Las agresiones y el hostigamiento verbal y físico entre alumnos, es un fenómeno que parece haberse salido de control y está afectando a cientos de niñas y niños santacruceños.
Problemas de obesidad, rasgos físicos distintivos, personalidades menos sociables o timidez, dificultades de aprendizaje, e incluso situación económica: Esta es sólo una enumeración de aspectos y situaciones que son usados para el blanco de bromas y hasta “ataques físicos” que en la actualidad definimos con “bullying”, el fenómeno que está en crecimiento en las aulas y patios de las escuelas santacruceñas.
Un sobrevuelo por redes sociales nos muestra los más diversos y crueles ataques que sufren cientos de chicas y chicos santacruceños dentro de las instituciones que en teoría están destinadas a la educación y formación de futuros ciudadanos.
Alumnos que rechazan volver al colegio, afectados psicológicamente y físicamente; casos humillantes que los marcarán para toda la vida, bajo la mirada impotente de adultos que se ven imposibilitados de tratar el fenómeno, ya sea por falta de herramientas pedagógicas, desconocimiento y hasta desidia.
La realidad de la niñez santacruceña “duele” ya que a la falta de un sistema educativo competente se le suma la ausencia de contención profesional para aquellas víctimas de estos crueles ataques.
Pese a que las autoridades intentan esgrimir argumentos que los liberen de responsabilidad, aduciendo que es una cuestión relacionada a una sociedad más violenta, el impacto de internet y los “influencer” de la red, o la falta de acompañamiento intrafamiliar – el viejo argumento de culpar al otro- lo cierto es que el abordaje en las escuelas del tema bullying es un fracaso.
En busca de respuestas
Recientemente salieron a la luz varios casos “aberrantes” de hostigamiento constante a menores de edad, por parte de otros menores (¿compañeros?) de escuela, en donde madres denunciaban no solo los ataques, sino también la “inacción” de las instituciones
En algunos casos, estos “acosos” no eran simples palabras descalificadora, agraviantes y denigrantes, sino que se llegó a verificar “ensañamiento físico” que incluyeron corte de cabello y maltratos humillantes.
Frente a esta creciente violencia en un ámbito determinado, Mas Prensa Semanal, buscó la palabra profesional para abordar el tema.
“En la definición entre ser y tener está claramente el núcleo del bullying”, definió el Psicólogo Bartolomé Ramirrez (MP 117 – MN 48332).
La palabra bullying en inglés, viene de burla, de hacerle algo a otro. En Latinoamérica le llamamos Acoso.
El sentido de este informe, excede la denuncia y el testimonio de las víctimas y busca encontrar entre todos, una respuesta “positiva” a la problemática crece.
El objetivo de este artículo, no es exponer a las víctimas y de este modo re victimizarlas, sino que pretende encontrar respuestas.
Maltrato entre “pares”
Mediáticamente se vienen dando a conocer diferentes episodios de “acoso escolar”. El acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso.
Un niño puede “acosar” a otro niño o un joven a otro joven; y a la vista está que esto se da en un plano concreto es decir que el accionar es verificable y se puede calificar como “ataque, o agresión”.
En Chile se lo denomina como Hostigamiento Escolar u Hostigamiento Psicológico. Y los casos específicamente pasan en la escuela, donde mas tiempo están los niños o jóvenes juntos.
En este sentido, el psicólogo Bartolomé Ramírez analizó que “hay un bullying muy directo y concreto que define los defectos del otro de una manera sin vueltas, y se refuerza por parte del acosador que arremete y elige hostigar por un defecto físico, por las habilidades, por todo lo que esté fuera de la norma convencional, y esos niños suelen recibir este acoso, esta burla de una o varias personas, pero no de todos”.
Ramírez indicó que lo que se da en juego del agresor y arremete se ve una definición de poder. “Es en esta instancia de que son víctimas los niños o jóvenes que no cubren valores estéticos, valores convencionales tan rígidos en la sociedad actual y que han generado hasta trastornos alimenticios”, y agregó: “Todo tiene origen en aspectos socioculturales, en aspectos políticos, en la relación entre las personas”.
El acoso en la escuela es más evidente, porque entre niños el mensaje es concreto y directo, mientras que en la vida de los adultos el hostigamiento se da de manera indirecta.
“Siempre hay definido vínculos de poder, por ejemplo: yo tengo mas que vos, soy mas alto que vos, etc. No hay que interpretar mucho más de lo que se ve claramente en la convivencia y relaciones humanas; y si nosotros trasladamos estas definiciones concretas, la agresión física, psicológica es muy directa”, dijo el profesional de la salud. Y dejó en claro y de manera preocupante que las consecuencias que genera el acoso son muy graves; es decir, afectan muchísimo a la vida de esas personas, en su desarrollo integral, porque la sociedad sigue reforzando eso de manera indirecta.
