“Un museo, que es historia viva, en el que uno siente lo que pasó hace 100 años”, expreso el magister, hijo del escritor Osvaldo Bayer, quien viajó desde Alemania para participar en el acto conmemorativo, homenajeando las luchas de los trabajadores de las huelgas patagónicas de 1920 y 1921.
En el gimnasio, donde se realizó el acto conmemorativo, el periodista Esteban Bayer realizó algunas observaciones y reflexiones, tanto sobre las huelgas, como el rol de su padre, y la ceremonia actual: “Imposible resumirlo en pocas palabras, me llevo sensaciones muy profundas, muy emotivo el acto inauguración, emotivo porque de pronto uno sintió que los peones fusilados estaban presentes. Se les estaba rindiendo un homenaje y yo sentí que esos peones nos estaban mirando.

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Es también muy emotivo ver como la localidad de Jaramillo en Santa Cruz tiene tan presentes a esos luchadores, que dieron su vida por derechos mínimos que los poderosos les negaban”.
Más específicamente sobre Osvaldo Bayer aseveró: “Y por otro lado un orgullo, que siento por el reconocimiento al trabajo de mi padre, a Don Osvaldo. Un reconocimiento a su trabajo, a su compromiso político, a su ética de historiador, a su militancia, de las calles, de las plazas y de las escuelas, una militancia dónde él siempre apoyó a todos los que están dispuestos a luchar por una sociedad más justa. Entonces, esos elementos fueron determinantes hoy. Y ver como un museo es mucho más que un depósito de objetos, sino que es historia viva, que uno siente, en esa estación antigua, lo que pasó hace 100 años acá”.

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Sobre el vínculo de las huelgas patagónicas y el presente, observó: “Nos enseñan muchas cosas, que uno no puede olvidarse de hechos tan graves y tan trágicos, y tan sangrientos. También, que fueron obra de los poderosos, de los terratenientes, de los dueños de la tierra, los estancieros, la sociedad rural, en complicidad con el gobierno y las instituciones de la sociedad, porque no hubo una sola institución que reclamaba por los derechos de los huelguistas. Entonces, es un gesto de dignidad este sitio de la memoria, que rescata del olvido, a esos 1500 obreros fusilados.