El 29 de abril se celebró el Día del Animal en conmemoración del fallecimiento de Ignacio Lucas Albarracín, abogado pionero en el país en la lucha por los derechos de los animales. En la Patagonia hay tres especies emblemáticas que protege el Parque Natural Provincial Monte Loayza y su Reserva Asociada Cañadón del Duraznillo, en el marco del acuerdo entre Sinopec Argentina, Golfo San Jorge SA, Fundación Hábitat & Desarrollo y el Consejo Agrario de la provincia de Santa Cruz.
El Parque Natural Provincial Monte Loayza es uno de los más valiosos apostaderos de mamíferos y aves marinas del litoral patagónico, por la diversidad y la magnitud poblacional de las especies que alberga. Protege 800 km² de Mar Argentino y una angosta franja paralela a la costa (de 200 metros de ancho a partir de la línea más alta de mareas) que linda en todo su perímetro no-costero con la Reserva Asociada de Amortiguación Cañadón del Duraznillo. Esta última fue descripta por especialistas como la representación del sector santacruceño del Distrito Fitogeográfico de Golfo San Jorge en la mejor situación de conservación natural. En conjunto las dos áreas resguardan una superficie de 77.440 hectáreas.
Ambas áreas protegidas fueron creadas como una iniciativa conjunta de Fundación Hábitat y Desarrollo, Golfo San Jorge SA (propietaria de la estancia La Madrugada) y Sinopec Argentina, en el marco de la legislación y las políticas de conservación de la biodiversidad de la provincia de Santa Cruz. Se encuentran a 208 km. de Caleta Olivia y 139 km. de Puerto Deseado.
La biodiversidad vive momentos complejos. Las especies animales se encuentran presionadas por el impacto de las actividades humanas y sus consecuencias, como el cambio climático. En estos tiempos signados por la extinción, la conservación de áreas naturales es vital.
El emblema: los lobos marinos
Sobre la costa los lobos marinos conforman el mayor apostadero reproductivo continental. El último censo registró 22.020 individuos, una cifra récord que la convierte en la colonia reproductiva más grande del país y una de las más numerosas del mundo.
«La población de lobos en el censo del verano hace diez años no superaba los 5000 o 6000 individuos. La protección de la reserva evita los disturbios humanos en la costa y en el mar. Creemos que los lobos llegan a Monte Loayza por la tranquilidad del lugar y la disponibilidad de alimento que brinda por ser un área protegida», explicó Francisco López, guardaparques del área. Fernando Ardura, presidente de la Fundación Hábitat y Desarrollo valoró la antigüedad y permanencia del apostadero: «Es un apostadero que tenemos evidencias de que existía hace 5000 años, porque se han descubierto enterratorios humanos donde se encontraron restos de huesos y vestidos realizados con pieles del lugar».
Guanaco: el herbívoro más grande de América del Sur
En la Reserva Asociada Cañadón del Duraznillo protege a 10 especies de mamíferos, 36 especies de aves terrestres y 11 especies de reptiles. Entre los mamíferos el guanaco es una de las especies más características de la Patagonia. Es el más grande de los herbívoros sudamericanos y el de distribución más amplia y el único que existe en la Patagonia en estado silvestre de los cuatro integrantes de la familia de los camélidos del sur del continente (alpaca, llama -solo existen en forma doméstica- y vicuña). Sin embargo, tanto su distribución como sus poblaciones sufrieron una marcada disminución. Se estima que a fines del siglo XIX la población total de guanacos rondaba los 7 millones de individuos, según los últimos datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) esta especie alcanzó en 2016 el millón de individuos.
Cormorán Gris
El área costera de Monte Loayza conforma el asentamiento más diverso de aves marinas del golfo San Jorge, entre ellas resguarda tres especies de cormoranes: Imperial, Cuello negro y gris, este último tiene estatus de «cercano a la amenaza». Se trata de una especie icónica de la costa santacruceña, lo que la convierte en uno de los principales atractivos para el turismo basado en vida silvestre. El cormorán gris forma colonias con altas densidades de nidos en superficies de poca pendiente; Monte Loayza es la colonia ubicada más al Norte de la región.
«En Monte Loayza se da una situación que no es habitual, también se repite en la Ría Deseado, que es que la coexistencia de tres especies de cormoranes: gris, cuello negro e imperial, en números importantes», explicó el Dr. Esteban Frere, Coordinador Sudamericano del Programa Marino de Bird Life International.
Las amenazas que enfrentan estas especies están vinculadas a la escasez de alimento como consecuencia del cambio climático, la sobrepesca, la captura incidental, la degradación del hábitat, la contaminación, la competencia con especies introducidas y la caza. Proteger y conservar sus hábitats es una tarea fundamental de cara al futuro. «El proceso de cambio climático y calentamiento global está avanzando tan fuertemente que está afectando la biodiversidad de todo el planeta. Las áreas naturales están fuertemente presionadas e inclusive en retroceso, por eso es importante contar con áreas protegidas donde podamos garantizar que existen bases completamente naturales a partir de las cuales en el futuro tendríamos que tratar de expandir y recuperar las especies que se pierden por la acción histórica del hombre, pero ahora también por el proceso de cambio climático. Las áreas protegidas son la herramienta más importante de conservación de la diversidad biológica» destacó Fernando Ardura, presidente de la Fundación Hábitat y Desarrollo, encargada de la gestión del área protegida.