Karin Silvina Hiebaum – International Press

Vacaciones reales
Se supone que las vacaciones son el momento de desconectarse, relajarse y recargar energía. Idealmente, cuando regreses al trabajo, deseas sentirte renovado/a, descansado/a y más productivo/a.
Desafortunadamente, a veces no siempre funciona de esa manera. O no todo el mundo puede tener unas vacaciones así. Es posible que tengas toda la intención de ir a la playa de vacaciones y, a pesar de tu mejor disposición, resulta que el estrés se acumula en la empresa.
Poniendo algunos ejemplos claros de esta situación, tal vez perdiste inesperadamente a un cliente importante o te dicen que la empresa podría estar reestructurándose y que hay posibles despidos en proceso. ¿Cómo disfrutas de tu merecido descanso sin caer en picado y volviendo incluso más estresado que cuando te fuiste?
Tener expectativas realistas
Existe la idea errónea de que cuando nos vamos de vacaciones deberíamos ser capaces de “tener todo cuadriculado”. Esta idea, junto con las tendencias de desenchufar y desintoxicación digital, crea las expectativas que pueden ser imposibles de cumplir.
Por supuesto, puedes informarles a tus colegas y clientes que planeas estar fuera de red, pero aún pueden encontrar tu número de móvil y llamarte por razones que no sean de emergencia. Si estás a cargo de un departamento en tu empresa, es natural que te preocupes por perder un cliente importante, y no deberías criticarte por sentirte así.
Unas vacaciones tampoco solo son reconstituyentes si no tienes trabajo, ya que, para empezar, esta idea es incompatible con las realidades de la vida moderna. Si la idea de no tratar con un problema apremiante hasta después de tus vacaciones te pone ansioso/a, por ejemplo, no hay nada de malo en dedicar un tiempo durante tus vacaciones para hacerle frente. Y si odias la idea de volver a una montaña de trabajo, quizás puedas programar una o dos horas al día para progresar en ese trabajo.
Cuanto más aceptes tu realidad, dicen los expertos, más fácil es tomar una decisión caso por caso que sea adecuada para ti.
Ser honesto sobre lo que es importante para ti

Podría parecer extraño pensar que hay personas que aman sus trabajos y disfrutan más de sus vacaciones si realizan algún trabajo en vacaciones, en lugar de desconectarse por completo.
Desde la psicología nos dicen que la expectativa de que solo lo estás haciendo bien cuando dejas de trabajar por completo puede causar ansiedad, estrés y sentimientos de culpa. Por eso que, antes de tomar tus vacaciones, ten una conversación sincera sobre lo que te haría más feliz en general, en lugar de lo que todos los demás te digan que te hará feliz.
Dejando a un lado el trabajo, también está la importancia de planificar tus vacaciones para que estés lleno de actividades y salidas que disfrutes, en lugar de las cosas que crees que deberías hacer. Algunas personas hacen cosas que creen que deberían disfrutar, pero que en realidad no disfrutan. Por ejemplo, tal vez tu idea de relajación sea disfrutar de largas cenas, y no tienes absolutamente ningún interés en ir a museos y monumentos. Pues no vayas. De lo contrario, se convierte en una lista y casilla de tareas y está agregando una fuente innecesaria de estrés.
Aprende a observar el razonamiento y los sentimientos
No siempre se puede ayudar cuando aparecen malos sentimientos y, en esas situaciones, lo mejor es aplicar buenas y antiguas técnicas de atención plena. En lugar de tratar de alejarlos, obsérvalos y mira a dónde llevan esos pensamientos. Si comienzas a pensar en los peores escenarios (o tus pensamientos simplemente te llevan a lugares a los que realmente no quieres ir), pregúntate: “Esta situación es la que es, tengo la opción de estar feliz o tengo la opción de estar amargado/a”.
Por ejemplo, si estás molesto/a por algo que tu compañero de trabajo dijo la semana pasada, puedes elegir enfocar tu energía en pensar sobre eso o redirigir tu enfoque a otra cosa, como el sabor de tu café de la mañana.
Si eso no funciona, puedes probar una técnica cognitiva que algunos expertos denominan “peor, mejor, realista”. Requiere que te preguntes: ¿qué es lo peor que podría pasar, qué es lo mejor que podría pasar y cuál es lo más realista?
Saborea las cosas pequeñas

Si ninguno de estos métodos funciona, los expertos sugieren centrar tu atención en las cosas pequeñas, ya sea que estés sentado afuera y prestando atención a los sonidos de pájaros o centrándote en el olor y el sabor de tu comida. Esta práctica entrena tu mente para redirigir tus pensamientos al presente.

Al final, unas vacaciones reconstituyentes son aquellas en las que comprendes y aceptas tus realidades, y tomas decisiones de acuerdo con esas circunstancias.
Puede ser diferente de unas vacaciones a las siguientes. A veces necesitas un tiempo ininterrumpido. Otras veces, el estrés de la vida moderna puede hacer que desconectar sea más estresante de lo que vale la pena.
Vivir el momento presente y aceptar la experiencia tal y como es.