Karin Silvina Hiebaum – International Press
En mayor o menor medida, todos en algún momento nos hemos quedado atrapados en un tiempo inexistente. Por ejemplo, cuando estamos trabajando y fantaseamos con las vacaciones o cuando estas llegan pero seguimos preocupados por los proyectos que dejamos pendientes en la oficina. También suele pasar cuando decidimos ver una película o salir a correr para relajarnos pero en vez de disfrutar del ahora, seguimos pensando en los problemas que debemos solucionar.
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De esta forma, pasamos gran parte de nuestra vida entre el pasado y el futuro, perdiéndonos lo único que realmente tenemos: el presente. De hecho, llenamos el presente con culpas y remordimientos provenientes del pasado, a los cuales les añadimos la incertidumbre y las preocupaciones del futuro, por lo que no es extraño que este peligroso cóctel molotov termine generando grandes dosis de angustia, ansiedad e insatisfacción.
Mindfulness: El camino para vivir plenamente
Vivir en el presente no solo significa dejar de pensar en el pasado o el futuro, sino también aprender a disfrutar del aquí y ahora, ser plenamente conscientes. Cuando nos concentramos en cada detalle, por ínfimo que nos pueda parecer, aprendemos a disfrutar de las situaciones, nos implicamos en cuerpo y alma e incluso cambia nuestra percepción del mundo que nos rodea. La práctica del mindfulness es un camino para alcanzar este estado de conciencia plena del momento presente.
En Psicología el término mindfulness se utiliza para referirse a una cualidad de nuestra mente que implica estar plenamente presentes en un instante determinado, como si no importara nada más fuera de ese momento. No obstante, se trata de una práctica milenaria que tiene sus raíces en la filosofía budista y que se enfoca en la experiencia como una fuente inagotable de conocimiento.
De esta manera nos liberamos del lastre que representan algunas experiencias del pasado y dejamos de preocuparnos por lo que nos deparará el futuro. Así podemos disfrutar plenamente del presente y reducir el estrés, las tensiones cotidianas, la impulsividad y los problemas de atención, memoria y concentración. A través del mindfulness logramos un estado de relajación y bienestar que se refleja positivamente en todas las facetas de nuestra vida e incrementa nuestra autoconfianza y auto-rrealización.
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¿Cómo aprender a vivir en el presente?
Acepta todo lo que llega a tu vida. Uno de los principales principios del mindfulness implica centrarse en el momento actual, sin realizar valoraciones ni emitir juicios sobre lo que sucede. Se trata de aceptar las experiencias tal y como llegan, sin ponerles una etiqueta positiva o negativa, de vivir el ahora. Por ejemplo, en vez de calificar una situación como triste, dolorosa o excitante, simplemente debes centrarte en lo que estás viviendo, aunque no te resulte agradable. Cuando aceptamos las emociones “negativas”, estas pierden parte de su influjo y de su poder sobre nosotros. No olvides que en realidad, la mayoría de las situaciones no son positivas ni negativas, son tus expectativas, experiencias y percepciones las que inclinan la balanza en uno u otro sentido.
Reflexiona y luego actúa. Después de haber experimentado la parte emocional de la experiencia, ha llegado el momento de centrarse en la interpretación. Detente un momento a pensar en lo que has sentido y por qué, analiza si necesitas cambiar algo y si realmente vale la pena. Si es así, ¿qué piensas hacer al respecto? ¿Cómo vas actuar? Antes de dar el siguiente paso, conecta con tus necesidades y objetivos en la vida, recuerda que la impulsividad nunca es buena consejera.
Renuncia al control. La tendencia a controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor se transforma en una fuente constante de tensión y estrés. Por eso, si quieres vivir plenamente el presente, es importante que asumas que existen muchas situaciones que se escapan a tu control, sobre las cuales tienes muy poca influencia. Debes dejar que las circunstancias fluyan, así adoptarás una actitud más relajada que te permitirá estar abierto a las oportunidades que se presenten.
Saborea cada instante. A veces comparamos las sensaciones que estamos viviendo con las que hemos experimentado en el pasado o con las que podríamos experimentar en el futuro. Sin embargo, esa tendencia a comparar hace que el presente se nos escape, no logramos disfrutarlo. Por eso, es esencial que recuerdes que cada momento es único, vívelo como si fuera el primero y el último. También es recomendable que realices solo una tarea a la vez y que le dediques todo el tiempo que necesites. La clave para saborear cada instante consiste en hacer menos pero disfrutando más.
Deshazte de las ideas preconcebidas. Los prejuicios son una de las principales barreras que nos impiden disfrutar del presente porque nos hacen enfrentar las situaciones asumiendo patrones de respuestas preconcebidos que no le dejan espacio a la espontaneidad. Por eso, vivir el presente también implica abrirse a nuevas experiencias que estén verdaderamente en sintonía con tus necesidades y deseos. De hecho, te sorprenderá descubrir que con la práctica del mindfulness, esas actividades que antes te parecían rutinarias y carentes de belleza, comienzan a mostrar una faceta mucho más agradable, hasta ahora desconocida.
Carpe diem. Esta locución romana que significa “Aprovecha el momento”, nos recuerda lo efímero de la vida y la necesidad de aprovechar cada día, cada momento, vivir el presente y darle vida a nuestros días, sabiendo que nuestras vidas tienen los días contados.
Espero que estos consejos te ayuden a vivir más plenamente. Ya sabes, vive el presente, ¡la vida es demasiado corta para no hacerlo!