El Parque Natural Provincial Monte Loayza y su Reserva Natural asociada Cañadón Duraznillo, conforman una de las varias áreas protegidas que posee Santa Cruz. Monte Loayza fue creado con el objetivo de proteger el mayor apostadero de lobos marinos del país y uno de los principales del mundo, que se encuentra en sus costas.
En conjunto abarcan una superficie de 77.440 hectáreas que son gestionadas a partir de una alianza sellada en 2008 con la firma de un convenio entre Sinopec Argentina, la empresa Golfo San Jorge S.A -propietaria de la Estancia La Madrugada-, Fundación Hábitat y Desarrollo, a la que se sumó el Consejo Agrario de Santa Cruz. Están ubicadas en el sur del golfo San Jorge, a 208 km de Caleta Olivia y 139 km de Puerto Deseado. Además de su riqueza paisajística, Monte Loayza resguarda el asentamiento más diverso de aves marinas del golfo San Jorge y, Cañadón Duraznillo, conserva el área más recuperada del Distrito Fitogeográfico del golfo con especies de flora exclusivas.
Julio Duro, responsable del área de Asuntos Gubernamentales de Sinopec, recuerda que conocieron Monte Loayza alrededor de 15 años atrás cuando comenzaron con la búsqueda de un área en la que desplegar acciones de Responsabilidad Social Empresaria a partir de la protección y conservación del medio ambiente.
«Cuando comenzamos a buscar y logramos juntarnos con una ONG especializada en estos temas como es Fundación Hábitat y Desarrollo, nos enfocamos en Monte Loayza con mucho entusiasmo porque era un área excelente» recordó Duro. Luego de varios años de tratativas, la Estancia La Madrugada cedió los terrenos para que el proyecto sea posible y Sinopec aporta desde entonces la financiación para dar vida al actual parque. «En ese momento realizamos los caminos, levantamos el centro de visitantes y la casa del Guardaparques, alambramos el perímetro. También dotamos al guardaparque de un vehículo 4×4 y de una antena satelital para permitir las comunicaciones», detalló Duro.
El Consejo Agrario de Santa Cruz es la autoridad de aplicación de la política de áreas protegidas de la provincia. Este organismo cuenta con un convenio de cooperación técnica con Fundación Hábitat y Desarrollo para la planificación y gestión de Monte Loayza y Cañadón del Duraznillo.
Un poco de historia
En 1989 Monte Loayza había sido creado como Reserva Natural y en 2004 fue convertida en Reserva Provincial. Luego en 2015 fue elevada a Parque Natural Provincial, Duro destacó particularmente que la ampliación del área a conservar incluyera una zona marítima. La misma ley que estableció la creación del parque sumó a más de 800 km2 de Mar Argentino, desde la línea costera unos 22 kilo?metros hacia el interior del mar, que es la distancia que los guardafaunas pueden controlar con binoculares desde la costa. «Cuando están en la colonia los lobos bajan a alimentarse en el mar, por lo que era necesario proteger la zona para que haya más cantidad de alimento. Con los años, desde que empezamos hasta ahora, la población no deja de crecer, lo que demuestra que las acciones tuvieron buenos resultados».
Además de promover la conservación de la diversidad biológica costero-marina y de la estepa patagónica, el parque y su reserva asociada también fueron creadas con el objetivo de promover la educación ambiental y el ecoturismo. Duro sostiene que a futuro uno de los proyectos es promover algunas visitas para que se conozca más, aunque reforzó que debe realizarse con mucho cuidado para no perturbar la naturaleza del sitio. Actualmente durante la temporada, las visitas turísticas se realizan con cita previa y en grupo de alrededor de 10 personas.
Una alianza estratégica
Para Fernando Ardura, presidente de la Fundación Hábitat y Desarrollo, sería importante que la alianza que tienen estas cuatro entidades abocadas en la protección del área sea replicada en otras provincias. El presidente de la ONG sostiene que esta es una alianza que brinda excelentes resultados: «Por un lado para la provincia que, por razones presupuestarias tiene muchas urgencias que atender y le resulta difícil sostener las áreas protegidas. Además, esta alianza representa el compromiso de responsabilidad social de las empresas. Sinopec, más allá de su responsabilidad de mitigación de impacto ambiental como productor, también tiene un compromiso muy fuerte con los ecosistemas de las áreas donde está establecida». Para el director de la fundación las áreas protegidas son la herramienta más importante de conservación de la diversidad biológica.
Monte Loayza y Cañadón del Duraznillo dan cuenta desde hace años del beneficio de la conservación y la aplicación de planes de manejo adecuados. La colonia reproductiva de lobos marinos de un pelo crece año tras año, según lo sustentan los censos que se realizan cada verano. Diez años atrás la colonia reunía unos 5.000 ejemplares mientras que en la actualidad superan los 20.000.
Desde hace 34 años que una de las zonas no tiene presencia de oveja por lo que la vegetación nativa pudo recuperarse con especies vegetales que estiman eran propias del lugar antes de la introducción del ganado. Junto a esas especies vegetales también volvieron al área especies animales que se sustentan de las vegetales y las que predan a éstas.
Biodiversidad en Monte Loayza y Cañadón El Duraznillo
El área costera conforma el asentamiento más diverso de aves marinas del golfo San Jorge que resguarda especies consideradas amenazadas. Por estas características y condiciones, el área es una de las candidatas a ser declarada Área Importante para la Conservación de las Aves (AICA), por las aves costeras y pelágicas que alberga. La candidatura principalmente valora la protección de tres especies que habitan en el lugar: cormorán cuello negro, cormorán gris y gaviota gris. También habitan el área otros cormoranes y unas 15 especies de aves marinas y marino-costeras más, como la paloma antártica, gaviota cocinera, tres especies de gaviotines, petrel gigante y las tres especies de ostreros.
En la Reserva Asociada Cañadón del Duraznillo se han registrado 10 especies de mamíferos, 36 especies de aves terrestres y 11 especies de reptiles. En una visita es posible ver guanacos, choiques, pumas, zorros, maras, peludos, zorrinos, águilas, martinetas, calandrias, halcones, entre otros.
El último relevamiento de flora del área registró 87 especies de las cuales 80 son nativas -tres endémicas del sur de Chubut y Santa Cruz- y siete exóticas. En lo alto de los cerros fue registrada la presencia de Nassauvia pentacaenoides, una especie vegetal que forma un cojín que se creía exclusiva de las altas montañas de la cordillera de la provincia. La presencia de ésta y otras especies endémicas fortalece el valor de conservación de Monte Loayza.