Carlos Marino es nacido en Carmen de Patagones y por uno de sus tíos conoció el mundo del boxeo. Cuando llegó a Caleta Olivia buscando un mejor futuro para su familia, se dedicó a realizar elementos artesanales. Hoy ofrece macetas pero además, no dejó de lado su pasión por las bochas construyendo su propia cancha en el patio de su casa.
«En el año 90-91 me voy a vivir a Puerto Madryn con un tío que había sido boxeador profesional y me hizo la invitación para ir al gimnasio, empezar a entrenar y conocer lo que era el ámbito de este deporte, en el cual empezamos a entrenar, hicimos 4 o 5 peleas amateurs pero después, al tiempo, decido volver a Carmen de Patagones».

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Consultado sobre lo que significó entrar al mundo del boxeo, dijo que «cuando asistimos a un gimnasio tenemos miedo de que tire todo el mundo, de subirse arriba de un ring, pero hay una preparación que considero es la más exigente, y aparte las ansias de subir arriba de un ring a medirse, es una competencia, una sana competencia, pero a la vez ruda».
En cuanto a su carrera dentro de lo amateur, comentó que lo tomó como cualquier profesional. «Siempre con responsabilidad, como debe ser en el ámbito de todo deporte, que es entrenamiento, disciplina y responsabilidad».
«Mi carrera fue totalmente amateur y tuve la gran satisfacción de haber estado en festivales, y en el año 92 cuando la selección argentina amateur se preparaba para el preolímpico, eran representantes que se iban a España, poder medirme con ellos en la ciudad de Viedma, fue muy lindo», contó Marino.
Recordó que en esa camada estaba «Jorgito» Magliones de Sierra Grande, Remigio Molina con el cual combatí y después fue boxeador profesional de renombre, llegó a pelear con Naseem Hamed, el título del mundo. «Para mi era una satisfacción, más allá que esa noche me tocó perder. Con anterioridad a integrantes de la misma selección tuve la suerte de poder ganarles en mis pagos, en Carmen de Patagones».

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En cuanto a su llegada a Caleta Olivia, Marino mencionó que «el desarraigo duele pero lo hice buscando un mejor futuro para mi, mis hijos, para mi familia».
Desde que salió de Patagones nunca más practicó el boxeo, y cuenta que hasta le cuesta ir a festivales de box por lo que ello significa. «Al último festival que fui fue la noche que vino la Tigresa Acuña y fue fuerte, ver el ring, el olorcito a camarín, y aparte la adrenalina, uno sabe lo que se siente».
Durante su etapa de amateur, Marino transitó su carrera deportiva conociendo a varios de los boxeadores que luego fueron protagonistas nacionales e internacionales. «Lo que hacía lo tengo oculto. Soy un gustador del boxeo pero ya no asisto a festivales», dijo.
En medio de esta historia oculta del boxeo, Carlos comenzó como hobby el armado de cuchillos artesanales. «Empecé haciendo para mi y luego comencé a regalar a amigos, me compré las herramientas pero luego lo dejé de lado por cuestiones de tiempo y porque la materia prima está carísima, pero he hecho muchísimas cosas con elementos reciclados, como los cabos de los cuchillos con madera».

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Quienes lo conocen saben de la destreza de este fabricante, de hecho, hace un par de meses atrás comenzó a realizar macetas artesanales. «Amo las plantas y encontré cerámicas en desuso e hice una maceta para mi esposa, y luego con la ayuda de mis amigos, me propusieron venderlas; asique hace dos meses he planificado la venta de macetas revestidas de cerámica, asistí a ferias, asique estoy feliz contento porque puedo hacer lo que me gusta».
Pero Marino no para, es fanático de las bochas. Armó una cancha en el patio de su casa para practicar y compartir con amigos.
«Juego desde los 13 años; y armé una canchita de 23 metros para despuntar el vicio», contó. Se destaca que Marino ha tenido la posibilidad de representar a la provincia en varios torneos interpatagónicos. El año pasado fue el último torneo en el que participó en la localidad de Viedma.

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«Trato de divertirme, pasarla bien, haciendo cosas sanas», subrayó Carlos Marino y finalizó: «esta es mi pequeña historia de lo que uno ha hecho y las cosas que uno ha logrado en su vida».