Cuestión de “Poder”
El poder es controlar, dominar, agredir.
Dentro del fenómeno humano del capitalismo donde vivimos en este mundo uniformal, lamentablemente estos fenómenos existen y se dan.
Entre las características del bullying o acoso en un niño o joven por parte de otro que manifiesta hostigamiento se hace en lugares donde nadie los ve, pero últimamente hubo un estallido de situaciones en donde no importa quien esté, o dónde; por ejemplo en las aulas frente a docentes y alumnos. No importa nada y la acción violenta se descarga sin filtro.
“Estaríamos frente a un trastorno de conducta, de violencia, pero la idea es que la escuela pueda tomar las medidas correspondientes”, indicó Ramírez.
En cuanto a la consulta sobre la posición de la escuela frente a esta ola de hostigamiento, dado los últimos casos conocidos a través de videos que se hicieron virales en redes sociales y en la televisión, Ramirez salvaguardó la posición institucional educativa y manifestó: “a la escuela se le da todo y ya está cansada de eso porque debe lidiar con todo lo que sucede en la sociedad. Con los chicos que no tienen control, con el estímulo en los estudios, las adicciones, el bullying. Le suman problemas cuando en realidad hay que analizar la escasa participación de los padres en el colegio”, ejemplificó.
Salud mental
En este marco de análisis en lo personal e institucional, Ramírez no dejó de lado la situación que ocupa el cuidado de la salud mental en la sociedad.
“Un elemento interesante del que hay que hablar en el mundo unipolar es que existe también la no visibilización de los problemas de salud mental. En el mundo se habla de estos problemas, pero son muy pocas las instituciones que terminan tomando este tema como mas serio y ponerlos sobre la mesa y ver que hacemos”, manifestó y ejemplificó: “Actualmente ante una situación de hostigamiento en la escuela, se cita y se conversa con los padres con el niño agredido o del agresor, en una instancia convencional se les dice que se debe hacer un tratamiento psicológico. Preguntemos cuánto pagan las obras sociales un tratamiento psicológico a los profesionales; y ante ello se evidencia porqué se debe pagar una consulta particular para recibir dicho tratamiento” y siguió: “Al cobrar particular, hay padres que no tienen para pagarlo y deben ir al hospital público donde, ante la demanda y los pocos profesionales contratados no se consigue turno”.
Por ello destacó que debe aplicarse la Ley de Políticas Públicas, que se trabaje en cooperación con las escuelas; que haya una relación interinstitucional. Desde el hospital publico, la escuela, los sectores productivos, para trabajar de manera conjunta, para colaborar todo el tiempo, y no solo cuando hay casos que son reactivos y salen en los medios.
Prevención
Se trata de implementar políticas públicas específicas de salud mental, de relación interministerial con acciones que ayuden. “Un niño que sufre acoso, sufre, y tiene una vida tormentosa”, alertó el profesional y subrayó como síntomas a tener en cuenta por los padres o adultos responsables que al ser amenazados, muchas veces, por sus agresores o agresor, no hablan, no lo cuentan o tardan en contarlo.
El niño evidencia el sufrimiento psicológico integral de lo que le pasa, cuando tiene síntomas de tristeza, de poco rendimiento escolar, con trastorno del sueño, está en alerta, se siente amenazado, no quiere salir a jugar, o no quiere compartir.
Los adultos tenemos que saber que es un tema muy delicado y tenemos que tratar de buscar los medios, porque el hostigamiento se produce, pero debemos tener las herramientas para intervenir”, puntualizó.
La familia debe involucrarse
Evidentemente el hostigamiento nace desde una conducta motivada, construida en algún lugar: en la casa.
Pero en momentos en donde el rol de la familia se ve des dibujado, y las cuestiones socio-económicas y culturales impactan directamente en los roles antes bien definidos en la estructura familiar, los “adultos de la casa” deben asumir su responsabilidad para enfrentar el fenómeno de bullying.
E hostigamiento en la escuela es un tema que de alguna manera nos muestra una nube de los fenómenos sociales o socioculturales que producen “las desigualdades”. La regla pareciera que para “ser” hay que “tener” (bienes-posición social-reconocimiento público). “Hay que tener y luego ser. En esta definición entre ser y tener está claramente el núcleo del bullying”, cerró el Psicólogo Bartolomé Ramirez.
Frente a esta tendencia, donde el canon de “belleza y éxito” parece inalcanzables y niños y jóvenes se ven presionados socialmente para llega a esos parámetros, es indispensable que las familias se involucren y acompañen a sus integrantes más vulnerables para infundir valores como el “respeto a si mismo y a los demás”, y la empatía con aquellos que se ven “disminuidos” socialmente. Es aquí donde podemos actuar de manera efectiva y comenzar a trabajar para eliminar estos comportamientos nocivos que afectan a cientos de niños.