Corresponsal Internacional
Un año después, localidades de Alemania y Bélgica siguen luchando por recuperarse de las devastadoras inundaciones. El aniversario de la catástrofe que se cobró 230 vidas se ha celebrado con ceremonias solemnes en ambos países. Un momento de reflexión y recuerdo. Pero para algunos, también hay rabia y frustración.
“Se puede ver, como aquí detrás de mí, que desde hace un año, apenas se ha hecho algo. O aquí, en la iglesia protestante, no son capaces de reparar el reloj de la iglesia. De alguna manera, falta dinero”, dice Uwe Schirmeister, pensionista y residente de la localidad alemana de Gemünd.
Con una potencia y velocidad catastróficas, las aguas torrenciales arrasaron ciudades y pueblos a ambos lados de la frontera.
En Bélgica, la conmemoración fue encabezada por los Reyes Felipe y Matilde, que se reunieron con los supervivientes y los familiares de las víctimas.
El primer ministro belga, Alexander De Croo, habló de los avances en el esfuerzo de reconstrucción.
“En general, he escuchado a la gente decir “sí, nos enfrentamos a algo difícil, algo que nadie esperaba”. Pero ha habido mucha solidaridad y la reconstrucción va por buen camino”, expresó De Croo**.**
Pero esa no es una opinión compartida por todos los habitantes de la zona.
“Hay mucha gente que no tiene ayuda, que está ahí y no sabe qué hacer. Todavía no pueden volver a su casa”, asegura por su parte Monique Koch, residente de la provincia neerlandesa de Limburgo.
La devastación se desarrolló en cuestión de horas en la noche del 14 de julio de 2021, dejando poco tiempo para avisar o evacuar.