Karin Silvina Hiebaum – International Press
Estudios de psicología revelan la importancia de una comunicación constante y de calidad con nuestros hijos para promover su éxito en el futuro
El vínculo entre una madre y un hijo es uno de los lazos más poderosos que se pueden tener. Desde pequeños nos acunan, nos abrazan, nos besan y nos quieren. A medida que vamos creciendo nos enseñan, junto a los padres, a caminar, hablar y hacer muchas de las cosas que sabemos. Pero, ¿puede la relación con nuestras madres influir en nuestras capacidades intelectuales y emocionales?
La respuesta parece ser sí. La manera que tenemos de conversar con los hijos es crucial para que desarrollen, desde edades muy tempranas, sus habilidades de comunicación y comprensión de las cosas.
Esto es lo que indica un estudio llevado a cabo por expertos de las universidades de Utah, Minnesota e Illinois, que explica lo significativo de la interacción materno-filial durante los primeros años de vida para la futura competencia social y académica del niño hasta los 32 años de edad.
La investigación recalca la importancia de la educación temprana por parte de los padres en el lenguaje a sus hijos. Establecer unas rutinas de comunicación duraderas y, siendo constantes en el tiempo, predice las habilidades sociales y los logros académicos que obtendrán en el futuro. ¿Cómo podemos hacerlo?
Habla con tu hijo a menudo
La sensibilidad materna, entendida como la habilidad de la madre para interpretar todas las señales de su hijo y una comunicación verbal adecuada y continuada resulta crucial para el desarrollo de sus habilidades cognitivas y del lenguaje.
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Los hijos de madres habladoras, con riqueza de vocabulario, tienden a hablar más en comparación con otros niños que escuchan menos palabras, como recoge la reconocida psicóloga estadounidense Kathleen Stassen en su libro Psicología del desarrollo: infancia y adolescencia.
La investigación apunta, además, que las relaciones entre padres e hijos tienen que ser lo más positivas posible y que se debe establecer un hábito de cercanía con ellos. De esta forma, los niños serán más propensos a aprender destrezas relacionadas con el trabajo como la comunicación eficaz, la resolución de conflictos y la confianza suficiente como para explorar diversas opciones de una carrera profesional.
Lo importante no radica en la cantidad, sino en la calidad. Otro estudio realizado en el 2007 por expertos en psicología educativa apunta que el hecho de que las madres recuerden constantemente a sus hijos acontecimientos pasados -por ejemplo, lo que hicieron el día anterior- mejora el uso de la memoria y consigue que interioricen mejor los recuerdos en el tiempo.
Potencia sus relaciones afectivas
No solo la calidad en la interacción con los hijos determina, en cierta forma, su éxito profesional, sino que la comunicación emocional también es imprescindible para que establezcan buenas bases en sus relaciones íntimas futuras con los demás.
La revista The Journal of Psychology ha publicado recientemente un estudio que apunta que los niños aprenden a tener relaciones más o menos estrechas mediante la observación y la interacción con sus padres. Además, sugiere que la calidad de la relación impactará de manera significativa en las expectativas que los niños tengan en sus relaciones con otras personas.
La conclusión de esta investigación hizo hincapié en la importancia de las características propias de cada familia y la manera en la que se relacionan entre todos los miembros. Las formas de interacción tenderán a mantenerse en el futuro y tendrán un efecto duradero en la manera de relacionarse los niños, ya adultos, con sus futuras parejas o amistades más íntimas.