verdaderas nuevas opciones? Los que están en «la rosca» (en cualquier lado de la grieta) dicen que «no hay 2023 sin 2021» y entonces están buscando un lugar donde mostrarse, con el sólo objetivo de «no quedar afuera».
El verso del peronista disidente está gastado, pero en Santa Cruz está en pleno desarrollo. Este año terminan dos Diputados santacruceños de Juntos por el Cambio y uno peronista. Es un secreto a voces que uno de los aliados del Gobierno Provincial, que ayudó a que la Gobernadora esté hoy en su lugar, será «disidente» y presentará la tercera opción electoral de la provincia. De ese modo, aspiran a tener un Diputado Nacional por cada opción, para que el Gobierno Nacional tenga un voto más desde Santa Cruz.
Ninguno de los tres salientes, ni de los que pretenden entrar por estas opciones representan a la gente común, ni les importa hacerlo.
Pero en Santa Cruz (y en todo el país) está germinando la esperanza.
NOS presentamos en sociedad en 2019, NOS presentaremos en 2021 y NOS seguiremos presentando y ofreciendo una opción para que, por fin, el pueblo pueda deliberar y gobernar a través de sus representantes.